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2010/10/11

Las computadoras en la bolsa: ¿un Frankenstein financiero?

BBC Mundo

A las 15:00 horas del pasado 6 de mayo, el índice Dow Jones de la bolsa de Nueva York se desplomó sin previo aviso y en diez minutos perdió un 10% de su valor.
La razón: cientos de miles de millones de dólares en títulos bursátiles fueron repentinamente vendidos, no por humanos, sino por computadoras.
La experiencia fue tan aterradora que el mismo presidente estadounidense Barack Obama se sintió obligado a intervenir con un comunicado para calmar los nervios de los inversionistas.

Lea: Wall Street pasa un susto

Desde entonces se han presentado nuevos colapsos, aunque más pequeños, en mercados a lo largo del mundo. Nuevamente las sospechas recaen sobre el enorme volumen de transacciones bursátiles realizadas por computador. El fenómeno se conoce como High Frequency Trading (Transacciones de Alta Frecuencia, en inglés) y está cambiando el rostro de los negocios de bolsa (o, más exactamente, removiendo completamente su rostro humano, para reemplazarlo por la presencia impersonal de las computadoras).
Hoy el énfasis está en la velocidad, terminar la transacción antes que la competencia, lo más pronto posible.
Las computadoras pueden completar una transacción de bolsa en 16 microsegundos.
Cada compra o venta individual puede obtener una ganancia de una fracción de centavo antes de dar lugar a otra, a veces en cuestión de segundos. Los criterios de las decisiones sobre cuándo se compra y cuándo se vende están todas programadas de antemano en las computadoras.

Negocio rentable

Paul Wilmott, un experto en matemática financiera, le explicó a la BBC que el típico programa de computadora empleado en estas transacciones recoge información de fuentes como boletines de prensa, las palabras que la gente esta buscando en Google, y datos semejantes. A partir de eso, decide si hay que comprar o vender acciones, y en qué cantidades.
"Es difícil predecir los mercados financieros", reconoce Wilmott, "pero esos programas parecen ser bastante lucrativos", agrega.
El detonante del colapso bursátil de mayo pasado llegó en forma de noticias acerca de manifestaciones en Grecia contra las políticas de austeridad que ha emprendido el gobierno de ese país. Pero todavía nadie entiende por qué los mercados se descontrolaron de tal manera. Un informe de la agencia regulatoria financiera estadounidense, la SEC, debe ser publicado en cuestión de días, pero no se espera que identifique la causa exacta.
No obstante, la importancia de las transacciones automatizadas va en aumento. La bolsa de valores de Londres dice que cerca de una tercera parte del medio millón de transacciones que lleva a cabo todos los días son atribuidas ahora a esos programas por computadora.
En la bolsa de Nueva York, los mismos representan alrededor del 60% del total de las transacciones.

¿Más eficiente?

Los defensores del papel de las computadoras en las bolsas de valores argumentan que en realidad esos programas le imprimen eficiencia a los mercados al hacer más fáciles las transacciones, pese a los ocasionales colapsos.
Matt Wall, de Alpha Development, dice que el más reciente derrumbe de la bolsa "ocurrió muy, muy rápido".
"Empezó faltando quince minutos para las 15:00, y en cosa de un par de minutos, el índice Dow Jones de la bolsa había perdido 600 puntos, la segunda caída más grande en un día en toda la historia".
"A los 20 minutos ya se había recuperado".
Y añade Wall: "Algunas personas perdieron dinero, otros hicieron fortunas ese día. Pero para la gente del común, para los fondos de pensiones, no pasó gran cosa. Temporalmente, el patrimonio suyo y el mío pudo haber caído, pero se recuperó inmediatamente después".
Algunos dicen incluso que la caída relámpago de la bolsa de 2010 podría haber sido peor, y parecerse más al grave colapso experimentado en 1987, si no hubiese sido por los efectos correctivos de las transacciones manejadas por computadora.
Graham Turner, de GFC Economics, señala que en opinión de algunos, las computadoras ayudaron a corregir a gran velocidad la caída de los precios de la bolsa en mayo pasado. En cambio, en octubre de 1987, al depender la bolsa más de las decisiones de humanos, muchos inversionistas quedaron aterrados del desplome en el precio de las acciones y no reaccionaron tan rápido. "Las consecuencias fueron mucho mayores", insiste.
Lo que es innegable es que los mercados se han vuelto más volátiles. Grandes transacciones los mecen de un lado a otro. E incluso los que diseñaron los programas reconocen que las transacciones de alta frecuencia son ejemplo claro de una cultura cortoplacista.

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