La ventana de libertad que Internet proporciona a muchas personas en Irán es cada vez más menguante. Coincidiendo con la importante cita electoral de las legislativas de mañana viernes, las autoridades han incrementado su censura en la web, al tiempo que han impuesto severas medidas de control en los cibercafés.
Más de cinco millones de páginas web están censuradas en Irán. Entre ellas está el sitio de ELMUNDO.es. Incluso algo tan sencillo y cotidiano hoy por hoy como buscar información en Google es imposible en la República Islámica.
Sin embargo, la mayoría de los navegantes consiguen escapar a los filtros y bloqueos utilizando páginas proxy o VPN (servicios de redes privadas virtuales).
Facebook y Twitter no tienen razón de ser en la antigua Persia. Sin embargo, más de 17 millones de iraníes tienen cuentas en Facebook, pese al bloqueo.
El papel que las redes sociales jugaron en las protestas del ‘movimiento verde’ de 2009 no ha sido desde entonces banalizado por el régimen.
Tampoco hay que olvidar el contexto regional de la Primavera Árabe –retroalimentada en la ‘ola verde’-, donde canales como YouTube, Twitter o Facebook han sido y siguen siendo un importante modo de difusión de manifestaciones, reivindicaciones y denuncias.
En las últimas semanas –pero sobre todo en los últimos días- navegar por Internet en Irán es complicado y lento. El periódico reformista Roozegar –que ha vuelto a salir publicado después de meses cerrado- informaba de una reducción significativa en la velocidad. La razón es, según este medio, que las autoridades están testando una internet nacional que sustituya a la World Wide Web.
"Los intentos de lanzar una red de internet nacional son la causa de las disfunciones de Internet y de la reducción de su velocidad en las recientes semanas", informaba el medio de comunicación próximo a la oposición.
La idea es lanzar una intranet para proteger sus sectores sensibles (bancos, ejército, plantas nucleares), además de monitorizar el ciberactivismo.
Como muchos ciberactivistas y navegantes que quieren proteger su independencia y su intercambio de información en Irán, utilizan sistemas VPN y conexiones proxy para eludir la censura.
Pero en los últimos días fallan hasta estas ‘vías seguras’, lo que demuestra que la capacidad tecnológica del régimen y su control sobre la red va en aumento.
"Acabarán cortando Internet por completo", se temía. Mientras, el régimen utiliza estos mismos sistemas para poder monitorizar millones de páginas web y blogs.
Gracias a tecnología rusa y china, la República Islámica cuenta con un alto grado de control de la información online. Sus técnicos son los mejores del mundo, como prueba el hecho de que un ‘hacker’ de tan sólo 19 años lograra recientemente acceder a los datos de 250.000 usuarios de cuentas de correo electrónico gmail.
La necesidad viene también del temor a un ciberataque a páginas sensibles del Gobierno, como ya ocurrió en 2010 con el virus Stuxnet, que se infiltró en los ordenadores de las plantas de enriquecimiento de uranio iraníes para sabotearlas y dañarlas.
Algunos expertos apuntan a que implantar la intranet iraní causaría graves problemas al Gobierno (que también usa la red internacional y cuyos altos funcionarios cuentan incluso con cuentas de gmail) y a las empresas que han desarrollado sus propias VPN.
La solución podría estar en un modelo híbrido. Pero mientras llega lo que para muchos cibernautas sería el fin de sus vidas virtuales, la policía han impuesto duras medidas de control en los cibercafés. Ahora tienen que registrar los datos personales de sus usuarios y las páginas que visitaron y guardarlos durante seis meses, según informó la web Tabnak.
Mientras, vuelven los castigos ejemplarizantes contra los blogueros. Amnistía Internacional denunció en un informe publicado esta semana que el bloguero Mehdi Khazali fue condenado en febrero a cuatro años y medio de prisión y a 10 años de confinamiento por "propaganda contra el régimen» y atentar «contra la seguridad nacional".
