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2011/06/22

El fraude de Wakefield

En 1998, The Lancet publicó un estudio que vinculaba la administración de la vacuna triple vírica (MMR), que protege del sarampión, las paperas y la rubeola, con el desarrollo de un nuevo síndrome que combinaba síntomas gastrointestinales y un retraso del desarrollo similar al autismo. El trabajo fue rápidamente difundido por su autor, el especialista en Gastroenterología Andrew Wakefield, y acogido con entusiasmo por los grupos antivacunas, existentes desde el principio de las campañas de inmunizaciones masivas.
Las tasas de vacunación llegaron a descender hasta un 80%, a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias, que se empeñaron en señalar los puntos débiles del estudio, evidentes al leer el mismo. El principal: que se trataba de una descripción de pequeños casos aislados que no comparaba la incidencia del síndrome en niños vacunados con los que no habían recibido sus inmunizaciones. Estudios posteriores que sí comparaban ambos grupos demostraron una y otra vez que no existía relación entre las vacunas y el autismo.
El asunto dio un vuelco en 2004, cuando Brian Deer, periodista de The Times, tras entrevistar a las familias de los niños participantes en el estudio, publicó que el trabajo había sido un fraude orquestado voluntariamente por Wakefield, que había recibido financiación de abogados que pretendían demandar a las farmacéuticas, entre otras cosas.
La mayoría de los coautores del estudio se retractó, mientras el Congreso General Médico Británico iniciaba su propia investigación, que acabó con la inhabilitación de Wakefield para ejercer la medicina. El artículo fue retirado de The Lancet en 2010, y quedó claro que su principal tesis era falsa.

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