Ya no es sólo un grupo de jóvenes con gafas de pasta y 'freaks' de Internet: el Partido Pirata crece en Alemania y las encuestas vaticinan que conseguirá entrar en tres nuevos parlamentos regionales.
En septiembre de 2011, el partido sorprendió al conseguir representación local en Berlín. El domingo, en las elecciones del estado de federado del Sarre, podría plantar una segunda bandera negra.
Las encuestas le otorgan el 5% de votos necesarios para entrar en el Parlamento. Y lo mismo dice para los comicios de Schleswig-Holstein del 6 de mayo y para los de Renania de Norte-Westfalia siete días después.
No tienen programa ni casi estructura, pero sus promesas de transparencia y de hacer partícipes a los ciudadanos están haciendo crecer una base cada vez más diversa. Un ejemplo es el Sarre. A diferencia de la cosmopolita, joven y urbana Berlín, en el pequeño estado rural del suroeste destaca una población envejecida.
Por ejemplo, el presidente de la conservadora CSU bávara y primer ministro de ese estado, Horst Seehofer, copia los predicamentos 'piratas' e imagina ya un "ministro de Internet'.
"Desde lo de Berlín nos conoce la gente. Lo importante es entrar en los parlamentos", dice Schrade antes de que el domingo llegue la primera de las tres pruebas: el Sarre.
Con sólo 347 miembros, una líder de 22 años y sin apenas estructura lograron fácilmente las 900 firmas necesarias para concurrir a las elecciones.
La oposición les achaca que no tienen programa. Los 'piratas' no ocultan que más allá de la legalización de las drogas, de que haya un salario base para todos y de la protección de datos en Internet no tienen de momento muchas más propuestas.
Sólo se necesita una conexión a Internet para seguir las reuniones a través de Liquid Feedback y Mumble, programas que permiten una videoconferencia abierta a todos para discutir temas. Aún con el riesgo consciente de ser espiados por los rivales.
También hay mesas redondas en las que el contacto es cara a cara. Verdadera democracia es lo que venden los piratas en un momento de desafección política.
Pero no quieren ser sólo un partido de protesta, sino que persiguen ganar influencia. Si todo va bien en las tres próximas elecciones se convertirían en el sexto partido de Alemania.
En Schleswig-Holstein ya se habla de que podrían entrar en una coalición de Gobierno. "Siempre con la condición de que las negociaciones se retransmitan en directo por Internet, aunque no me imagino que el resto de partidos quiera", dijo a Der Spiegel Torge Schmidt, candidato pirata en el estado del norte de Alemania.
En Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país, la base se ha duplicado desde la entrada en septiembre en el parlamento regional de Berlín.
Por Internet y twitter se expande la aún líquida ideología pirata. ¿Un virus que cambiará la política en Alemania?
En septiembre de 2011, el partido sorprendió al conseguir representación local en Berlín. El domingo, en las elecciones del estado de federado del Sarre, podría plantar una segunda bandera negra.
Las encuestas le otorgan el 5% de votos necesarios para entrar en el Parlamento. Y lo mismo dice para los comicios de Schleswig-Holstein del 6 de mayo y para los de Renania de Norte-Westfalia siete días después.
No tienen programa ni casi estructura, pero sus promesas de transparencia y de hacer partícipes a los ciudadanos están haciendo crecer una base cada vez más diversa. Un ejemplo es el Sarre. A diferencia de la cosmopolita, joven y urbana Berlín, en el pequeño estado rural del suroeste destaca una población envejecida.
Críticas y guiños
"No somos sólo un fenómeno de las grades ciudades, podemos movilizar a muchos votantes en otras zonas rurales del país", destaca Matthias Schrade, miembro de la dirección federal del partido, cuyo éxito está provocando en los partidos tradicionales tantas críticas como guiños de coqueteo.Por ejemplo, el presidente de la conservadora CSU bávara y primer ministro de ese estado, Horst Seehofer, copia los predicamentos 'piratas' e imagina ya un "ministro de Internet'.
"Desde lo de Berlín nos conoce la gente. Lo importante es entrar en los parlamentos", dice Schrade antes de que el domingo llegue la primera de las tres pruebas: el Sarre.
Con sólo 347 miembros, una líder de 22 años y sin apenas estructura lograron fácilmente las 900 firmas necesarias para concurrir a las elecciones.
La oposición les achaca que no tienen programa. Los 'piratas' no ocultan que más allá de la legalización de las drogas, de que haya un salario base para todos y de la protección de datos en Internet no tienen de momento muchas más propuestas.
Transparencia
Se centran en la forma más que en el fondo. Y es una forma diferente respecto a la de los partidos tradicionales: transparencia y abrir las puertas a todos.Sólo se necesita una conexión a Internet para seguir las reuniones a través de Liquid Feedback y Mumble, programas que permiten una videoconferencia abierta a todos para discutir temas. Aún con el riesgo consciente de ser espiados por los rivales.
También hay mesas redondas en las que el contacto es cara a cara. Verdadera democracia es lo que venden los piratas en un momento de desafección política.
Pero no quieren ser sólo un partido de protesta, sino que persiguen ganar influencia. Si todo va bien en las tres próximas elecciones se convertirían en el sexto partido de Alemania.
'Llevar un escáner al Parlamento'
Milchael Hilberer se presenta como candidato en el Sarre y tiene claro lo que hará si consigue escaño: "Llevar un escáner al parlamento", dijo al semanario Der Spiegel. ¿Para qué? "Para poner en Internet a disposición de todos los contratos públicos y los protocolos de las reuniones de las comisiones".En Schleswig-Holstein ya se habla de que podrían entrar en una coalición de Gobierno. "Siempre con la condición de que las negociaciones se retransmitan en directo por Internet, aunque no me imagino que el resto de partidos quiera", dijo a Der Spiegel Torge Schmidt, candidato pirata en el estado del norte de Alemania.
En Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país, la base se ha duplicado desde la entrada en septiembre en el parlamento regional de Berlín.
Por Internet y twitter se expande la aún líquida ideología pirata. ¿Un virus que cambiará la política en Alemania?
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