El 23 de diciembre de 2012 no se acabará el mundo, aunque, según el calendario maya, será como una Nochevieja a lo grande. Unos 60 especialistas en esta cultura prehispánica debaten desde mañana las concepciones que tenía este pueblo sobre el tiempo. El fin del año que viene coincide con el cambio de era para los mayas. Los expertos sostienen que la influencia judeocristiana en la cultura occidental, con su milenarismo y querencia por el Juicio Final, explica que tantos vean el Apocalipsis donde sólo hay un cambio de ciclo.
De los aproximadamente 15.000 glifos (textos grabados) recogidos hasta ahora en distintos lugares del área donde floreció la cultura maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012. Una es el llamado Monumento 6, encontrado en Tortuguero (Tabasco, México). La piedra, grabada en el siglo VII de nuestra era, menciona la bajada a la Tierra del dios o conjunto de dioses Balun Yookte Kuh con el fin del decimotercer ciclo baktun. En el complejo calendario maya, cada uno de estos ciclos se correspondía con algo más de 394 años occidentales. Tras 13 baktunes (unos 5.120 años occidentales), el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación y vuelta a empezar. Y eso es lo que ocurrirá el 23 de diciembre de 2012.
"La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que, cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo", explicaron en una nota los investigadores Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del comité académico de la Mesa Redonda de Palenque, el foro académico que reúne desde mañana en la ciudad de Chiapas a especialistas en la cultura maya de varios países, incluido España. El encuentro se abrirá con una sesión especial sobre las profecías mayas para 2012.
Ayer, un teletipo de la agencia AP confundió a periódicos de medio mundo y avivó los rescoldos sobre el fin del mundo. En él, se decía que había aparecido otra inscripción con referencias al 23 de diciembre de 2012. En un ladrillo de la pirámide de Comalcalco (también en Tabasco), aparece fragmentada una rueda calendárica, un mecanismo que superponía los tres calendarios mayas: el civil (360 días), el ritual (260 días) y la cuenta larga (5.120 años). En realidad, el ladrillo es conocido desde hace años y está en los alma-cenes del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Peor aún para los agoreros: no está claro que hable del 23 o del 21 de diciembre. Además, podría estar haciendo referencia al pasado y no al futuro. "No hay ninguna razón por la que no pueda ser una fecha pasada, que describa un acontecimiento histórico importante en el período clásico; de hecho, en el tercer glifo del ladrillo parece leerse el verbo huli, el o ella llega", explica a AP el arqueólogo especialista en epigrafía maya de la Universidad de Texas David Stuart. Este tiempo verbal diferencia esta referencia a 2012 de la que aparece en la frase del Monumento 6, donde está en futuro. Esto sirve a Stuart para pensar que "la fecha de Comalcalco es más histórica que profética".
En todo caso, el congreso de Palenque servirá para reconocer la importancia que daban los mayas a la ordenación del tiempo. Además de servirles para organizar su vida, era la base para realizar rituales para que cada nuevo ciclo les fuera propicio. Tan apocalíptico como brindar con cava en la noche de cada 31 de diciembre.
De los aproximadamente 15.000 glifos (textos grabados) recogidos hasta ahora en distintos lugares del área donde floreció la cultura maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012. Una es el llamado Monumento 6, encontrado en Tortuguero (Tabasco, México). La piedra, grabada en el siglo VII de nuestra era, menciona la bajada a la Tierra del dios o conjunto de dioses Balun Yookte Kuh con el fin del decimotercer ciclo baktun. En el complejo calendario maya, cada uno de estos ciclos se correspondía con algo más de 394 años occidentales. Tras 13 baktunes (unos 5.120 años occidentales), el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación y vuelta a empezar. Y eso es lo que ocurrirá el 23 de diciembre de 2012.
"La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que, cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo", explicaron en una nota los investigadores Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del comité académico de la Mesa Redonda de Palenque, el foro académico que reúne desde mañana en la ciudad de Chiapas a especialistas en la cultura maya de varios países, incluido España. El encuentro se abrirá con una sesión especial sobre las profecías mayas para 2012.
Ayer, un teletipo de la agencia AP confundió a periódicos de medio mundo y avivó los rescoldos sobre el fin del mundo. En él, se decía que había aparecido otra inscripción con referencias al 23 de diciembre de 2012. En un ladrillo de la pirámide de Comalcalco (también en Tabasco), aparece fragmentada una rueda calendárica, un mecanismo que superponía los tres calendarios mayas: el civil (360 días), el ritual (260 días) y la cuenta larga (5.120 años). En realidad, el ladrillo es conocido desde hace años y está en los alma-cenes del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Peor aún para los agoreros: no está claro que hable del 23 o del 21 de diciembre. Además, podría estar haciendo referencia al pasado y no al futuro. "No hay ninguna razón por la que no pueda ser una fecha pasada, que describa un acontecimiento histórico importante en el período clásico; de hecho, en el tercer glifo del ladrillo parece leerse el verbo huli, el o ella llega", explica a AP el arqueólogo especialista en epigrafía maya de la Universidad de Texas David Stuart. Este tiempo verbal diferencia esta referencia a 2012 de la que aparece en la frase del Monumento 6, donde está en futuro. Esto sirve a Stuart para pensar que "la fecha de Comalcalco es más histórica que profética".
En todo caso, el congreso de Palenque servirá para reconocer la importancia que daban los mayas a la ordenación del tiempo. Además de servirles para organizar su vida, era la base para realizar rituales para que cada nuevo ciclo les fuera propicio. Tan apocalíptico como brindar con cava en la noche de cada 31 de diciembre.
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