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2011/12/14

¿Debe Europa imitar el sistema de prácticas de empresa de Alemania?

Jascha Fauss hace lo mismo que casi dos tercios de los jóvenes alemanes durante sus últimos años de formación.
Pero él sabe que, si se compara con el resto de europeos, es un afortunado. Jascha, de 19 años, está a punto de terminar una pasantía (práctica de empresa) de tres años en la fábrica gigante que tiene Mercedes-Benz a las afueras de Stuttgart, en el sur de Alemania.

Está estudiando ingeniería mecatrónica, una combinación moderna de ingeniería mecánica y electrónica. Le preparará para lo que bien puede ser un trabajo para el resto de su vida, si elige quedarse en Mercedes-Benz, lo que hace la gran mayoría de pasantes como él.
Cada año, la empresa matriz de Mercedes, Daimler, ofrece unas 2.000 pasantías, aproximadamente un tercio de todas las del sector automovilístico alemán.
Una de cada cinco pasantes es una mujer. Nueve de cada diez de estos jóvenes es contratado de manera permanente por las empresas en la que realizan la pasantía. Otros consiguen trabajos de duración limitada.
Los programas de pasantía difieren de una industria a otra, pero son siempre puestos en marcha tras una estrecha colaboración entre las empresas, las instituciones educativas y el gobierno, que pone parte del dinero.
Lo más destacado es que incluso aunque más allá de las fronteras alemanas la economía europea se ha estancado, el compromiso de invertir en la formación de las futuras generaciones no se ha desvanecido.
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"Oportunidades de trabajo"

Cuando lo visitó la BBC, Jascha estaba fuera de clase, en la fábrica junto a su supervisor ("meister"), aprendiendo el proceso de producción de los autos de la Clase C, E y S.
"En mi pasantía, estoy adquiriendo una base en cada uno de los elementos del auto, desde la carrocería hasta los más innovadores como los motores híbridos y las celdas de combustible".
"Me permitirá trabajar en distintas partes de la industria, y aspirar a puestos de trabajo en el futuro".
Jascha añade que también ha aprendido valiosas competencias sociales, porque constantemente tiene que cambiar de grupos de trabajo y además se ha relacionado con los clientes.
Wilfried Porth es uno de los directores principales del consejo de Daimler, y se encarga de los recursos humanos y las relaciones laborales en todo el grupo de empresas.
Cuando comienza a explicar cómo funciona el sistema de pasantías, se centra en otro dilema: ¿por qué el modelo de prácticas de empresa alemán ha tenido tan poco éxito cuando ha sido transplantado a otros países, salvo en casos excepcionales como Holanda o Austria?
"No creo que la aplicación de un sistema de pasantías se pueda reducir a un copiar y pegar", opina Porth.
"Se necesita un sistema educativo que lo apoye. En Alemania tenemos la tradición de ser leales a la empresa. También la economía se centra en la tecnología. Para eso necesitas a gente muy preparada".
"Es un sistema que cuenta con el apoyo de los políticos y la sociedad, y que es necesario para las empresas".
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Raíces medievales

Empresas como Daimler, y otras mucho más pequeñas, juegan un papel importante en el diseño del aprendizaje, del que se encargan en parte las cámaras de comercio, pero Alemania también dispone de numerosas universidades técnicas, cuyo papel fundamental es preparar a los trabajadores que necesitará el país en el futuro.
Hagen Kramer, profesor de economía en la Universidad de Karlsruhe de Ciencias Aplicadas, explica que los sistemas de pasantías alemanes tienen sus raíces en los gremios medievales.
Cree que juegan un papel fundamental en el éxito económico de Alemania y en que esta no se vea afectada por los problemas económicos que acucian a la eurozona.
"La economía alemana se orienta bastante a la exportación, y una de sus fortalezas son sus productos de alta calidad y alta tecnología", dice Kramer.
"Para ello necesitas un suministro abundante de trabajadores con cualificación media y alta. Alemania tiene lo que se conoce como sistema dual".
"Las empresas deben ofrecer a los pasantes una formación estructurada, y esta debe complementar la educación general y vocacional que reciben. Todo sirve para asegurar que Alemania tiene suficiente mano de obra para sus puestos de trabajo".
Jascha, que pronto se graduará, se entusiasma con la perspectiva de dedicar toda su vida laboral a Mercedes-Benz.
Pero lo que queda bien claro es que no tiene mucho sentido que otros países europeos fomenten que decenas de miles de estudiantes se formen profesionalmente en sectores en los que no existe demanda comercial.
Para que la formación profesional y los sistemas de pasantías beneficien a los jóvenes, a las industrias y a los contribuyentes, los estudiantes necesitan contar con perspectivas de empleo en empresas sólidas que se comprometan a invertir en ellos y a desarrollar nuevos productos.
Y para países que han perdido casi toda su base industrial eso es un verdadero reto.

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