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2011/12/23

La trágica historia de Simonetta Vespucci, la mujer más bella del Renacimiento

En nuestro recorrido diario por los temas más destacados de la blogosfera, hoy nos hacemos eco de una entrada publicada en la bitácora “Sentado frente al mundo”, que desvela la verdadera historia escondida tras la protagonista del famoso cuadro “El nacimiento de Venus”.
Pintado por Sandro Botticelli entre los años 1482 y 1484, este cuadro constituye su más famosa obra y también una secreta declaración de amor hacia la bella modelo que interpreta a la diosa Venus llegando a la costa: Simonetta Vespucci.
La joven era hija de un noble genovés apellidado Cattaneo. Con tan solo 16 años se casó con el florentino Marco Vespucci, vecino y amigo de Botticelli. Cuando el pintor conoció a la joven, se enamoró instantáneamente de ella y la convirtió en su musa y modelo de multitud de sus cuadros.
La belleza de Simonetta pronto se extendió por toda Florencia e incluso los hermanos Giuliano y Lorenzo de Médici, mecenas de Botticelli, intentaron conquistarla en numerosas ocasiones. En 1475, durante la celebración de un torneo de justas, fue proclamada “Reina de la belleza”, lo que hizo que su fama como la mujer más hermosa de Florencia se extendiera por toda Europa.

Cuando Botticelli perdió a su musa

Apenas un año después, el 26 de abril de 1476, Simonetta Vespucci falleció a causa de la tuberculosis. Apenas contaba con 23 años. El pintor no pudo soportar la pérdida de su amada, y vivió el resto de su vida obsesionado con su belleza, retratándola en muchas de sus obras. Entre ellas destaca el cuadro "Venus y Marte", en el que los dioses son representados por Simonetta y el propio Botticelli.
Casi nueve años después de su muerte, Botticelli finalizó “El nacimiento de Venus”, su mayor homenaje a Simonetta y cuadro que, con el paso de los siglos se convertiría en su obra más representativa.
El pintor, que nunca se casó, falleció en 1510 y fue enterrado a los pies de la tumba de Simonetta, en la Iglesia de Ognissanti, tal y como había expresado en su última voluntad. Quizá fue la única forma que encontró para poder pasar la eternidad junto a la mujer más bella del Renacimiento. Un amor prohibido que marcó la carrera de uno de los grandes pintores del Quattrocento italiano.

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