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2012/05/08

Por qué América Latina tira a la basura millones de dólares en oro, plata y cobre


Cuando los fabricantes de aparatos electrónicos anuncian la creación de un nuevo modelo de computadora o de teléfono celular millones de personas en todo el mundo celebran y salen corriendo a adquirir la última tecnología.
Pero ese afán por estar al día con los avances tecnológicos tiene una contracara: la inmensa cantidad de basura electrónica que se acumula por el desuso.

Mucha gente es consciente de que esos dispositivos contienen algunas sustancias tóxicas para el medio ambiente y por eso la mayoría guarda sus aparatos viejos en un cajón o algún rincón de la casa o la oficina. Otros, directamente los botan a la basura.
Lo que no saben muchos consumidores de tecnología es que esos celulares viejos y computadoras que dejan de usar esconden una riqueza oculta: oro, plata, cobre y otros minerales y metales preciosos que podrían ser reutilizados.
A pesar de que cada aparato contiene una cantidad mínima de estas sustancias, agrupadas constituyen una verdadera fortuna.
Así lo advierte la organización ambientalista Greenpeace, que lanzó una campaña en Argentina para tratar de crear conciencia sobre este tema.
Según el grupo ecologista, si el país hubiera reciclado los 10 millones de teléfonos celulares que fueron descartados en 2011, habría obtenido casi US$12,5 millones en oro, US$1,8 millones en plata y US$664.000 en cobre.
La situación en Argentina es similar a la del resto de la región. De acuerdo con cifras compiladas en 2010 por la Plataforma Regional de Residuos Electrónicos en Latinoamérica y el Caribe (Relac), mientras que en Argentina los ciudadanos tiran unos 3 kilogramos de basura electrónica cada año, en el resto de América Latina la cifra oscila entre 2,4 y 4,2kg.
Los ambientalistas creen que esa cantidad pudo haberse duplicado en estos dos años.
“El problema es que no hay estadísticas oficiales”, afirmó a BBC Mundo Yanina Rullo, experta en residuos eléctricos y electrónicos (RAEE).

¿Por qué no se recicla?

Hasta el 90% de un aparato electrónico es reciclable y algunos de los materiales que se obtienen son de alto valor. A pesar de ello, en América Latina sólo se recicla alrededor del 10% de los desperdicios, según Rullo. ¿A qué se debe?
Gustavo Protomastro, un empresario argentino que se dedica a la industria del reciclado y trabaja para el Grupo Pelco, una de las 5 operadoras habilitadas por las autoridades argentinas para reciclar, explicó a BBC Mundo que el gran problema es la falta de logística.
“Reciclar los RAEE es muy redituable pero sólo si el productor se encarga de transportar los aparatos viejos hasta la empresa de reciclado”, señaló.
“Si las empresas que reciclan tienen que retirar los productos, el negocio no cierra”, admitió.

Es por esto que tanto la industria del reciclaje como las organizaciones protectoras del medio ambiente abogan por que se sancione una ley que obligue a los fabricantes a ocuparse de recolectar los aparatos que ellos mismos produjeron.
En Estados Unidos, Europa y otros países desarrollados existe legislación que obliga a los fabricantes a ocuparse de los deshechos que ellos crearon.
Pero según Rullo, a pesar de que en América Latina la basura electrónica se acumula a grandes pasos, aún no hay leyes que regulen el reciclado de los RAEE. Sólo Costa Rica y Colombia aprobaron decretos que legislan sobre el tema.
En Argentina un proyecto de “Ley de Basura Electrónica”, impulsado por las organizaciones ambientalistas, recibió media sanción del Senado en 2010, pero si no es debatido en 2012 por la Cámara de Diputados perderá su estado parlamentario.

Más reciclado, menos minería

Según Greenpeace, reciclar los residuos eléctricos y electrónicos no sólo permitiría reusar la mayor parte del aparato viejo y asegurar el correcto tratamiento de las sustancias tóxicas que de otra forma podrían contaminar el medio ambiente.
Otra ventaja del reciclado es que reduciría la necesidad de obtener nuevos metales y minerales del suelo.
“Uno de los argumentos más utilizados a favor de la explotación minera es que la actividad provee materias primas para la producción de aparatos eléctricos y electrónicos que se renuevan y actualizan constantemente”, observó María Eugenia Testa, directora política de Greenpeace.
“Esta posición, además de ser una celebración irracional de la sociedad de consumo, no contempla la urgente necesidad de reciclar y recuperar los minerales que ya fueron extraídos y utilizados en la etapa de producción de un aparato que hoy es tirado literalmente a la basura”, señaló a través de un comunicado.
La minería, en especial a cielo abierto, ha causado mucha controversia en Argentina en los últimos meses, con un aumento de las protestas sociales en varias zonas mineras.
Se estima que en la última década el número de proyectos mineros en Argentina creció en más de un 1.000% y el oro y el cobre se convirtieron en la cuarta exportación más importante del país.


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