La banca tradicional está en peligro. Durante los últimos años, y con la actual situación económica, las entidades financieras han ido perdiendo credibilidad y reputación ante los ciudadanos. Esta creciente debilidad, derivada de la falta de confianza por parte de los usuarios, está obligando a los bancos a reinventarse ante la amenaza de la posible incursión de nuevos competidores ajenos al sector financiero.
Según el estudio The Millennial Disruption Index (MDI), que analiza los cambios en diferentes industrias de la mano de la generación conocida como los “Millenials” (jóvenes nacidos entre los años 1981 y 2000), los cuatro principales bancos de los Estados Unidos se encuentran entre las diez marcas menos apreciadas del mercado. Entre los más de 10.000 encuestados, el 73% afirma estar más interesado por las ofertas de servicios financieros que puedan ofrecer empresas como Google, Amazon, Apple, Paypal o Square, antes que las de su propio banco. De hecho, aunque se trate de una cifra más modesta, el 33% de los participantes cree que nunca va a necesitar un banco.
Antonio Herráiz, codirector del programa Directivo en Innovación y Tecnología Financiera del Instituto de Estudios Económicos (IEB), afirma que “las empresas tecnológicas son cada vez más financieras” y los bancos ”tienen que digitalizarse” si no quieren quedarse atrás y perder su poder en favor de compañías más ágiles. Aunque por el momento la banca no se ha visto del todo afectada, grandes compañías tecnológicas y de Internet, como Google, así como otras plataformas menos conocidas, pero no por ello menos importantes, como Kantox o la española Arboribus, llevan ya un tiempo introduciéndose en el sector y podrían llegar a plantar cara a la banca tradicional.
Además, la aparición de plataformas de micromezenazgo (Crowdfunding), un modelo de economía colaborativa que permite sacar adelante proyectos gracias a pequeñas aportaciones económicas realizadas a través de páginas web especializadas, ha llevado a que pequeñas y medianas empresas, así como emprendedores, busquen financiación mediante otras vías que reducen costes y agilizan el acceso a la liquidez. Estas plataformas, muchas veces apoyadas en la tecnología (especialmente móvil), se han convertido en uno de los principales competidores del sistema bancario tradicional.
Pero no todo está perdido. La banca ya está trabajando para hacer frente a esta situación y adaptarse a una nueva realidad en la que se ve obligada a responder, mediante la digitalización, a las necesidades reales de sus usuarios. Algunas entidades financieras ya han abierto sus propias interfaces de programación de aplicaciones (APIs) para llevar a cabo encuentros en los que los participantes desarrollen proyectos digitales mediante el acceso a información sobre los servicios bancarios existentes. Es el caso del Instantant Banking Hack Day, un hackathon organizado conjuntamente por Banco Sabadell y Mobile World Capital para que desarrolladores, diseñadores y creativos creen proyectos que ayuden a revolucionar la banca digital.
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