¿Quién no ha escuchado alguna vez a ese hombrecito -o
mujer, depende del caso- sentando en nuestro hombro, que cuando dudamos
si comprar o no alguna cosa nos dice con un guiño en el ojo: "¡Vamos,
cómpralo! Tú te lo mereces".
Esa cosa puede ser ropa, zapatos, una computadora... Todos tenemos algún vicio.Ahora, trate de imaginarse que esa voz es real.
El Banco DBS -cuya sede central está en Singapur- la llama algo así como el "conserje personal", y para entender mejor de qué estamos hablando imagínese que está en una tienda exclusiva de ropa de diseño.
Su teléfono inteligente sabe que está allí gracias a la tecnología de GPS y se lo comunica al banco mediante un servicio al que usted está suscrito.
El banco sabe que usted suele comprar en sitios como estos pero que en este momento anda escaso de fondos.
El sistema reconoce que las probabilidades de que usted compre algo son bajas.
Normalmente, a menos de que quiera pasar hambre, usted se iría de la tienda con las manos vacías.
Pero, ¡alto ahí! Su teléfono suena. Es un mensaje de texto y dice así: si compra lo que estaba mirando en los próximos 20 minutos, podemos darle un préstamo con un interés muy conveniente. No sólo eso, la mercadería viene con un 20% de descuento.
Al rato, se va de la tienda con una bonita bolsa en la mano.
Popularidad en aumento
Lo que acabamos de describir es un ejemplo de un sistema basado en algoritmos inteligentes -que siguen los movimientos financieros de los clientes- adoptado por el banco asiático que mencionamos antes y que está empezando a ser utilizado en distintas empresas."Los algoritmos son los nuevos esclavos", explica John Bates, jefe de Tecnología de Progress, una compañía que se especializa en crear plataformas de algoritmos para una amplia gama de negocios.
Según Bates, en un mundo ideal, los bancos -o cualquier empresa que dependa de la lealtad de sus clientes- le ofrecerían a cada cliente una suerte de asistente personal que podría seguirlo de cerca y buscarle las mejores ofertas. Pero desde el punto de vista logístico, eso es imposible.
"No tienen recursos para hacer eso, ni aunque subcontraten a empresas en India, China o donde sea más barato. Por eso hace falta recurrir a la tecnología. A los algoritmos no hay que pagarles".
Progress trabaja con varios negocios que usan algoritmos para tomar decisiones clave.
La mayoría de las empresas que usan este sistema no están demasiado interesadas en que esto se haga público, ya que hay quienes consideran que este método es un poco dudoso y que encasilla a los usuarios en grupos predeterminados.
Pero estas técnicas están ganando popularidad, debido a que son efectivas a la hora de aumentar las ganancias.
Algoritmos para ganar tiempo
Turkcell, el proveedor de telefonía celular más grande de Turquía,
ganó recientemente un premio por implementar algoritmos. Al igual que el
banco de Singapur, usa información relacionada con el lugar geográfico
en donde se encuentra el cliente.
"Notamos que estas ofertas que enviábamos usando el sistema de marketing en tiempo real daban resultados mucho más positivos que las ofertas que enviábamos por los métodos convencionales", señaló Emre Sayin, directivo de Turkcell.
En otras áreas, los algoritmos están siendo implementados para tentar a la gente a gastar dinero en algo más que objetos de lujo.
El empresario David Coats lo usa para tomar decisiones cruciales. Su compañía invierte en start-ups en el sector de tecnología y usa su propio algoritmo para decidir en qué empresas colocará sus fondos.
"Lo que empezamos a notar es que los empresarios perdían mucho tiempo recaudando fondos", le dijo Coats a la BBC.
"Ese tiempo se lo podrían ahorrar y dedicarlo a manejar su empresa".
Los start-ups que buscan fondos presentan unos cinco documentos con detalles financieros y demás información económica.
Esta información es analizada por un programa que la compara con una base de datos que contiene información sobre inversiones de riesgo de los últimos 20 años.
Las compañías cuyos documentos pasan la prueba del algoritmo son invitadas a una entrevista de 30 minutos, para chequear la información y despejar dudas, y luego las elegidas reciben la inversión.
El proceso toma alrededor de dos semanas.
Según explica Coats, esto no reemplaza al instinto de los hombres de negocios ni mucho menos, sino que aporta información adicional.
Algo importante a tomar en cuenta es que la empresa de Coats nunca es la primera en invertir en una compañía. Antes de que una empresa se aproxime a Coats y su equipo, tienen que contar con el respaldo de otros inversores que se hayan tomado el tiempo de chequear sus credenciales.
Nuestro esquema, dice, sólo trata de acortar el tiempo que lleva obtener los fondos necesarios.
"Notamos que estas ofertas que enviábamos usando el sistema de marketing en tiempo real daban resultados mucho más positivos que las ofertas que enviábamos por los métodos convencionales", señaló Emre Sayin, directivo de Turkcell.
En otras áreas, los algoritmos están siendo implementados para tentar a la gente a gastar dinero en algo más que objetos de lujo.
El empresario David Coats lo usa para tomar decisiones cruciales. Su compañía invierte en start-ups en el sector de tecnología y usa su propio algoritmo para decidir en qué empresas colocará sus fondos.
"Lo que empezamos a notar es que los empresarios perdían mucho tiempo recaudando fondos", le dijo Coats a la BBC.
"Ese tiempo se lo podrían ahorrar y dedicarlo a manejar su empresa".
Los start-ups que buscan fondos presentan unos cinco documentos con detalles financieros y demás información económica.
Esta información es analizada por un programa que la compara con una base de datos que contiene información sobre inversiones de riesgo de los últimos 20 años.
Las compañías cuyos documentos pasan la prueba del algoritmo son invitadas a una entrevista de 30 minutos, para chequear la información y despejar dudas, y luego las elegidas reciben la inversión.
El proceso toma alrededor de dos semanas.
Según explica Coats, esto no reemplaza al instinto de los hombres de negocios ni mucho menos, sino que aporta información adicional.
Algo importante a tomar en cuenta es que la empresa de Coats nunca es la primera en invertir en una compañía. Antes de que una empresa se aproxime a Coats y su equipo, tienen que contar con el respaldo de otros inversores que se hayan tomado el tiempo de chequear sus credenciales.
Nuestro esquema, dice, sólo trata de acortar el tiempo que lleva obtener los fondos necesarios.
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