Si bien los desarrolladores de aplicaciones para iOS son los que suelen tener más ingresos, también son los que más problemas, limitaciones, requisitos y presión sufren. Apple tiene un férreo control sobre lo que se ofrece en la App Store y cada cierto tiempo impone una serie de normas para que las aplicaciones sean aceptadas.
El hecho de obligar a que los desarrolladores tengan que usar un Mac, o en su defecto un servicio en la nube, para poder compilar es diametralmente opuesto a la propuesta de Google, que permite que prácticamente cualquier sistema operativo y software de desarrollo pueda crear luego aplicaciones Android.
Pero además de ello, Apple obliga también a que las novedades y actualizaciones de la App Store utilicen las últimas SDKs y estén optimizadas a la última versión de iOS. Ya ocurrió este año con iOS 7 y ahora, para febrero de 2015, la idea de Apple es aceptar sólo aquellas aplicaciones optimizadas para iOS 8, usando su SDK y Xcode 6 o superior.
En este caso, además, Apple impone otra condición, que incluyan soporte 64 bits. Afortunadamente las aplicaciones seguirán siendo un sólo binario con soporte 32 y 64 bits integrado, pero Apple ya no aceptará las aplicaciones que sólo tengan soporte 32 bits. Esto no supone la eliminación de las aplicaciones existentes, sólo afectará a las novedades y actualizaciones a partir de febrero de 2015.
Con esta estrategia, Apple quiere evitar que sigan creándose aplicaciones sólo de 32 bits que eviten que sus nuevos terminales con SoCs A7 y A8 puedan sacar el máximo rendimiento. Esto también supone que los 32 bits ya tienen fecha de caducidad para Cupertino, la duda está en saber cuando ocurrirá.
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