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2011/12/05

Moscú, tenemos un problema

Marte ha vuelto a doblar a Rusia, pero no a rendirla. Los responsables de la misión Fobos Grunt, el último intento del país por alcanzar el planeta rojo y traer de vuelta un puñado de tierra de su luna, Fobos, siguen intentando rescatar la nave a la desesperada.
Desde su lanzamiento, el 8 de noviembre, la sonda quedó orbitando la Tierra debido a un fallo en la última etapa del cohete. A pesar de la colaboración de la Agencia Espacial Europea (ESA), hasta ahora ha sido imposible comunicarse con la nave el tiempo suficiente como para redirigirla a Marte. La situación es tan desesperada que Europa se ha dado por vencida y abandonó el viernes sus intentos de comunicación desde su red de seguimiento terrestre. Rusia seguirá intentando enviar comandos al ordenador de abordo para que Fobos-Grunt encienda los propulsores y se eleve.
La amargura para Rusia es doble. Si no salva su nave, esta será la decimoquinta misión a Marte que fracasa desde el lanzamiento de la primera sonda soviética al planeta rojo, en 1960. EEUU, que atesora diez fiascos menos y muchas más victorias en Marte, lanzó con éxito el pasado 25 de noviembre al Curiosity, un robot todoterreno de una tonelada que llegará a su destino en verano de 2012.

Los tiempos de Stalin

El fracaso de la Fobos-Grunt ha molestado mucho a la élite política rusa, que ve peligrar su prestigio como potencia espacial. La semana pasada, el presidente ruso, Dimitri Medvédev, trajo a colación al mismísimo Stalin para advertir a los responsables del fracaso de que no se irán de rositas.
"Los fallos son un duro golpe para nuestra competitividad", dijo en declaraciones televisivas recogidas por Reuters. "Necesitamos llevar a cabo una revisión detallada y castigar a los culpables. No sugiero que les pongamos contra el muro como en tiempos de Josef Visarionovich [Stalin] pero sí castigarlos seriamente con una multa económica o, si la falta es obvia, tomar medidas disciplinarias o incluso penales", aseguró Medvedev.
El de la Fobos-Grunt es el último en una preocupante lista de fiascos. En menos de un año han fracasado cuatro misiones espaciales estratégicas, incluida la puesta en órbita de tres satélites del sistema de posicionamiento Glonass con el que Rusia quiere independizarse del GPS de EEUU.
Un mes después de aquel fiasco, en diciembre de 2010, el país perdió otro satélite estratégico. El verano siguiente cayó un cohete Soyuz no tripulado que llevaba provisiones a la Estación Espacial Internacional (ISS). El accidente obligó a suspender las misiones tripuladas a la ISS hasta que se esclareciesen las causas del accidente. Tras la retirada de los transbordadores espaciales de EEUU este año, los Soyuz son el único medio para llevar astronautas al espacio. El fallo ruso amenazaba con que la ISS se quedase sin tripulantes, algo inaudito desde que se inauguró en 1998.
Los fallos en Roscosmos apearon de su cargo este año a Anatoli Perminov, presidente de la agencia, según fuentes oficiosas. Las oficiales decían que se trataba de una simple jubilación. El fallo de la Fobos- Grunt y las declaraciones de Medvédev presagian una nueva tormenta que, sin embargo, podría tardar mucho tiempo en llegar. "Pasarán años hasta que se sepa qué ha sucedido", asegura Héctor Guerrero, del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial.

