Adam Smith apostó por una mano invisible; otros, por el criterio de corredores de bolsa calculadores. En la actualidad, ni la invisibilidad ni la frialdad humana parecen ser las fuerzas que rigen los mercados: muchas de las operaciones bursátiles están a cargo de computadoras.
En la búsqueda de la productividad y la eficiencia en el sector financiero, varias bolsas en el mundo realizan un significativo porcentaje de sus operaciones a través del llamado
algorithmic trading.
Se trata de un método que se base en algoritmos, los cuales como explica Javier Santomá, profesor de Gerencia Financiera de IESE Business School, no son más que métodos matemáticos de resolución de problemas.
Funcionan como programas de cómputo que han sido diseñados para enviar órdenes de compra y de venta de acciones.
"Se introduce una serie de reglas en una computadora y se deja que se ejecuten automáticamente de acuerdo con parámetros que previamente se han establecido", le explicó a BBC Mundo, Luis Raúl Rodríguez, director de análisis de la Casa de Bolsa Finamex.
Las reglas pueden ser, por ejemplo, que si el precio de una acción X cae al nivel Y, hay que vender, o que si el precio del petróleo subió 3% hay que comprar 100.000 acciones de Z.
Menos personas
La consigna es delegar las operaciones bursátiles a modelos informáticos en vez de a personas.
"Estos algoritmos son capaces de escuchar, analizar y entender gran cantidad de información y pueden automáticamente responder a eventos del mercado en tiempo real en forma instantánea y continua", señala en su página web Casa de Bolsa Finamex.
De acuerdo con Rodríguez, con el uso de este tipo de métodos se eliminan los factores emocionales que pudieran afectar las transacciones.
"Normalmente, las personas -incluso los inversionistas de valores más profesionales- están muchas veces guiadas por sus emociones. Un error muy típico que cometemos los traders es que dejas que el precio (de una acción) siga cayendo con la esperanza de que va a rebotar (que se va a recuperar). Algunos llegan al extremo de que meten más dinero con la esperanza de que (el precio) va a rebotar", indicó el economista.
Ese "error muy típico" al que hace alusión Rodríguez puede llevar a que se pierda el doble.
También hay circunstancias que aunque puedan parecer una tontería, como reflexiona el profesor Santomá, son fundamentales.
"Este tipo de software te permite salir de la oficina e ir a comer y si durante tu ausencia se producen las condiciones, la orden se ejecuta. Antes, estábamos acostumbrados a que cuando llegaba la información, la mirabas, la discutías con el jefe y tomabas la decisión a las 2:05 mientras que otros lo hacían a las 2:10", indicó el docente a BBC Mundo.
Ventajas
En el mundo financiero, el algorithmic trading ha ganado miles de seguidores.
Uno de los beneficios de ese método, es que se pueden hacer muchísimas más operaciones en cuestión de segundos.
"Es mucho más barato poner un algoritmo a funcionar que tener a cuatro o cinco personas trabajando y analizando qué va a pasar, qué comprar, cómo vender", explicó Rodríguez.
Una de las razones por las cuales surgen sistemas automatizados en las bolsas es porque se busca utilizar la información que llega de diferentes fuentes financieras de la forma más eficiente posible.
"Y ser el más eficiente es ser el primero", dijo Santomá. "Si soy el primero en usar esa información, seré el primero en comprar o en vender y probablemente tendré más margen en el cambio de precio".
Desventajas
Una desventaja evidente es que las máquinas no tienen criterio.
"Si llegas a programar un error, lo van a ejecutar, o si se cae la red o el sistema, te dejan muy vulnerable", señaló el economista mexicano.
"Ha llegado a pasar que, por ejemplo, por alguna razón no se actualizan los tipos de cambio o algún dato básico para que se lleve a cabo el algoritmo, las operaciones se siguen ejecutando y puedes llegar a perder dinero", enfatizó Rodríguez.
Por eso, es clave que alguien lo esté revisando constantemente.
Crisis
De hecho, las operaciones bursátiles ejecutadas por computadoras han sido vinculadas a algunas de las crisis bancarias, como por ejemplo la de 1987.
"Efectivamente en aquellos momentos, estábamos hablando más del automated trading (comercio automatizado) que del algorithmic trading", recuerda Santomá.
"Cuando el Dow Jones bajó 500 puntos, había muchos programas de software que decían que si eso pasaba había que vender. De forma automática, hubo una avalancha de órdenes tremenda que lo único que hicieron fue producir otra caída de 500 puntos, con lo cual volvieron a reaccionar los software", dijo el experto.
Fue así como para algunos, el famoso Viernes Negro tuvo sus orígenes en un proceso de cómputo, mientras que para otros, hubo otras variables más importantes que intervinieron en la estrepitosa caída.
Más recientemente, en el llamado Flash Crash (Desplome Repentino) del 6 de mayo de 2010, una caída de cinco minutos en los mercados generó un momento de caos generalizado.
Un operador fue acusado de una caída del 10% en el índice Dow Jones, pero en realidad el culpable fue un programa informático que el operador estaba utilizando.
En sólo 20 minutos el algoritmo vendió 75.000 acciones por un valor de US$4.300 millones, haciendo que otros algoritmos lo siguieran.
"Cuando apagaron los pilotos automáticos y frenaron los sistemas, se restauró el orden y el mercado se recuperó en cuestión de media hora", señaló el experto en Economía de la BBC Richard Anderson.
Futuro
Pero ¿es positivo que se deshumanicen las bolsas de esta manera?
"Sí lo creo. No es sólo positivo sino que es una tendencia global. La competencia entre las casas de bolsa va a ser cada vez más fiera, por eso la tendencia es moverse hacia servicios más eficientes y que les cueste menos a los clientes", dijo Rodríguez.
Una opinión parecida la tiene, en España, Santomá, para quien la deshumanización no tiene que ver con los instrumentos que se usan, sino con los criterios que se aplican.
"Se trata de aprovechar la veracidad de cálculo y de reacción. Hay aspectos muy positivos en el automated trading y en el algorithmic trading. Si los programas son buenos, en el fondo son reglas de decisión que (un experto) ha tenido que formalizar. No tienen que ver con si te levantas de buen humor o de mal humor", indicó el profesor.
Y a quien piensa que una orden se pudo haber frenado si hubiese habido una intervención humana, Santomá tiene una teoría: "en mercados financieros, solemos decir que la decisión de último momento es muy mala, pues está influida por factores psicológicos. Por eso, recomendamos que las decisiones se tomen separadas de la situación actual".