La batalla por conseguir la hegemonía en el mundo de los móviles se
está convirtiendo en una pelea despiadada. Es mucho lo que hay en juego y
las compañías fabricantes de teléfonos inteligentes defienden con uñas y
dientes su pedazo de la tarta.
Pero no siempre la riña se centra en desarrollar el mejor gadget o la
mejor aplicación. A veces el campo de batalla se traslada al mundo de
las patentes. Desde hace algunos años, las grandes compañías centran su
actividad en comprar estas licencia, aunque muchas de ellas resulten
absurdas.
Hay patentes para casi todo. Una que tiene registrada la acción de
«subir página y bajar página». Otra que tiene la exclusiva para hacer
tabletas rectangulares. Existe incluso una patente que explica un
«método para columpiar un columpio».
Si las empresas pueden registrar semejantes minucias, no es de extrañar
que gasten su tiempo en denunciarse unas a otras por el uso de las
mismas.
De esta forma nos encontramos con que Apple denunció a Samsung por
copiarle detalles de los diseños del iPhone y el iPad. La compañía de la
manzana ganó el juicio en California y Samsung ha tenido que pagarle
1.050 millones de dólares. En cambio, un tribunal de Tokio falló a favor
de Samsung, después de haber sido acusada por Apple de violar una de
sus patentes relativa a la sincronización entre móviles y ordenadores.
El siguiente en entrar en la batalla es Google. No hay que olvidarque
los móviles de Samsung utilizan Android, el sistema operativo del
buscador. Las denuncias contra Samsung afectan negativamente a Google.
Así que parece lógico que saque la artillería pesada, a través de la
recién adquirida Motorola, para frenar a Apple.
DEMANDAS. Todo esto no es más que estrategia. Si una
compañía gana una demanda por patentes, además de embolsarse una buena
cantidad de dinero, puede llegar a retirar los modelos de la competencia
del mercado e impedir que se distribuyan más. Sin duda, un revés
importante en una empresa cuya prioridad es fabricar el teléfono más
vendido del mundo.
Si las patentes restringen acciones como «hacer clic en un teléfono
para llamar», está claro que van a ser muchas las compañías demandadas
por violación de licencias.
En estos casos, lo que suele pasar es que las empresas litigantes
llegan a acuerdos económicos y pactos de no agresión, ya que es muy
difícil mantener denuncias por patentes, cuando tú mismo estás
vulnerando otras. Y ese es el problema de Apple, que ha destapado la
caja de los truenos en una pelea en la que no está exento de culpa.
Al final, el afectado siempre es el usuario. La guerra de las patentes
hace que las empresas retrasen la creación de productos innovadores,
previniendo las posteriores denuncias. Por otro lado, la posesión de
patentes por parte de determinadas compañías, hace que las demás no
puedan competir en el mercado, fomentando el monopolio y el
encarecimiento de los precios.
ASÍ ES IPHONE 5, LA NUEVA VEDETE DE APPLE
Tamaño. El nuevo iPhone es más grande que las
versiones anteriores, acercándose a los modelos de sus competidores.
Pero es un 18% más delgado.
Conectividad. Incluye conexión LTE (Long Term
Evolution), con velocidad de transferencia 10 veces mayor que la actual.
En España no es posible utilizarla.
Pantalla. Es Retina Display de 4 pulgadas, frente a
las 3,5 de los modelos anteriores. La resolución es de 1136 x 640
pixeles y 326 puntos por pulgada.
Procesador. Cuenta con el nuevo modelo A6, que supera
las prestaciones de los anteriores. Según Apple, será 2 veces más rápido
que el iPhone 4S.
Conector. La clavija para conectar el iPhone a otros dispositivos es más pequeña. Apple venderá adaptadores para accesorios anteriores.
Cámara. Es más pequeña, pero más potente. La iSight
cuenta con 8 Megapixeles y permite captar panorámicas. La velocidad de
disparo es más rápida.
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