Fracaso anunciado

Si algo conserva Roscosmos de la etapa comunista es su hermetismo. La agencia apenas ha aportado detalles sobre qué está intentando hacer para rescatar la Fobos y si los intentos de activar su ordenador han funcionado.
Desde antes del lanzamiento hubo rumores de que la misión no estaba preparada. De hecho estaba prevista para 2009, pero se pospuso por problemas técnicos. En esta nueva ocasión también surgieron alertas de que el artefacto no estaba listo para el despegue y, de forma anónima, algunos ingenieros reconocían que los programas informáticos que gobiernan el control de la nave desde tierra "sólo eran fiables en un 10%".
En esta ocasión la presión política pudo más, el lanzamiento se forzó y el posible fracaso de la misión se hizo realidad. De hecho, es así como deben hacerse las cosas, en la opinión de los mandamases del programa espacial ruso, opina el periodista Anatoly Zak, editor de Russian Space Web. "Es una paradoja heredada de la URSS, por la que a veces es más peligroso para los responsables del programa espacial declarar que la nave no está preparada para lanzarse que dejar que falle en el espacio", explica. "Admitir problemas antes del lanzamiento sería un suicidio, mientras que los problemas en órbita siempre pueden achacarse a factores externos", añade.
Desde el fallo del 8 de noviembre, Rusia ha intentado localizar su nave a la deriva gracias a su red de estaciones de seguimiento y comunicarse con ella. Heredada de tiempos soviéticos, su conjunto de antenas no cubren todo el globo, por lo que el país necesitó la ayuda de otros socios. La Agencia Espacial Europea puso a su servicio su red de seguimiento Estrack, con nueve antenas, incluida la del centro de seguimiento de Maspalomas, en Gran Canaria. Esta semana, la ESA instaló allí una antena supletoria de casi dos metros sobre el plato de su antena grande, de 15 metros de diámetro. El objetivo era comunicarse con la sonda rusa durante unos minutos tal y como había logrado el 22 y el 23 de noviembre una antena similar que la ESA tiene en Perth (Australia). "Se ha improvisado mucho", explica a este diario Rafael Fernández, subdirector de la estación de Maspalomas, que ve con escepticismo el esfuerzo de la ESA. "Contactar no es ni fácil ni rápido. Yo había dado la misión por muerta", reconoce.
El viernes, tras más de tres semanas de colaboración con Rusia, los responsables de Estrack dieron su brazo a torcer y decidieron abandonar los intentos de comunicarse con la nave. "Hemos agotado las posibilidades técnicas", dijo un portavoz de la ESA que aseguró que llegar a Marte ya es imposible.
Actualmente, la Fobos-Grunt orbita a una altura de entre 200 y 340 kilómetros. Si continúa así, la gravedad hará que caiga a la tierra en unos dos meses. Lo único que pueden intentar ahora los rusos es lograr enviar un comando a la sonda para que eleve su órbita y retrasar así su caída.
La caída de la sonda es un serio problema para Rusia. La nave lleva más de siete toneladas de hidrazina, un combustible explosivo e inflamable que puede suponer una seria amenaza si cae en zonas habitadas. En 2006, EEUU derribó con un misil su propio satélite USA 193 para evitar que la hidrazina que llevaba causase daños.

Millones en juego

Tanto Roscosmos como la NASA y la ESA realizarán estudios para determinar qué partes de la nave sobrevivirán a la reentrada en la atmósfera y si los tanques de combustible suponen un riesgo inasumible, explica la ESA.
Rusia también afronta perder los 130 millones de euros que dice que ha costado la misión. "Me extrañaría que estuviese asegurada, ya que las misiones científicas, incluidas las de la NASA, no lo están", explica Fernández. Las pérdidas quizá sean incluso mayores, ya que el coste oficial de la misión podría estar reducido artificialmente. "Aunque su mano de obra es más barata, no creo que se pueda llegar a Marte por menos de 500 millones", explica un experto del sector espacial español.
¿Es este nuevo fracaso el signo de un declive ruso en el espacio? "No sé si llamarlo declive ruso pero desde luego les deja en mal lugar", opina Felipe Gómez, del Centro de Astrobiología de Madrid. "No creo que los últimos fracasos frenen a Rusia", explica Guerrero . "Es el país que más artefactos lanza y da la casualidad que los fallos se han juntado ahora, pero su capacidad de lanzamiento es la más poderosa del mundo y lo seguirá siendo durante muchos años", añade el experto.

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