En marzo de 1998, a Lyle Zapato, se le ocurrió crear una página web muy completa sobre el “Octopus Paxarbolis” o “Pulpo de árbol del noroeste del Pacífico”. El animal, evidentemente, no existe. Tampoco predice resultados deportivos. Pero a Donald Leu, profesor de Educación en la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) y autor de varios trabajos sobre alfabetización digital, le ha servido para demostrar que los jóvenes se creen casi todo lo que leen en la red.
“Asumimos que sólo por el hecho de tener facilidad para navegar o conectarse a Facebook, los chicos son buenos evaluando la información que hay en internet. Pero no es así”, declaraba Leu hace unos días en la publicación LiveScience.
Para llegar a tan fiable conclusión, el docente seleccionó a 53 alumnos brillantes de séptimo grado (Primero de ESO) de distritos de bajo nivel económico de Carolina del Sur y Connecticut y les pidió que evaluaran la fiabilidad de la página.
Los resultados hicieron saltar la alarma. El 87,5% de los alumnos consultados aseguraron que los datos de la web eran “fiables”. Sólo la cuestionaron un pequeño grupo de estudiantes de una escuela en la que se había dado clase sobre cómo hay que leer la información en la red.
No precisa en qué condiciones se hizo la prueba, ni si los alumnos tuvieron acceso a otras páginas, ni si los mismos investigadores la presentaron primero como una fuente fiable. Y es que, si se busca Tree octopus (pulpo de árbol en inglés) en Google, la cuarta opción que aparece es una entrada de la Wikipedia en la que se explica que es un hoax (bulo) creado en 1998. Queda claro, por lo tanto, que la misma red desmiente la información publicada por Zapato y que cualquier usuario, de la edad que sea, puede descubrirlo en un par de clics.
Para Leu, que ya realizó este mismo experimento en el 2006, el problema no es que los adolescentes de la generación internet sean “menos listos que la generación anterior”, sino que no reciben la suficiente educación digital porque en determinados centros, sobre todo de las áreas más pobres, se tiende a limitar el acceso a la red por “miedo al acoso online o a que se pierda demasiado el tiempo en las redes sociales”. En este sentido, el académico asegura que es necesario un cambio cultural en las escuelas para preparar a los chicos a leer de forma más crítica online.
Ramón Palacio, director general del Orbital 40, parque científico y tecnológico de Terrassa y ex director general de la entidad pública red.es para el desarrollo de la Sociedad de la Información en España, está convencido de que los jóvenes españoles tienen bastante criterio.
“Viven mejor y de manera más natural el medio digital que los adultos porque han nacido en él”, afirma. “El criterio no depende del medio sino de la persona que lo adquiere y la educación consiste no tanto en proporcionar datos o conocimientos sino en desarrollar espíritu crítico para navegar por la información”, concluye.
La Vanguardia
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