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2010/10/22

La economía china baja el ritmo y el mundo aguarda el impacto

BBC Mundo

China sigue creciendo, pero no tanto: el enigma es qué impacto tendrá esta disminución en la economía mundial.
Es cierto que sólo en China se puede llamar enfriamiento a un crecimiento del 9,6 por ciento en el último trimestre.
Pero dado que en el anterior trimestre la economía había crecido un 10,3%, técnicamente el término es apropiado.
En un gigante con más de 1.300 millones de personas, el máximo exportador mundial y el máximo importador de numerosas materias primas. Una diferencia de 0,7% en la tasa de crecimiento puede tener un fuerte impacto, sobre todo si marca una tendencia a la baja de la economía china.

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Razones internas

Dos factores han sido esenciales para este relativo enfriamiento.
Por un lado, que el estímulo económico fiscal aplicado en medio de la crisis económica ha cumplido su ciclo y no ha sido sustituído por una nueva inversión estatal.
Por el otro, que el gobierno chino elevó las tasas de interés lo que enfrió el mercado inmobiliario que corría el peligro de caer en una de esas incontrolables burbujas especulativas que terminan teniendo un impacto devastador.
Una gran preocupación de las autoridades es el crecimiento de la inflación, que subió un 3,6 por ciento en septiembre, el aumento más pronunciado desde octubre de 2008.
Este aumento es del 6% en el sector de alimentos, de gran impacto en la canasta popular. Los precios de las verduras se han disparado muy por encima de ese promedio con un aumento del 18%.
Por el momento, la economía china está absorbiendo estas tensiones inflacionarias.
El crecimiento de la actividad sindical, con un calculado apoyo del gobierno, ha generado un importante aumento salarial en los últimos dos años.

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En zonas rurales, los salarios han aumentado en un 10% y a nivel urbano en un 7%, en ambos casos suficiente como para mejorar el nivel de vida a pesar de la inflación.
Estos incrementos forman parte de un cambio de estrategia gubernamental que, a partir del estallido de la crisis financiera en 2008, intentó impulsar el consumo interno para depender menos del sector exportador, exactamente lo que le piden Estados Unidos y la Unión Europea.
La diferencia es que los países occidentales quieren que esto suceda a una velocidad que, según China, resultaría desestabilizadora.

Volatilidad del cobre

El enfriamiento económico chino puede tener un impacto en su demanda de materias primas y otras importaciones.
Una primera muestra de esto es la volatilidad que mostró este jueves la cotización del cobre en los mercados de Londres.
Como China es el primer importador del mineral, el precio estuvo en un sube y baja que reflejó la fluctuante evaluación de los mercados sobre la repercusión de estos datos ecoonómicos.
Se estima que la tasa de crecimiento chino será de dos dígitos este año, pero si los datos de este trimestre marcan una tendencia a la baja más que un fenómeno transitorio, su impacto sobre la demanda tendrá un perfil más definido.
Este impacto es mayor sobre materias primas directamente vinculadas a la producción - aluminio, cobre, petróleo, etc - que sobre los alimentos, que tienen una demanda menos flexible (la gente tiene que comer: su consumo depende mucho menos de la marcha de la economía)
A pesar de esto, el crecimiento de China sigue siendo fuerte por lo que no disminuirá la presión de Estados Unidos y la Unión Europea para que permita una apreciacion mayor de su moneda que estimule más las importaciones.
Esta presión se hará sentir este viernes en la reunión de ministros de finanzas del G20 en Seul, previa de la cumbre del mismo organismo en noviembre.

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