Investigadores de EEUU y Europa desvelan hoy los genomas completos de tres especies de hormigas, dos de ellas invasoras, que podrían ayudar a mantener a raya la expansión de estos insectos fuera de su hábitat y que explica su talento para la conquista.
Una de las especies secuenciadas es la hormiga argentina (Linepithema humile), considerada por algunos expertos como el insecto más invasivo del mundo. La especie ha conquistado todos los continentes excepto la Antártida y forma megacolonias que se extienden a lo largo de miles de kilómetros. La secuenciación de su genoma se publica hoy en PNAS junto a los de la hormiga de fuego (Solenopsis invicta), otra invasora originaria de Suramérica que se ha extendido por EEUU, Asia y Oceanía, y las hormigas rojas cosechadoras (Pogonomyrmex barbatus), cuyas poblaciones en el suroeste de EEUU están descendiendo debido al avance de las otras dos especies.
En su Suramérica natal, las poblaciones de hormiga argentina pelean entre sí por el territorio. No sucede lo mismo fuera de su hábitat, pues todas las poblaciones que ahora se extienden desde EEUU a Japón pasando por Italia, Francia y España, no se atacan las unas a las otras, debido a su cercanía genética. A su paso, la especie barre la presencia de otras hormigas, poniendo en serio peligro las especies autóctonas. Su genoma revela ahora que la especie tiene 367 genes para oler y 116 para el gusto, una gran ventaja comparada con otros insectos sociales como la abeja (174 y 10, respectivamente), según el trabajo, liderado por Neil Tsu-tsui, de la Universidad de California en Berkeley (EEUU). Los autores de los tres genomas apuntan que la casta de las hormigas (si serán reinas fértiles u obreras estériles) está gobernada por cambios químicos en su ADN que activan o desactivan determinados genes y que podrían ser claves para controlar su expansión si se logra controlarlos para reducir el número de reinas.
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Una de las especies secuenciadas es la hormiga argentina (Linepithema humile), considerada por algunos expertos como el insecto más invasivo del mundo. La especie ha conquistado todos los continentes excepto la Antártida y forma megacolonias que se extienden a lo largo de miles de kilómetros. La secuenciación de su genoma se publica hoy en PNAS junto a los de la hormiga de fuego (Solenopsis invicta), otra invasora originaria de Suramérica que se ha extendido por EEUU, Asia y Oceanía, y las hormigas rojas cosechadoras (Pogonomyrmex barbatus), cuyas poblaciones en el suroeste de EEUU están descendiendo debido al avance de las otras dos especies.
En su Suramérica natal, las poblaciones de hormiga argentina pelean entre sí por el territorio. No sucede lo mismo fuera de su hábitat, pues todas las poblaciones que ahora se extienden desde EEUU a Japón pasando por Italia, Francia y España, no se atacan las unas a las otras, debido a su cercanía genética. A su paso, la especie barre la presencia de otras hormigas, poniendo en serio peligro las especies autóctonas. Su genoma revela ahora que la especie tiene 367 genes para oler y 116 para el gusto, una gran ventaja comparada con otros insectos sociales como la abeja (174 y 10, respectivamente), según el trabajo, liderado por Neil Tsu-tsui, de la Universidad de California en Berkeley (EEUU). Los autores de los tres genomas apuntan que la casta de las hormigas (si serán reinas fértiles u obreras estériles) está gobernada por cambios químicos en su ADN que activan o desactivan determinados genes y que podrían ser claves para controlar su expansión si se logra controlarlos para reducir el número de reinas.
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