Steve Squyres sería el mejor guía en una excursión por Marte. Este geólogo que viste botas de vaquero lleva siete años explorando el planeta con dos pequeños cochecitos de control remoto, Spirit (fuera de servicio) y Opportunity. Conoce al detalle la geografía escarpada de varios cráteres, la inesperada composición de sus suelos y las traicioneras dunas en las que sus vehículos han quedado atascados.
Cuando esto sucede, su equipo reconstruye un Marte en miniatura y ensaya la maniobra con una réplica de los rovers. Squyres (New Jersey, 1957) encarna a toda una generación de científicos que crecieron viendo las hazañas de los astronautas del programa Apolo en la Luna y que ahora escriben con sus robots el prólogo de la aún incierta llegada del hombre a Marte. De visita en Madrid para participar en el curso Marte y Sociedad, organizado por el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial y la Universidad Complutense, Squyres explicó a Público su visión del futuro de la exploración de Marte.
El objetivo de ‘Spirit' y ‘Opportunity' era saber si existen en Marte las condiciones básicas para la vida ¿Las hay?
Sabemos que en ambos lugares de aterrizaje hubo en el pasado condiciones aptas para algunas formas de vida terrestre muy simples. No quiere decir que hubiese vida. Pero hay que recordar siempre que Marte es un planeta enorme. Es como la parábola de los ciegos y el elefante. Hay seis de ellos y quieren saber cómo es un elefante. Uno agarra la cola y dice "un elefante es como una cuerda". Otro coge la pata y dice "no, un elefante es como el tronco de un árbol". Y cada uno que toca una parte del elefante obtiene una imagen completamente diferente. Nosotros estamos igual. Sólo hemos tocado dos partes del elefante.
¿Qué puede encontrar ‘Opportunity' aún?
Tierra y rocas totalmente diferentes de lo que hemos visto hasta ahora. Es como una misión nueva, aunque con un rover muy machacado.
¿Cómo se siente estudiando un planeta que no puede pisar?
Me encanta escalar montañas. Pensé que me dedicaría a investigarlas. Pero tuve que dejar esa opción cuando decidí dedicarme a Marte. Por ello intenté diseñar un robot con unas capacidades lo más humanas posibles. Darle la visión de una persona, a un metro y medio del suelo, un brazo para que pueda alcanzar cosas, hacer que se pueda mover y escalar montañas como lo haríamos tú o yo si estuviésemos ahí. Podría equivocarme, pero creo que, si milagrosamente pudiese ir a Marte y observase uno de esos cráteres a través de mi escafandra, diría: esto es como me lo esperaba.
¿Significa eso que no hacen falta astronautas?
Los robots son muy limitados. Lo que Spirit y Opportunity han hecho en siete años en Marte, tú o yo lo podríamos haber hecho en una semana. Además, mandamos humanos al espacio por más razones que la ciencia y la exploración. Lo hacemos porque inspira a la gente en la Tierra. Los humanos tienen una capacidad para inspirar a la gente que no creo que tengan los robots.
¿Renunciaría a parte de la exploración robótica para acelerar la llegada de astronautas a Marte?
Ese argumento se escucha a menudo. Pero si haces historia, no se sostiene. Los presupuestos de misiones robóticas y humanas de la NASA han ido siempre juntos, hacia arriba o hacia abajo. La inversión en robots ha sido bastante constante a lo largo de la historia y es lógico. Mira la Luna. Primero fueron Ranger, Surveyor y el Lunar Orbiter. Misiones robóticas que precedieron a las humanas. Es lo mismo que estamos haciendo hoy, asfaltando el camino para que el hombre vaya a Marte.
¿Es realista llegar a Marte en la década de 2030?
No hay plan articulado para ello. La NASA no tiene ese objetivo ni esa fecha. Es difícil comentar si es realista porque el objetivo aún no existe.
Se ha fantaseado con el viaje sólo de ida ¿Lo haría usted?
Marte es un sitio terrible. Hace frío, no hay agua, está lleno de polvo. La gente lo ha idealizado. Hablan de colonizar Marte, llevar allí a sus familias y tener un hogar. Pero, por ejemplo, nadie vive en la Antártida, y es un sitio mucho más agradable que Marte. No entiendo por qué nadie querría vivir allí. La colonización de Marte no es realista.
¿Entonces por qué le gusta este planeta?
Es crudo y estéril, pero es un lugar muy bonito. No obstante, lo que más me gusta de él es que en algún lugar de sus rocas se esconde el secreto de cómo se desarrolló la vida por primera vez y si hay vida en otros lugares del sistema solar y el universo. Me gusta Marte por lo que puede decirnos sobre quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí.
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