Más de cinco millones de páginas web están censuradas en Irán. Entre ellas está el sitio de ELMUNDO.es. Incluso algo tan sencillo y cotidiano hoy por hoy como buscar información en Google es imposible en la República Islámica.
Sin embargo, la mayoría de los navegantes consiguen escapar a los filtros y bloqueos utilizando páginas proxy o VPN (servicios de redes privadas virtuales).
Facebook y Twitter no tienen razón de ser en la antigua Persia. Sin embargo, más de 17 millones de iraníes tienen cuentas en Facebook, pese al bloqueo.
El papel que las redes sociales jugaron en las protestas del ‘movimiento verde’ de 2009 no ha sido desde entonces banalizado por el régimen.
Tampoco hay que olvidar el contexto regional de la Primavera Árabe –retroalimentada en la ‘ola verde’-, donde canales como YouTube, Twitter o Facebook han sido y siguen siendo un importante modo de difusión de manifestaciones, reivindicaciones y denuncias.
En las últimas semanas –pero sobre todo en los últimos días- navegar por Internet en Irán es complicado y lento. El periódico reformista Roozegar –que ha vuelto a salir publicado después de meses cerrado- informaba de una reducción significativa en la velocidad. La razón es, según este medio, que las autoridades están testando una internet nacional que sustituya a la World Wide Web.
"Los intentos de lanzar una red de internet nacional son la causa de las disfunciones de Internet y de la reducción de su velocidad en las recientes semanas", informaba el medio de comunicación próximo a la oposición.
La idea es lanzar una intranet para proteger sus sectores sensibles (bancos, ejército, plantas nucleares), además de monitorizar el ciberactivismo.
Alta tecnología para censura online
"La censura en Internet en Irán llega a niveles asombrosos que superan incluso a China", comenta a este diario un usuario de la web que prefiere no revelar su nombre.Como muchos ciberactivistas y navegantes que quieren proteger su independencia y su intercambio de información en Irán, utilizan sistemas VPN y conexiones proxy para eludir la censura.
Pero en los últimos días fallan hasta estas ‘vías seguras’, lo que demuestra que la capacidad tecnológica del régimen y su control sobre la red va en aumento.
"Acabarán cortando Internet por completo", se temía. Mientras, el régimen utiliza estos mismos sistemas para poder monitorizar millones de páginas web y blogs.
Gracias a tecnología rusa y china, la República Islámica cuenta con un alto grado de control de la información online. Sus técnicos son los mejores del mundo, como prueba el hecho de que un ‘hacker’ de tan sólo 19 años lograra recientemente acceder a los datos de 250.000 usuarios de cuentas de correo electrónico gmail.
La web ideal: 'Internet Halal'
El lanzamiento de su propio ciberespacio permitiría a Irán retirarse de la web global. Las autoridades se han mostrado favorables a que Irán tenga una red paralela que cumpla con los principios y valores islámicos y que ofrezca servicios "apropiados". Es lo que se conoce como Internet Halal.La necesidad viene también del temor a un ciberataque a páginas sensibles del Gobierno, como ya ocurrió en 2010 con el virus Stuxnet, que se infiltró en los ordenadores de las plantas de enriquecimiento de uranio iraníes para sabotearlas y dañarlas.
Algunos expertos apuntan a que implantar la intranet iraní causaría graves problemas al Gobierno (que también usa la red internacional y cuyos altos funcionarios cuentan incluso con cuentas de gmail) y a las empresas que han desarrollado sus propias VPN.
La solución podría estar en un modelo híbrido. Pero mientras llega lo que para muchos cibernautas sería el fin de sus vidas virtuales, la policía han impuesto duras medidas de control en los cibercafés. Ahora tienen que registrar los datos personales de sus usuarios y las páginas que visitaron y guardarlos durante seis meses, según informó la web Tabnak.
Mientras, vuelven los castigos ejemplarizantes contra los blogueros. Amnistía Internacional denunció en un informe publicado esta semana que el bloguero Mehdi Khazali fue condenado en febrero a cuatro años y medio de prisión y a 10 años de confinamiento por "propaganda contra el régimen» y atentar «contra la seguridad nacional".
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