Telefónica pagó varios miles de millones para tomar el control de Vivo con el objetivo de crear en Brasil una operadora integrada, capaz de abarcar todos los negocios. Al igual que en el resto del mundo, la meta es borrar las fronteras entre el fijo, el móvil, la banda ancha y los servicios de valor añadido, y dar a los clientes las mejores capacidades tecnológicas sin obsoletas líneas divisorias.
Pero precisamente en Brasil, el país con más potencial de Latinoamérica, Telefónica no podía hacerlo. Era dueña de una operadora de telefonía fija, Telesp, y de un 30% de una compañía celular, Vivo, cuyo control compartía con Portugal Telecom.
De ahí que hace justo un año desatara una lucha sin cuartel por hacerse con el control de Vivo. Tuvo que pagar 7.500 millones de euros por un 30% adicional, pero lo consiguió. A partir de ahí aceleró los procesos para llegar a la meta cuanto antes. Y ahora ha dado un salto cualitativo.
Fuera fronteras
Y es que las operadoras de Telefónica en Brasil han aprobado una reestructuración que borra de un plumazo las diferencias entre el fijo y el móvil, entre Vivo y Telesp. A partir de ahora, lo que hay son dos unidades de negocio, una enfocada a los clientes empresariales y otra para los particulares, según las comunicaciones remitidas al regulador de la Bolsa brasileña. Lo importante es dar las mejores ofertas a los usuarios sin importar de dónde vengan para, así, ganar posiciones en el ultracompetitivo mercado brasileño, donde rivaliza con gigantes como América Móvil, Telecom Italia o la nueva posesión de Portugal Telecom, Oi.
La remozada estructura de Telefónica en Brasil tendrá una nueva cúpula directiva para guiarla. Tras la salida de Roberto Lima, el único hombre fuerte es Luis Miguel Gilpérez, un histórico de la operadora al mando del día y día y de la estrategia de la filial. António Carlos Valente tendrá un papel más institucional como presidente de Telefónica Brasil. La nueva unidad de negocio de particulares estará al mando de Paulo Cesar Teixeira, que hasta ahora estaba en Vivo, y la de empresas la asumirá Mariano de Beer, que procede de Telesp.
Estos cambios ponen sobre la mesa la importancia de Brasil para Telefónica. No solo porque es el segundo país por facturación, tras España, sino porque compensa los malos resultados patrios.
Pero precisamente en Brasil, el país con más potencial de Latinoamérica, Telefónica no podía hacerlo. Era dueña de una operadora de telefonía fija, Telesp, y de un 30% de una compañía celular, Vivo, cuyo control compartía con Portugal Telecom.
De ahí que hace justo un año desatara una lucha sin cuartel por hacerse con el control de Vivo. Tuvo que pagar 7.500 millones de euros por un 30% adicional, pero lo consiguió. A partir de ahí aceleró los procesos para llegar a la meta cuanto antes. Y ahora ha dado un salto cualitativo.
Fuera fronteras
Y es que las operadoras de Telefónica en Brasil han aprobado una reestructuración que borra de un plumazo las diferencias entre el fijo y el móvil, entre Vivo y Telesp. A partir de ahora, lo que hay son dos unidades de negocio, una enfocada a los clientes empresariales y otra para los particulares, según las comunicaciones remitidas al regulador de la Bolsa brasileña. Lo importante es dar las mejores ofertas a los usuarios sin importar de dónde vengan para, así, ganar posiciones en el ultracompetitivo mercado brasileño, donde rivaliza con gigantes como América Móvil, Telecom Italia o la nueva posesión de Portugal Telecom, Oi.
La remozada estructura de Telefónica en Brasil tendrá una nueva cúpula directiva para guiarla. Tras la salida de Roberto Lima, el único hombre fuerte es Luis Miguel Gilpérez, un histórico de la operadora al mando del día y día y de la estrategia de la filial. António Carlos Valente tendrá un papel más institucional como presidente de Telefónica Brasil. La nueva unidad de negocio de particulares estará al mando de Paulo Cesar Teixeira, que hasta ahora estaba en Vivo, y la de empresas la asumirá Mariano de Beer, que procede de Telesp.
Estos cambios ponen sobre la mesa la importancia de Brasil para Telefónica. No solo porque es el segundo país por facturación, tras España, sino porque compensa los malos resultados patrios.
La cifra
18% de los ingresos de Telefónica en 2010 fueron aportados por el negocio en Brasil.Cinco Dias
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