El duelo entre el hombre y la máquina ha tenido su primer asalto tras enfrentarse el superordenador Watson de IBM con dos de los mejores cerebros que han pasado por el concurso Jeopardy!, Ken Jennings y Brad Rutter.
El superordenador ha sido desarrollado por 25 investigadores de IBM durante los últimos cuatro años, colaborando con ocho universidades. Es capaz no sólo de buscar en la información albergada en su memoria para responder a las preguntas, sino sobre todo de interpretar en tiempo real lo que se le dice. Ese es el principal reto de este proyecto, y donde en ocasiones la máquina ha mostrado sus carencias.
La mecánica de Jeopardy es sencilla: el presentador Alex Trebek dice una frase que es la respuesta a una pregunta, y los concursantes deben apretar lo más rápido posible el botón, ofreciendo el más rápido la pregunta que la frase contestaba. Por ejemplo, uno de los errores de Watson fue el siguiente. A la frase "Elegancia estilística, o un grupo de estudiantes que se graduaron el mismo año", Watson replicó "¿Qué es chic?", mientras que el concursante Brad Rutter ofreció la respuesta correcta: "¿Qué es clase?".
Este fue uno de los cuatro errores que cometió durante el concurso de la noche del lunes. Al final del primero de los tres programas de los que consta este duelo, Watson y Rutter están empatados con 5.000 dólares, mientras que Jennings está un poco rezagado con 2.000.
Watson está compuesto por 90 servidores alojados en un centro de investigación en Nueva York. Naturalmente, como buen elemento publicitario que es para IBM, ha sido vestido para la ocasión, alojando las máquinas que lo forman en unos armarios o racks de colores azul y negro adecuadamente iluminados. Hay que recordar que desde hace muchos años, el gigante azul se ha preocupado por el diseño de sus máquinas de demostración, desde que el Harvard Mark I fuera embellecido por Norman Bel Geddes, dándole un atractivo aspecto de acero inoxidable y cristal que cautivó a la prensa.
El reto, aunque no lo parezca, es mucho más complicado que la victoria de Deep Blue sobre Kasparov en 1997. El ajedrez tiene una lógica precisa, que se puede expresar perfectamente en términos matemáticos. No es lo mismo que lograr que una máquina entienda el lenguaje natural e interprete dobles sentidos y juegos de palabras. De hecho, ese es el gran obstáculo que se han encontrado los investigadores para lograr una máquina que supere el test de Turing, propuesto por el genio británico en 1951 para dictaminar cuándo un ordenador se convierte en un ser inteligente. Para el inglés, no había diferencia real entre ser inteligente y parecerlo, de modo que si poníamos a una persona a conversar a través de un terminal con otra persona y un ordenador, éste sería considerado inteligente si no había manera de saber quién era quién.
"Cuando lidiamos con el lenguaje, aportamos tal cantidad de contexto para interpretar la pregunta que somos capaces de dar respuestas sensibles y razonables. Al ordenador le cuesta eso", dijo a la emisora NPR el principal investigador del proyecto Watson, David Ferrucci, según recoge Efe.
El equipo de IBM busca ahora maneras para amortizar el coste del proyecto. "Ahora que hemos enseñado a Watson a jugar a Jeopardy, estamos barajando las mejores vías para que su potencial pueda resolver problemas reales. Estamos viendo qué más debemos hacer para que sea útil para los negocios", aseguró la vicepresidenta de Investigación de IBM, Katherine Frase.
Libertad Digital
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