Alguien va a tener una mala semana en el equipo de asesores del primer ministro ruso, Vladimir Putin. El viernes se le organizó un acto para demostrar el poderío de la ciencia rusa, a la que Putin va a terminar cogiendo manía. Tras varios fracasos seguidos de su programa espacial, ahora se descubre que el agua que le entregó en su despacho el ministro de de Recursos Naturales, Yuri Trutnev, no es lo que parecía. No es del anhelado lago Vostok, sino del hielo que lo recubre.
El responsable de la expedición rusa, Valery Lukin, confirmó en una entrevista que las únicas muestras que tomaron provenían de una de las últimas capas del glaciar de casi 4 kilómetros de profundidad que cubre el Vostok, sellado por ese témpano. Según explica Lukin, a 3.766 metros de profundidad, consigueron recuperar algo de agua de una pequeña balsa del carámbano. "Fue ese agua la que le entregamos al ministro Trutnev en la estación Vostok", aseguró Lukin a Interfax, "unas pocas horas antes de que se lograra la penetración".
Sin embargo, el matraz con agua amarillenta que el ministro le entregó a Putin llevaba una placa con una inscripción muy clara: "Lago Vostok, más de un millón de años de antigüedad, profundidad 3.769 metros, 5 de febrero de 2011, Antártida". En realidad, ese agua es bastante más joven, unos tres metros más superficial y recogida el día 4.
En la entrevista, Lukin reconoce que han sufrido importantes presiones desde Moscú para asegurarse la victoria en esta carrera antártica. Otros dos equipos, uno británico y otro de EEUU, tienen previsto aterrizar allí en noviembre para perforar otros dos lagos primitivos. "Hace tiempo libramos una carrera para llevar un vuelo tripulado a la Luna entre la Unión Soviética y Estados Unidos, y ganaron ellos. Y aquí hemos ganado nosotros", compara Lukin.
El científico ruso admite que no podrán tomar muestras hasta finales de año, que no serán analizadas hasta bien entrado el año 2013. En cambio, las expediciones rivales cuentan con el material necesario para examinar in situ las muestras según las vayan extrayendo. De este modo, los rusos habrían ganado la carrera, pero no el prestigio científico de explicar antes qué es lo que hay en esos lagos, que supuestamente albergan lo más parecido a la vida que se pudiera encontrar en planetas helados como Europa, una luna de Júpiter.
El profesor de la Universidad de Montana, John Priscu, miembro del equipo de EEUU y en permanente contacto con la misión rusa, admite que el asunto le supera: "No tengo ni idea de dónde se recogió exactamente el agua. Si era de una bolsa de agua por encima del lago, también sería agua de origen muy antiguo que se había infiltrado hacia el hielo sobre el lago". Y reconoce: "Soy un científico y esta historia va más allá de la ciencia".
No es la primera vez que Putin se hace una foto un tanto peculiar con un descubrimiento científico. El verano pasado, el propio primer ministro se sumergió en el Golfo deTaman para encontrar y extraer, con sus propias manos, dos ánforas del siglo VI a.c. Más tarde, Moscú reconoció que todo fue un montaje organizado para Putin y que las ánforas habían sido descubiertas semanas atrás.
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