La velocista eslovena Merlene Ottey, múltiple medallista olímpica, observa un pequeño parche pegado en una de sus piernas. En su interior hay un biosensor en miniatura que controla sus niveles de fatiga muscular durante los entrenamientos y las competiciones. Para el mundo deportivo significa una nueva era de posibilidades.
Los datos se transmiten de forma inalámbrica y en tiempo real a un equipo de científicos y técnicos, que los analizan para ayudar a prevenir lesiones, mejorar el rendimiento y reducir esos segundos extras vitales en atletismo para ganar.De 52 años de edad, Ottey ha estado en las pistas desde hace varias décadas, y a pesar de que espera participar y hacer su mejor esfuerzo en los Juegos Olímpicos de Londres, su cuerpo es, lógicamente, diferente de lo que solía ser.
"No puedo entrenar como hace 15 años. He entrenado durante más de 30 años y mis músculos han ido perdiendo su equilibrio", señala la atleta, que ya ha representado a Jamaica en los Juegos Olímpicos.
Ahí radica la importancia de controlar las respuestas del cuerpo durante un esfuerzo extremo y es ahí donde la tecnología entra en juego.
Los deportes y la tecnología llevan tiempo fusionando sus conocimientos, desarrollando formas más aerodinámicas o utilizando mejores materiales para crear la bicicleta más rápida.
Sin embargo, recientemente, ha surgido un nuevo factor: la biociencia.
El enfoque permite a los investigadores estar más cerca de las reacciones del cuerpo de un atleta, proporcionando una mejor comprensión de su fisiología y biomecánica.
Nueva frontera para el deporte
A pesar de que los sensores de medición (por ejemplo los que miden la frecuencia cardiaca), existen desde hace un tiempo, los desarrollos más recientes son realmente vanguardistas, señala Leslie Saxon, del Center for Body Computing de la Universidad del Sur de California."Los biosensores representan una nueva frontera para los deportes. Ahora podemos obtener los datos del desempeño de los atletas de forma inalámbrica y en tiempo real", explica la experta.
"Podemos grabar detalles como la aceleración y la posición, la frecuencia cardiaca, la respiración y la fatiga. Además se pueden combinar las medidas con estadísticas y análisis para obtener una imagen completa de la condición física de un atleta y como se desempeña su cuerpo durante una competición", agrega.
"Toda esta información proporciona una visión completa de los factores que influyen en el rendimiento, factores que tienen que ver con lo que comió o las horas que durmió la noche anterior", subraya.
Los datos se utilizan para desarrollar un enfoque personalizado del tipo de entrenamiento que se requiere y mejorar el rendimiento. La información también es de gran utilidad para predecir lo que podría poner en riesgo a un atleta, lo que facilita el diagnóstico temprano de, por ejemplo, un paro cardiaco.
Los biosensores, además, ayudan a prevenir lesiones y extender la carrera de un atleta, añade Saxon.
Talento más tecnología
La compañía eslovena TMG es una de las empresas que desarrolla biosensores en Europa. Su director de I + D Srdjan Djordjevic comenta que aunque "el talento sigue siendo vital para un deportista, simplemente ya no es suficiente".
"La tecnología, así como mejores herramientas de diagnóstico, son importantes no sólo para mejorar el rendimiento sino para encontrar formas y patrones de entrenamiento menos dañinos, lo que significa menos lesiones y problemas derivados del sobreesfuerzo", dice.
En los últimos años los sensores de TMG han ayudado a atletas de diferentes niveles, desde clubes locales hasta seleccionados nacionales de fútbol, atletismo, ciclismo, baloncesto, alpinismo y esquí.
Al ser eslovena, Merlene Ottey utiliza los sensores de la compañía con regularidad, pero TMG también tiene socios internacionales, por ejemplo, UK Sport.
Este organismo público que dirige el desarrollo del deporte en el Reino Unido se ha asociado con una serie de organizaciones en un proyecto de investigación de deportistas de élite llamado ESPRIT (Elite Sport Performance Research in Training with Pervasive Sensing).
"Las tecnologías de sensores son cada vez más pequeñas y sofisticadas, lo que nos permite comprender mejor cómo un atleta está respondiendo a un entrenamiento y qué es lo que necesita para lograr su máximo desarrollo", explica Scott Drawer de UK Sport.
"Los sensores miden fuerzas, velocidades y ángulos, y ahora estamos empezando a entender cómo la fisiología también afecta a algunas de esas medidas y a los resultados", comenta Drawer.
En diciembre de 2011 su grupo de investigación comenzó por primera vez los ensayos en humanos.
"Un atleta bajo coacción se parece a un paciente que sufre un estado de shock. El cuerpo está en condiciones extremas", dice.
"Hemos aprendido a lo largo de los últimos veinte años que los parámetros fisiológicos tales como el oxígeno en la respiración y el ritmo cardíaco, dan información muy valiosa sobre el estado de rendimiento de un atleta".
"Pero lo que no habíamos podido conseguir hasta ahora es información de lectura continua", detalla Vadgama.
El experto, no obstante, detalla que hay una serie de problemas con el desarrollo de los biosensores.
