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2012/08/17

El contraataque del sector privado en Brasil


El gobierno brasileño lanzó este miércoles la primera etapa de un amplio paquete de medidas que puede inyectar más de $50.000 millones en la mayor economía sudamericana en los próximos cinco años.
La primera parte del plan incluye la privatización de unos 14.000 kilómetros de vías férreas y rutas, el equivalente de un viaje ida y vuelta entre Londres y Nueva Delhi.

En las próximas semanas, el gobierno anunciará la privatización de puertos, nuevos incentivos para la industria y una disminución en el costo de la energía.
Analistas le dijeron a la BBC que el nuevo paquete representa un cambio en la estrategia oficial, destinado a estimular los que han sido considerados decepcionantes niveles de crecimiento.
Antes de este giro, el gobierno había contado con el incremento en los niveles de consumo interno, alimentado por un mayor nivel de crédito y por un creciente poder adquisitivo de las clases pobres. Esto acompañado por las inversiones de las empresas estatales.
Aunque la estrategia anterior ayudó a Brasil a convertirse en la sexta economía del mundo en 2011, superando a Reino Unido, el gobierno no ha podido mantener los niveles de expansión.
La presidenta Dilma Rousseff invitó a 50 empresarios líderes a Brasilia, donde ella misma anunció la nueva estrategia. En mayo, la mandataria había conversado con hombres de negocios en el palacio presidencial, el Planalto, para saber su opinión sobre qué necesitaba la economía para crecer.

Malas notas

El crecimiento de Brasil para este año se estima en menos de un 2%, el peor desempeño anual desde 2009 y una fuerte caída en comparación con el 7,5% en 2010.
Los recientes y poco convincentes índices han sido atribuidos a la mayor tasa de endeudamiento entre la población y a la crisis global, que ha reducido la demanda de productos brasileños.

Energía cara, infraestructura pobre y costos laborales en aumento también han evitado, según los analistas, obtener unos mejores resultados.
Ahora el gobierno alentará el papel jugado por los inversores privados, quienes habían perdido terreno durante los años de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).
Aunque Rousseff fue elegida por el mismo Lula para sucederla en el poder, ella es vista como una política más dura y pragmática al momento de tomar decisiones en el campo económico.
En febrero, el gobierno entregó tres de los mayores aeropuertos a compañías privadas, esperando mejoras en sus agobiadas instalaciones antes del Mundial de Fútbol de 2014.
Ahora caminos, vías férreas, puertos y quizás otros aeropuertos también serán privatizados.

Menos impuestos

La presidenta confía en que estas concesiones ayuden a mejorar la criticada infraestructura del país.
"El gobierno se ha dado cuenta que las privatizaciones son una forma de alentar la inversión", dice Felipe Salto, economista de la firma consultora Tendencias.

Se espera que este plan atraiga más de US$50.000 millones en el próximo lustro.
La presidenta también prepara la abolición de algunos impuestos federales para reducir el costo de la energía para las industrias en un 10%.
Mayores reducciones impositivas dependerán de duras negociaciones con gobernadores y políticos a lo largo del país.
Sin embargo, los economistas están preocupados sobre una nueva tanda de este tipo de reducciones para la industria que serán anunciadas en las próximas semanas.
"Sin cambios estructurales, pueden incluso generar demanda y crecimiento a corto plazo, pero también causar mayor inflación", afirma Salto.
Las medidas, dice el consultor, también afectarán el equilibrio fiscal.
"Medidas de estímulo globales pueden tener un impacto negativo en los esfuerzos por reducir el gasto público, provocando un desbalance en las cuentas públicas".

"Correcto pero tardío"

Para la economista Silvia Matos, profesora de la Fundación Getulio Vargas, "el nuevo paquete muestra que el gobierno está convencido de que la economía enfrenta un problema estructural".

"El diagnóstico es correcto, pero tomó demasiado tiempo llegar a él".
Según Matos, medidas previas tomadas por el gobierno durante este año, como la reducción de impuestos en automotores, no fueron suficientes para elevar el PBI.
Ni siquiera la reciente devaluación de la moneda, el real, y la progresiva reducción de las tasas de interés han logrado hasta el momento grandes efectos.
Cifras de la Confederación Nacional de Industria indican que 11 de los 19 sectores industriales que habían analizado sufrían caídas en su producción, mostrando una merma en la actividad industrial.
Siliva Matos cree que el nuevo paquete resolverá algunos de estos problemas, pero añade que el país se enfrenta a otros serios desafíos como un aumento en el gasto público y un sistema impositivo ineficiente.
Sin reformas en estas áreas, dice Matos, la economía nacional continuará vulnerable a los pobres resultados.




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