Decir que una vacuna desarrollada para evitar el herpes zóster reduce la incidencia de la enfermedad podría padecer una obviedad. Sin embargo, la ya conocida diferencia entre los resultados de un fármaco en el contexto de un ensayo clínico y su aplicación en la población general hace necesarios los estudios de poscomercialización. Uno de estos estudios, publicado hoy en la revista JAMA, demuestra que, en efecto, esta reciente inmunización reduce en un 55% el riesgo de que las personas mayores de 60 años adquieran la molesta enfermedad.
El herpes zóster es una infección localizada producida por el virus de la varicela zóster, por lo que afecta sólo a personas que sufrieron esta patología en su niñez. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, se calcula que alrededor del 20% de los que han sufrido varicela padecerá un herpes zóster en la edad adulta. La incidencia aumenta considerablemente con la edad.
Aunque no es una enfermedad grave, sus síntomas (picor y dolor de las lesiones cutáneas que se extienden por la piel) afectan negativamente a la calidad de vida y, en un porcentaje importante, cursan con una desagradable secuela: la neuralgia posherpética, un dolor de tipo punzante que permanece en la zona cuando las lesiones ya están curadas.
La vacuna para el herpes zóster está autorizada en la Unión Europea desde 2006, pero aún no se comercializa en España, aunque la compañía fabricante espera que lo haga "próximamente". En EEUU, sin embargo, sí está en el mercado y se aconseja su aplicación a los mayores de 60 años. En el estudio de JAMA se comparó, precisamente, a más de 75.000 personas de este grupo de edad que habían recibido la vacuna con un grupo de 227.000 que no se había vacunado.
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El herpes zóster es una infección localizada producida por el virus de la varicela zóster, por lo que afecta sólo a personas que sufrieron esta patología en su niñez. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, se calcula que alrededor del 20% de los que han sufrido varicela padecerá un herpes zóster en la edad adulta. La incidencia aumenta considerablemente con la edad.
Aunque no es una enfermedad grave, sus síntomas (picor y dolor de las lesiones cutáneas que se extienden por la piel) afectan negativamente a la calidad de vida y, en un porcentaje importante, cursan con una desagradable secuela: la neuralgia posherpética, un dolor de tipo punzante que permanece en la zona cuando las lesiones ya están curadas.
La vacuna para el herpes zóster está autorizada en la Unión Europea desde 2006, pero aún no se comercializa en España, aunque la compañía fabricante espera que lo haga "próximamente". En EEUU, sin embargo, sí está en el mercado y se aconseja su aplicación a los mayores de 60 años. En el estudio de JAMA se comparó, precisamente, a más de 75.000 personas de este grupo de edad que habían recibido la vacuna con un grupo de 227.000 que no se había vacunado.
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