Los estudios clínicos que se publican en revistas científicas son los que, en la mayoría de los casos, determinan que los médicos opten por uno u otro fármaco para tratar determinadas dolencias. Un estudio publicado hoy en la revista The British Medical Journal alerta sobre esta tendencia y advierte de que es mucho más fácil que se publiquen los trabajos con resultados positivos que aquellos que concluyen que un medicamento no es beneficioso.
Esta situación, que tiene que ver con el patrocinio de los estudios por parte de los laboratorios fabricantes, lleva, a juicio de los autores del Instituto Alemán para la Calidad y la Eficiencia en el Cuidado de la Salud, a que la información que manejan los facultativos sea incompleta y les conduzca, por lo tanto, a tomar decisiones incorrectas.
Como ejemplo de su teoría, los investigadores analizaron todos los datos de ensayos clínicos tanto los publicados como los que no se difundieron del antidepresivo reboxetina, aprobado en 1997. El análisis incluyó resultados de 13 ensayos clínicos del fármaco, que incluía ocho nunca publicados realizados por el laboratorio fabricante, Pfizer.
Según los resultados de la investigación, los estudios demostraban que el antidepresivo era más eficaz que el placebo y era incluso menos beneficioso para los pacientes que otros medicamentos de la misma familia, inhibidores de la recaptación de la serotonina. Tanto los autores del estudio, como los de un editorial que acompaña a la publicación del mismo, insisten en que se debe requerir por ley la publicación de todos los ensayos clínicos, incluso de fármacos que no se aprueben finalmente.
Esta situación, que tiene que ver con el patrocinio de los estudios por parte de los laboratorios fabricantes, lleva, a juicio de los autores del Instituto Alemán para la Calidad y la Eficiencia en el Cuidado de la Salud, a que la información que manejan los facultativos sea incompleta y les conduzca, por lo tanto, a tomar decisiones incorrectas.
Como ejemplo de su teoría, los investigadores analizaron todos los datos de ensayos clínicos tanto los publicados como los que no se difundieron del antidepresivo reboxetina, aprobado en 1997. El análisis incluyó resultados de 13 ensayos clínicos del fármaco, que incluía ocho nunca publicados realizados por el laboratorio fabricante, Pfizer.
Según los resultados de la investigación, los estudios demostraban que el antidepresivo era más eficaz que el placebo y era incluso menos beneficioso para los pacientes que otros medicamentos de la misma familia, inhibidores de la recaptación de la serotonina. Tanto los autores del estudio, como los de un editorial que acompaña a la publicación del mismo, insisten en que se debe requerir por ley la publicación de todos los ensayos clínicos, incluso de fármacos que no se aprueben finalmente.
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