La creciente pasión de los niños por los iPads, iPhones y aparatos con
pantallas táctiles similares, plantea muchas preguntas para los padres.
Durante años, los niños se han sentado cerca de los
televisores por demasiado tiempo o pasado largas horas con videojuegos.
Pero los neurocientíficos e investigadores que han estudiado los efectos
del tiempo que los niños pasan frente a una pantalla sugieren que el
iPad es un caso aparte.
Un niño pequeño aparta su mirada del televisor 150
veces por hora, dice Daniel Anderson, un profesor emérito de psicología
de la Universidad de Massachusetts. Sus estudios de los últimos 30 años
también concluyen que los niños tienen dificultades para saber qué parte
de la pantalla del televisor mirar.
Una aplicación bien diseñada para el iPad es más
atractiva porque usualmente el lugar de la pantalla que el niño toca es
donde ocurre la acción.
Muchos investigadores esperan que esto ayude a los
niños a aprender. Un estudio que utilizó un iPod Touch y que fue
patrocinado por el Centro Joan Ganz Cooney de Sesame Workshop, la
organización sin fines de lucro detrás de Plaza Sésamo, encontró que
niños entre 4 y 7 años mejoraron en sus pruebas de vocabulario luego de
usar una aplicación educativa llamada "Martha habla". Los 13 niños de 5
años registraron una mejora promedio de 27%. Un estudio que utilizó otra
aplicación educativa produjo un resultado similar, con un avance de 17%
entre niños de 3 años.
En muchas formas, un niño pequeño que usa un iPad es un
conejillo de indias. La tableta de Apple salió al mercado hace apenas
dos años y las investigaciones sobre sus efectos en el desarrollo
infantil tomarían entre tres y cinco años.
El iPad y aparatos similares permiten a los niños interactuar con la
tecnología a una edad temprana nunca antes vista. Los dedos pequeños que
aún no pueden manipular un ratón u operar una consola de videojuegos
pueden navegar la pantalla táctil de una tableta.
Algunos padres comparten sin problema sus tabletas con
sus hijos, aludiendo a las muchas aplicacio¬nes que se promocionan como
herramientas educativas. Otros no.
A los padres les preocupa que las tabletas hagan a sus
niños más sedentarios y menos sociables. También se preguntan qué pasa
en el cerebro de los pequeños cuando usan el aparato, durante una edad
de pleno desarrollo. Al momento del nacimiento, el cerebro ha formado
casi 2.500 sinapsis (las conexiones que le permiten transmitir señales)
por neurona. El número crece a cerca de 15.000 por neurona a los 3 años y
con el tiempo va bajando.
Mientras más televisión vean los niños durante los años
de su formación, más propensos son a tener problemas de atención en el
futuro, señala Dimitri Christakis, director del Centro para la Salud, el
Comportamiento y el Desarrollo Infantil, en el Hospital Infantil de
Seattle. El estudio se basó en observaciones, no investigación en
laboratorio, agrega. Otros estudios no han hallado tal correlación.
Aunque Christakis no ha estudiado la interacción entre niños y tabletas,
sospecha que el efecto puede ser similar, o quizá hasta más
significativo. Una de las fortalezas del iPad -que es interactivo-
"podría ser la debilidad", señala el doctor.
El hijo de 2 años de Julia Campins recibió un iPad de
regalo en diciembre de parte de su abuelo. La mayor parte del tiempo lo
usa para disfrutar de cuentos hablados y juegos sobre animales. Campins
dice que el aparato mantiene a su hijo calmado y entretenido durante
vuelos. Ella y su esposo le dan la tableta al niño sólo cuando necesitan
distraerlo.
Hace un año, mi esposa y yo compramos un iPad y dejamos
que nuestro hijo de 4 años lo usara. Su conocimiento de palabras
pareció elevarse inmediatamente, pero también notamos que cuando usaba
el aparato no respondía cuando lo llamábamos.
"Se está concentrando", dice Sandra Calvert, profesora de la Universidad de Georgetown.
Hay una leve diferencia: el niño decide cuándo termina
de armar una torre de bloques; en un iPad, es la aplicación la que
determina cuándo se ha completado la tarea de manera correcta. Los
investigadores no se han puesto de acuerdo sobre si esta diferencia
tiene algún impacto sobre el niño.
No pasó mucho tiempo para que quitarle el iPad a
nuestro hijo en las noches se convirtiera en una batalla. Muchas
aplicaciones infantiles están diseñadas para estimular la activación de
dopamina, el químico del cerebro usualmente asociado al placer.
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