El equipo ha encontrado que la mejor manera de medir el ácido láctico y la glucosa es de forma invasiva, es decir, utilizando una aguja (con enzimas especiales) debajo de la piel.
Estas agujas tienen que ser lo menos perturbadoras, explica el investigador.
"Correr con una aguja clavada en el cuerpo puede ser muy desagradable", agrega.
Así que los científicos diseñaron una aguja pequeña, de sólo un par de milímetros de largo. Y para asegurarse de que el cuerpo no rechaza la aguja, ya que sería como una astilla, el equipo utiliza materiales biocompatibles.
El departamento de Saxon ha comenzado a experimentar lecturas de sensores con los seguidores de los deportistas.
"Se pueden usar los mismos datos que estamos recogiendo para medir el rendimiento deportivo (salud, bienestar y prevención) para crear una experiencia de inmersión de público en general", explica.
"¿Puedo grabar mi propio ritmo cardíaco al ver mi equipo de fútbol favorito, mirar el resultado y compararlo con los resultados de los jugadores que están en el campo? Se puede hacer un montón de cosas divertidas con estos datos”, sugiere la experta.
"A medida que esta tecnología madure, habrá más y más biosensores por todas partes. Es la próxima frontera del deporte y de la tecnología", dice Saxon.
"La tecnología, así como mejores herramientas de diagnóstico, son importantes no sólo para mejorar el rendimiento sino para encontrar formas y patrones de entrenamiento menos dañinos, lo que significa menos lesiones y problemas derivados del sobreesfuerzo", dice.
En los últimos años los sensores de TMG han ayudado a atletas de diferentes niveles, desde clubes locales hasta seleccionados nacionales de fútbol, atletismo, ciclismo, baloncesto, alpinismo y esquí.
Al ser eslovena, Merlene Ottey utiliza los sensores de la compañía con regularidad, pero TMG también tiene socios internacionales, por ejemplo, UK Sport.
Este organismo público que dirige el desarrollo del deporte en el Reino Unido se ha asociado con una serie de organizaciones en un proyecto de investigación de deportistas de élite llamado ESPRIT (Elite Sport Performance Research in Training with Pervasive Sensing).
"Las tecnologías de sensores son cada vez más pequeñas y sofisticadas, lo que nos permite comprender mejor cómo un atleta está respondiendo a un entrenamiento y qué es lo que necesita para lograr su máximo desarrollo", explica Scott Drawer de UK Sport.
"Los sensores miden fuerzas, velocidades y ángulos, y ahora estamos empezando a entender cómo la fisiología también afecta a algunas de esas medidas y a los resultados", comenta Drawer.
Agujas bajo la piel para obtener datos
El instituto Queen Mary, de la Universidad de Londres, participa en el proyecto ESPRIT. Pankaj Vadgama, uno de los principales investigadores, desarrolla pequeñas agujas (basadas en biosensores para la detección y el monitoreo de oxígeno, glucosa y lactosa) para asegurarse de que los niveles, y por lo tanto los atletas, están bien.En diciembre de 2011 su grupo de investigación comenzó por primera vez los ensayos en humanos.
"Un atleta bajo coacción se parece a un paciente que sufre un estado de shock. El cuerpo está en condiciones extremas", dice.
"Hemos aprendido a lo largo de los últimos veinte años que los parámetros fisiológicos tales como el oxígeno en la respiración y el ritmo cardíaco, dan información muy valiosa sobre el estado de rendimiento de un atleta".
"Pero lo que no habíamos podido conseguir hasta ahora es información de lectura continua", detalla Vadgama.
El experto, no obstante, detalla que hay una serie de problemas con el desarrollo de los biosensores.
El equipo ha encontrado que la mejor manera de medir el ácido láctico y la glucosa es de forma invasiva, es decir, utilizando una aguja (con enzimas especiales) debajo de la piel.
Estas agujas tienen que ser lo menos perturbadoras, explica el investigador.
"Correr con una aguja clavada en el cuerpo puede ser muy desagradable", agrega.
Así que los científicos diseñaron una aguja pequeña, de sólo un par de milímetros de largo. Y para asegurarse de que el cuerpo no rechaza la aguja, ya que sería como una astilla, el equipo utiliza materiales biocompatibles.
Biosensores para hinchas
Pero, además de ayudar a los atletas, los datos de los biosensores también se puede utilizar para algo completamente diferente.El departamento de Saxon ha comenzado a experimentar lecturas de sensores con los seguidores de los deportistas.
"Se pueden usar los mismos datos que estamos recogiendo para medir el rendimiento deportivo (salud, bienestar y prevención) para crear una experiencia de inmersión de público en general", explica.
"¿Puedo grabar mi propio ritmo cardíaco al ver mi equipo de fútbol favorito, mirar el resultado y compararlo con los resultados de los jugadores que están en el campo? Se puede hacer un montón de cosas divertidas con estos datos”, sugiere la experta.
"A medida que esta tecnología madure, habrá más y más biosensores por todas partes. Es la próxima frontera del deporte y de la tecnología", dice Saxon.
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