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2011/12/26

Inmortalizar a un dictador

Si usted viaja hoy al Valle de los Caídos, entra en la cripta, franquea el crucifijo de madera de enebro, levanta la losa de granito de 1,5 toneladas y abre la tapa del ataúd en el que se halla Francisco Franco desde 1975, posiblemente se encontrará con el dictador fresco y lozano. Como si estuviera a punto de arrancar un discurso: "Españoles...".
El caudillo fue embalsamado durante cinco horas por cuatro médicos, entre ellos Antonio Haro Espín, que dirigió el Instituto Anatómico Forense de Madrid. Franco, el cantante Bing Crosby, que murió en Alcobendas de un infarto jugando al golf, y el actor Tyrone Power, que también falleció en Madrid, fueron embalsamados por la misma persona: Haro Espín. "Si lo hizo bien, el cuerpo de Franco tiene que estar preservado. Como mucho presentará cierta desfiguración, porque siempre se pierden algunos rasgos por la deshidratación", explica el médico forense Francisco Etxeberria, de la Universidad del País Vasco.

El último dictador en sumarse a la lista de tiranos embalsamados, en la que figuran, además de Franco, Stalin, Mao Zedong y Ho Chi Minh, es el norcoreano Kim Jong-il, fallecido el 17 de diciembre y expuesto ahora en una urna de cristal en un mausoleo en Pyonyang. En el país más hermético del mundo, todavía no ha trascendido si se procederá a un enterramiento monumental, como se hizo con Franco, o se pasará a una segunda fase del embalsamamiento, más sofisticada, como ocurrió con su padre, Kim Il-sung. El cadáver de este, fallecido en 1994, todavía se puede visitar en el palacio de Kumsusan de la capital norcoreana.
Los médicos forenses hicieron entonces un trabajo perfecto: Kim Il-sung está como una rosa, tapado por una mantita roja como un abuelete echándose una siesta. Para acceder a su cuerpo hay que pasar un detector de metales y acudir con los bolsillos vacíos. Los militares que custodian al dictador inmortal no dejan pasar ni el envoltorio de un caramelo. También se franquea un túnel de viento, para eliminar cualquier partícula de polvo en la sala, dominada por una tenue luz rojiza. Ya a los pies del muerto, es obligatorio hacerle cuatro reverencias, una por cada lado de la urna de cristal, doblando el espinazo 90 grados en cada una de ellas.
Es la eternidad buscada por multitud de dictadores megalómanos a lo largo de la historia y lograda gracias a la ciencia. Franco, Stalin, Mao Zedong y Kim Jong-il tienen algo en común: tras su muerte, se les hizo lo que millones de personas anhelaban hacerles en vida. Se les abrieron las tripas para sacar todas sus vísceras. También su cavidad torácica. Y el cráneo, para extraer el cerebro. "Cuando se han eviscerado, se les quita la sangre y se sustituye por formol y parafina. El formol coagula las proteínas. Es un poco el mismo proceso que freír un huevo: así aguanta más que crudo", instruye Etxeberria, autor de varios embalsamamientos a lo largo de su vida, incluidos los de algunos políticos famosos.
En España, la ley impone embalsamar un cadáver si va a ser expuesto, si no puede enterrarse en menos de 48 horas o si va a cruzar una frontera. Si un francés de Hendaya muere en Donostia, tendrá que ser embalsamado para poder recorrer los 20 kilómetros hasta su pueblo.
Según vario cálculos citados por el diario surcoreano Daily NK, Corea del Norte desembolsó un millón de dólares para embalsamar a Kim Il-sung en 1994. Y para mantenerlo se habrían necesitado 800.000 dólares cada año, sumando un total de 15 millones de dólares desde la muerte del dictador. En España, lejos de las excentricidades del régimen norcoreano, el proceso es mucho más barato. "Dependiendo de la comunidad autónoma, puede costar entre 700 y 1.000 euros, para que el cuerpo aguante durante un mes", señala el presidente del Instituto Español de Tanatopraxia, Jaume Prats.

Los mejores maquilladores

Sin embargo, mantener un cadáver con apariencia de vida durante años es mucho más costoso. Prats recuerda el caso de Lenin, el primer dirigente de la Unión Soviética, embalsamado en 1924 y conservado en una urna durante décadas. "En estos casos se hace cada año una renovación de los fluidos con base de formol, a través de un catéter en la arteria", aclara el especialista. Al líquido preservador con el que se irriga el cadáver se añade la refrigeración en el interior de la urna, a una temperatura de dos o tres grados, y la creación de un ambiente seco. Fungicidas para prevenir la aparición de hongos y bactericidas impiden la putrefacción. Prats duda de que se consiguiera con Franco. "Parece que su descomposición se aceleró en la capilla ardiente", expone.
"Ahora se hacen verdaderos trabajos artísticos, pero sobre soportes corporales", opina Alfonso García, presidente de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología. "En el caso de Kim Jong-il, habrán contratado al mejor maquillador del mundo", señala. García recuerda el caso de un rapero embalsamado en Puerto Rico en 2008 para que asistiera de pie a su propio funeral, con gorra de béisbol y gafas de sol. El año pasado, la misma funeraria puertorriqueña embalsamó a un joven asesinado por sicarios y colocó el cuerpo sobre su moto de carreras.

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