"Estamos aquí para celebrar una de las hazañas más grandes en la historia de la humanidad", dijo ayer, en pleno Polo Sur, el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, quien no quiso perderse el acto principal para conmemorar la gesta de uno de sus compatriotas más conocidos históricamente, el explorador Roald Amundsen. Se cumplen cien años desde que el noruego, que inicialmente pretendía ser el primero en llegar al Polo Norte, colocara su bandera roja, azul y blanca en el extremo más austral de la superficie terrestre. Lo hizo tras ganar una carrera ya mítica a los británicos, comandados por el capitán Robert Scott.
A pesar de que el perfil del noruego era más científico que el del militar británico, lo cierto es que la ciencia estaba más presente en la agenda conquistadora de Scott. Como sostiene el profesor Edward J. Larson, experto de la Universidad de Pepperdine en la carrera antártica, los británicos tenían una hoja de ruta plagada de digresiones dedicadas a la investigación, mientras que el único afán de los noruegos era el de llegar primeros a la meta.
"Amundsen realizó investigaciones científicas en su expedición por el paso del Noroeste, en el Ártico, y también tenía pensado hacerlo en su ruta para conquistar el Polo Norte. Sin embargo, en la Antártida, fue sincero al reconocer que su único objetivo era el de llegar al Polo el primero", explica por correo electrónico Larson, autor de Un imperio de hielo: Scott, Shackleton y la Edad Heroica de la Ciencia Antártica. En un reciente artículo publicado en Nature, Larson realiza un análisis de los "excesivos esfuerzos" realizados por el equipo de Scott en su expedición para completar investigaciones científicas mientras avanzaban. Mientras, mucho más ligero, Amundsen surcaba los hielos como un tiro.
"Los científicos que acompañaban a Scott realizaron hallazgos sobre la formación de cristales de hielo, la evolución de los glaciares y evidencias de cambio climático", explica Larson, quien matiza que la principal razón por la que Scott falló fue porque preparó el viaje sin saber que sería una carrera. Quiso apostar por una expedición más segura, pero murió cuando regresaba del Polo. Poco antes de su final, su expedición realizó una última parada para recoger fósiles que dieron importantes claves sobre la evolución de la vida en la Tierra.
A pesar de que el perfil del noruego era más científico que el del militar británico, lo cierto es que la ciencia estaba más presente en la agenda conquistadora de Scott. Como sostiene el profesor Edward J. Larson, experto de la Universidad de Pepperdine en la carrera antártica, los británicos tenían una hoja de ruta plagada de digresiones dedicadas a la investigación, mientras que el único afán de los noruegos era el de llegar primeros a la meta.
"Amundsen realizó investigaciones científicas en su expedición por el paso del Noroeste, en el Ártico, y también tenía pensado hacerlo en su ruta para conquistar el Polo Norte. Sin embargo, en la Antártida, fue sincero al reconocer que su único objetivo era el de llegar al Polo el primero", explica por correo electrónico Larson, autor de Un imperio de hielo: Scott, Shackleton y la Edad Heroica de la Ciencia Antártica. En un reciente artículo publicado en Nature, Larson realiza un análisis de los "excesivos esfuerzos" realizados por el equipo de Scott en su expedición para completar investigaciones científicas mientras avanzaban. Mientras, mucho más ligero, Amundsen surcaba los hielos como un tiro.
"Los científicos que acompañaban a Scott realizaron hallazgos sobre la formación de cristales de hielo, la evolución de los glaciares y evidencias de cambio climático", explica Larson, quien matiza que la principal razón por la que Scott falló fue porque preparó el viaje sin saber que sería una carrera. Quiso apostar por una expedición más segura, pero murió cuando regresaba del Polo. Poco antes de su final, su expedición realizó una última parada para recoger fósiles que dieron importantes claves sobre la evolución de la vida en la Tierra.
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