Haití se convirtió, tras el terremoto de hace un año, en un laboratorio mundial de aplicación de las nuevas tecnologías a las misiones de salvamento, según indica un informe de la Fundación John S. and James L. Knight titulado: "Medios, sistemas de información y comunidades: Lecciones de Haití".
Los teléfonos celulares, internet y el sistema de posicionamiento global (GPS) se transformaron en una gran herramienta para que los socorristas salvaran vidas en Haití, dice el informe.
"El terremoto de Haití fue la primera oportunidad de aplicar a gran escala nuevas formas de comunicación entre ciudadanos y socorristas, así como de combinar la tecnología de los teléfonos celulares con la radio", afirman los autores.
El 12 enero de 2010, Haití fue devastado por un terremoto de 7 grados en la escala de Ritcher que provocó 300.000 muertos, otros tantos heridos y 1,2 millones de damnificados.
En las operaciones de rescate se recurrió a los mensajes de texto, mapas interactivos y un "híbrido de radio con teléfono celular" para las labores más urgentes como guiar a los equipos de búsqueda y rescate, localizar a personas extraviadas y enviar agua y alimentos a las zonas más necesitadas.
Cuando la población informaba a los socorristas de personas atrapadas y de emergencias médicas, estos datos se recopilaban en mensajes de texto que luego fueron convertidos en gráficos en un mapa en línea para el personal de rescate.
Las compañías de teléfonos móviles, grupos de socorristas y los medios crearon y usaron el código 4636 para enviar mensajes a decenas de miles de personas sobre importantes asuntos de sanidad pública.
Los voluntarios utilizaron dispositivos portátiles GPS para diseñar mapas de código abierto que servían de guía a los grupos humanitarios y al público que intentaba explorar las áreas afectadas.
Las nuevas herramientas, según el informe, estimularon también novedosas formas de colaboración entre los medios de comunicación haitianos, los informáticos y un gran número de organizaciones internacionales.
"Debido a la proximidad de Haití con Estados Unidos y a la gran diáspora haitiana que reside allí, la tecnología de comunicación sirvió como un catalizador para superar las barreras culturales y de idioma", señalan los autores del estudio.
La tecnología ofreció también nuevas vías para recaudar donaciones mediante los mensajes de textos.
Pero, aunque Haití constituyó una oportunidad de aprendizaje, no fue un modelo perfecto, advierte el informe.
La falta de coordinación y entendimiento sobre la manera de usar las herramientas complicaron algunos de los esfuerzos, se precisa.
Además, el informe encontró que tal como sucedió en pasadas crisis en todo el mundo, la radio siguió siendo la herramienta más eficaz para informar a la población local.
"Hemos encontrado en Haití que las nuevas tecnologías no sólo fueron un canal de información, sino que aumentaron notablemente el alcance y la eficacia de la radio", dijo Mark Frohardt, vicepresidente de programas humanitarios de Internews, organización internacional de desarrollo de medios que participó en el estudio.
El informe contiene una serie de recomendaciones dirigidas a empresas tecnológicas, organizaciones humanitarias y de desarrollo de medios, gobiernos y donantes para mejorar la coordinación en futuras operaciones de rescate.
Canarias7
Los teléfonos celulares, internet y el sistema de posicionamiento global (GPS) se transformaron en una gran herramienta para que los socorristas salvaran vidas en Haití, dice el informe.
"El terremoto de Haití fue la primera oportunidad de aplicar a gran escala nuevas formas de comunicación entre ciudadanos y socorristas, así como de combinar la tecnología de los teléfonos celulares con la radio", afirman los autores.
El 12 enero de 2010, Haití fue devastado por un terremoto de 7 grados en la escala de Ritcher que provocó 300.000 muertos, otros tantos heridos y 1,2 millones de damnificados.
En las operaciones de rescate se recurrió a los mensajes de texto, mapas interactivos y un "híbrido de radio con teléfono celular" para las labores más urgentes como guiar a los equipos de búsqueda y rescate, localizar a personas extraviadas y enviar agua y alimentos a las zonas más necesitadas.
Cuando la población informaba a los socorristas de personas atrapadas y de emergencias médicas, estos datos se recopilaban en mensajes de texto que luego fueron convertidos en gráficos en un mapa en línea para el personal de rescate.
Las compañías de teléfonos móviles, grupos de socorristas y los medios crearon y usaron el código 4636 para enviar mensajes a decenas de miles de personas sobre importantes asuntos de sanidad pública.
Los voluntarios utilizaron dispositivos portátiles GPS para diseñar mapas de código abierto que servían de guía a los grupos humanitarios y al público que intentaba explorar las áreas afectadas.
Las nuevas herramientas, según el informe, estimularon también novedosas formas de colaboración entre los medios de comunicación haitianos, los informáticos y un gran número de organizaciones internacionales.
"Debido a la proximidad de Haití con Estados Unidos y a la gran diáspora haitiana que reside allí, la tecnología de comunicación sirvió como un catalizador para superar las barreras culturales y de idioma", señalan los autores del estudio.
La tecnología ofreció también nuevas vías para recaudar donaciones mediante los mensajes de textos.
Pero, aunque Haití constituyó una oportunidad de aprendizaje, no fue un modelo perfecto, advierte el informe.
La falta de coordinación y entendimiento sobre la manera de usar las herramientas complicaron algunos de los esfuerzos, se precisa.
Además, el informe encontró que tal como sucedió en pasadas crisis en todo el mundo, la radio siguió siendo la herramienta más eficaz para informar a la población local.
"Hemos encontrado en Haití que las nuevas tecnologías no sólo fueron un canal de información, sino que aumentaron notablemente el alcance y la eficacia de la radio", dijo Mark Frohardt, vicepresidente de programas humanitarios de Internews, organización internacional de desarrollo de medios que participó en el estudio.
El informe contiene una serie de recomendaciones dirigidas a empresas tecnológicas, organizaciones humanitarias y de desarrollo de medios, gobiernos y donantes para mejorar la coordinación en futuras operaciones de rescate.
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