Así empiezan un sin número de recetas con las que se preparan platos en el mundo entero.
Pero esa acción tan cotidiana en tantas cocinas del planeta ha sido un problema en las últimas semanas en India.
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El precio de la humilde cebolla casi que se triplicó en diciembre y dejó a los indios aterrados ante la amenaza que esto implica para el sabor de su comida.
Entre tanto, en Nicaragua, el alza en los precios del frijol rojo durante los últimos meses le ha dificultado a muchos la preparación del tradicional gallopinto.
Así, algunos nicas se han visto obligados a recurrir a los frijoles negros, que antes de destinaban casi exclusivamente a la exportación, para elaborar la mezcla de arroz con frijoles -en la que nunca debe faltar la cebolla- que es prácticamente obligatoria en las mesas nicaragüenses.
Y es que, para causar problemas, el aumento en los precios de los alimentos no tiene necesariamente que traducirse en hambrunas.
Su impacto sobre los sabores tradicionales y las prácticas cotidianas también puede ser fuente de descontento.
Y como señala Concepción Calpe, economista principal de la oficina de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, "el problema de los alimentos, los productos caros, a menudo es un detonador de una insatisfacción más general".
Agréguele un chile
A falta de cebolla, muchos mexicanos y los habitantes de varios países orientales probablemente no tendrían reparo en dar sabor a sus recetas empleando algo de chile.Pero eso es algo que recientemente se ha vuelto difícil en Indonesia, donde el gobierno urgió a los ciudadanos a sembrar sus propios chiles, pues su precio se quintuplicó en el último año.
El ingrediente es tan esencial en la cocina indonesia que, al hablar del tema, un funcionario gubernamental -el jefe de la oficina nacional de estadísticas, Rusman Heriawan- no vaciló en declarar: "No se puede comer sin chiles recién molidos".
Y nicas, indios e indonesios no son los únicos en crisis por la falta de uno de los productos básicos para su dieta: Sri Lanka empezó el año en medio de una crisis nacional por la falta de cocos.
La fruta forma parte intrínseca de la cultura y cocina de la isla nación. Pero la tala de palmeras para construir casas ha llevado a una escasez que se tradujo en la duplicación del precio en cuestión de dos meses a finales del 2010.
El ministro del Desarrollo del Coco declaró que se trata de un "tema candente".
Y, si todo esto le está pareciendo muy lejano, tenga en cuenta que los problemas políticos en Costa de Marfil amenazan con disparar el precio del cacao y, por ende, del chocolate.
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El lado positivo
Calpe, sin embargo, destaca que el aumento de los precios de los alimentos en los mercados locales no siempre deben verse como algo negativo."Lo que está pasando en muchos países es que, por suerte, la economía está creciendo de forma muy dinámica. Y esto tiene la consecuencia de aumentar muchísimo la demanda".
"Por que cuando la gente gana un dólar más, un peso más, lo primero que piensa es en alimentarse", le dijo a BBC Mundo.
Y, según la economista de la FAO, esto puede ser positivo para los pequeños productores locales, "que siempre están entre los más pobres y ahora se están beneficiando".
Sin embargo, también hay ocasiones en que son otros los factores que provocan el alza, como la tala de palmeras en Sri Lanka o la falta de lluvia que ha afectado a los productores de frijoles en Nicaragua.
O bien los precios suben porque los gobiernos deciden dejar de subsidiar ciertos productos.
O por un alza generalizada en los precios internacionales, como las que se han producido de forma sistemática durante la mayor parte de la última década (ver gráfico al final de este artículo).
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No jueguen con la comida
Calpe recuerda además que en los países que están creciendo económicamente no todos tienen igual acceso a la riqueza."Aquellos que se benefician del crecimiento de la riqueza pueden permitirse pagar más (por la comida), pero los que no se están beneficiando están sufriendo y podrían sufrir tremendamente", dijo.
Y cuando las alzas se producen en un contexto marcado por otros problemas, la combinación da como resultado una mezcla explosiva.
"Si los jóvenes no encuentran trabajo, si tienen que emigrar para mejorar su vida, y además de eso tienen que pagar el pan o tienen que pagar el frijol al doble de lo que tenían, está claro que cuando aumentan los precios salen a la calle", reconoció Calpe.
"Pero eso es más un detonador que una razón en sí", dijo.
En cualquier caso, por tratarse de un tema tan cercano a la vida de la gente, el aumento en el precio de la comida es capaz de movilizarla como no lo haría un aumento en el precio de la vivienda o de los vestidos.
Esta semana Argelia vivió disturbios luego de protestas convocadas por el alza en el precio del azúcar y el aceite para cocinar.
En 2007, el presidente Felipe Calderón no pudo ignorar la furia de decenas de miles de manifestantes que protestaron en las calles de México contra el alza de precios, particularmente el de la tortilla.
Y en India, los altos precios de productos esenciales, como la cebolla, contribuyeron en el 2004 al derrocamiento del gobierno nacional.
BBC Mundo
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