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2010/10/15

El polémico Bigas Luna y el difícil equilibrio entre el arte y el morbo

20minutos


Hay más (y mejor) carne en su filmografía que en una parrilla argentina. Es adicto a la gastronomía y el erotismo. Y, guste o no, su cine tiene sello de autor. Mañana estrena DiDi Hollywood, sobre el amargo camino hasta el estrellato de una actriz. "Una película de Bigas Luna", reza el cartel de la cinta, y eso explica casi todo.
¿Qué implica ser "una película de Bigas Luna"? Un indiscutible estilo, que el cineasta ha desarrollado desde 1976, cuando debutó en el largo con Tatuaje. Después muchos títulos, varios fracasos, algún éxito y, claro, Jamón, jamón.
A la contra
Franco llevaba tres años muerto, pero el cine español miraba a otro lado cuando, en 1978, se estrenó el segundo largo de Bigas: Bilbao. Emparentada con Arrebato (Iván Zulueta, 1979) o Pepi, Lucí, Bom y otras chicas del montón (Almodóvar, 1980), traía una nueva forma de rodar (libre, oscura, independiente) a una España donde, claro, no funcionó. Ni ella ni Caniche (1979), pero había cineasta y, además, no se rendía: Bigas se mudó a EE UU.

A lo largo de cuatro años recorrió Hollywood participando en proyectos fallidos, conociendo las tinieblas de la industria y abrazando a tipos como Bukowski. Suficiente como para volver a España, donde ni Lola (1985) ni Angustia (1986) funcionaron. Decepcionado, Bigas se refugió en la pintura y el videoarte hasta que, en 1990, Andrés Vicente Gómez lo convenció para dirigir Las edades de Lulú, basada en la obra de Almudena Grandes.
Con su sexualidad desatada, una Ángela Molina renegando del proyecto y unas pruebas de la adolescente Penélope Cruz para el papel principal, Bigas conectó con las masas. Más allá de su calidad dudosa, la película tuvo importancia: además de a la mencionada Cruz, Bigas conoció a Javier Bardem, al que dio un pequeño papel. Los dos protagonizarían en 1992 Jamón, jamón, para muchos, lo mejor del director.
Primera parte de una trilogía ibérica (que completan Huevos de Oro y La teta y la luna) Bigas llamó la atención europea y se embarcó en coproducciones como Bámbola o La camarera del Titanic. Tras ellas, Volavérunt y Son de mar, regresó al cine popular, desprejuiciado y cañí con Yo soy la Juani (2006) y su más de un millón de espectadores, y ahora estrena DiDi Hollywood. Con Elsa Pataky, escenas de lo más escabroso y un argumento con sospechosos parecidos con la vida real, la pregunta está más viva que nunca: ¿arte o morbo?
España espera a la estrella
En capilla: así está la presencia de Elsa Pataky en Madrid, donde desde ayer se la espera para la presentación de DiDi  Hollywood. La noticia saltó a media tarde al confirmarse que no acudiría a ser entrevistada en El hormiguero. Después, el interrogante absoluto: ¿Estaría hoy por la mañana en España? ¿Podrán realizarse las entrevistas concertadas con la prensa? Aunque sin confirmación oficial, parece difícil: Pataky, que rueda estos días en EE UU, habría tenido problemas para liberarse unos días de ese compromiso y someterse al acoso de los medios españoles.

Entrevista al director


¿Qué siente antes del estreno?
Ganas de que la gente vaya a verla, porque la protagonista es la mujer más deseada de España y porque la historia va a llegarle mucho al público femenino. Las desventuras de DiDi son las de cualquier mujer que trata de salir adelante.
Desventuras, sobre todo, sexuales. ¿Cómo convenció a Pataky?
No era fácil porque, en cierta forma, es un retrato de su vida. Tenía bastante miedo, pero al final pudo más el atrevimiento que el temor.
¿Era ella su primera opción?
Estaba en la lista, como Paz Vega, pero me alegro de haber tenido a Elsa, cuya emotividad hará llorar a los espectadores sensibles. Ahora le queda una parte muy dura, porque la van a masacrar a preguntas sobre hasta qué punto vemos en la pantalla su vida real.
¿Y es la de DiDi su vida real?
No, aunque es cierto que el guión se inspira en aspectos de su experiencia y en la de otras actrices españolas como Sara Montiel o Penélope Cruz.

¿Es tan turbio Hollywood?
Sí. Los productores manejan "listas de carne", con jóvenes a las que se quieren beneficiar y niñas para sus perversiones.
A usted, otra vez, le van a acusar de vender sólo sexo y morbo.
DiDi tiene suficiente profundidad, emoción y buenas interpretaciones como para que nadie diga que el erotismo se ha comido a la película.
Además, es una fábula sobre el éxito a cualquier precio...
España necesita reflexionar para entender, más que la crisis, que la sociedad estaba equivocada: hablar sólo de éxito y dinero era un error. Debemos centrarnos en el maravilloso país que tenemos, y no entronizar tanto el éxito.
¿Repetirá el de Yo soy la Juani?
Eso espero. El público español quiere historias actuales y cercanas: les doy otra y, encima, protagonizada por Elsa Pataky.

Tres citas obligadas para poner los sentidos a tono

Una peli
Jamón, jamón: Mientras que gracias a Juegos y Expo España olvidaba complejos de inferioridad, Bigas se fijaba en el ADN local: la ruta del bakalao, puticlubs de carretera y los futuros talentos del cine español en un título apasionado, divertidísimo e imprescindible. Bigas Luna, 1992. Warner, 9,99 euros.
Un disco
Retratos ibéricos: El italiano Nicola Piovani fue el encargado de musicalizar el tríptico ibérico de Bigas Luna formado por Jamón, jamón, Huevos de oro y La teta y la luna. Esta recopilación ofrece los temas originales incluidos en las tres películas, donde se salta de la música clásica a la pachanga más absoluta. Milan Records, 12,95 euros.
Un libro
Tres paellas con Bigas Luna: La comida siempre ha estado presente en su cine: por eso la Mostra de Valencia, que lo homenajeó en 2002, publicó un libro con tres entrevistas con el cineasta ante tres paellas. En las charlas Bigas rememora anécdotas de su carrera y del cine español. Lucas Soler, 2002. Mostra, 19,95 euros.

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