Las cinco veces que los científicos han aceptado reparar el fantástico telescopio espacial Hubble para alargar su vida, soñaban, con toda probabilidad, con resultados tan fantásticos como este. El ojo gigantesco de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), considerado una joya por los astrónomos, ha forzado aún más sus cámaras y ha conseguido captar la que puede ser la galaxia más distante jamás identificada en el Universo. Tan remota, que la luz que ahora vemos en las imágenes hechas públicas en la revista «Nature» fue emitida hace 13.200 millones de años, solo 480 millones de años después del Big Bang, la gran explosión que dio origen a todo. Entonces, el cosmos apenas tenía el 4% de su edad actual. Estaba, como quien dice, en pañales.
Detectar algo tan lejano y primitivo en el espacio resulta algo casi milagroso, ya que en su primera época, el Universo distaba mucho de ser transparente. Gran parte del mismo estaba cubierto por una niebla de hidrógeno que ocultaba los primeros resplandores. El mérito del hallazgo se lo lleva, en gran parte, la reciente instalación de la Cámara de Gran Angular 3 (WFC3) en el Hubble, un instrumento que ha realizado un trabajo encomiable. Su potencia ya había permitido con anterioridad detecciones fiables de galaxias que tienen unos 600 millones de años. Ahora, el equipo del investigador Garth Illingworth, profesor de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de California Santa Cruz y uno de los responsables de la investigación, ha conseguido llegar aún más lejos, al filo de la llamada «edad oscura», la época tras la que aparecieron las primeras estrellas y de la que aún se sabe muy poco.
Pequeña y tenue
La galaxia recién detectada es unos 120 millones de años más vieja que la que hasta ahora ostentaba el récord de lejanía y antigüedad -por cierto, también descubierta por el Hubble y cuya edad fue confirmada a finales del pasado año por otro equipo científico-. Para calcular la distancia a la que se encuentra, los científicos utilizaron un fenómeno de la Física llamado corrimiento al rojo. La galaxia ganadora tiene un corrimiento al rojo de 10,3. La segundona, un 8,6. Parece una tenue mancha de luz, pequeña si se compara con las galaxias vecinas a la nuestra y con la propia Vía Láctea, que, por ejemplo, es cien veces más grande. «Este resultado está al borde de nuestras capacidades, pero hemos pasado meses haciendo pruebas para confirmarlo, así que estamos bastante seguros», apunta Illingworth. «Estamos acercándonos mucho a las primeras galaxias, aquellas que se formaron alrededor de entre 200 y 300 millones de años después del Big Bang».
La vieja galaxia no viene sola. Los científicos también describen la existencia de otras tres no tan distantes, pero aún más primitivas que la destronada. Además, han descubierto importantes cambios en las galaxias durante un período de tiempo comprendido desde 480 a 650 millones de años después del Big Bang. En esa época, el ratio de nacimiento de estrellas en el Universo se incrementó diez veces, algo «asombroso» para un período tan corto, lo que demuestra que entonces el cosmos era un auténtico hervidero de creación.
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