Ya tuvimos el G-5, G-7, G-8, G-8 más 1 y G-20. Pero ahora, según dos líderes de las ciencias políticas y la economía internacionales, vivimos un nuevo orden mundial que denominan "el mundo del G-Cero".
Como le dijo a BBC Mundo uno de esos dos expertos, Ian Bremmer, experto en Ciencias Políticas y presidente de la firma consultora Grupo Eurasia, a raíz de la crisis financiera, Estados Unidos ya no es el líder de la economía global, y ninguna otra nación, o grupo de naciones, tiene el peso político y económico para sustituirlo.Y en lugar de un foro para el compromiso, el G-20 se avizora como campo de batalla entre las naciones que lo componen.
Esa tesis la expusieron Bremmer y Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York, en EE.UU., y presidente de la consultora RGE Monitor, en un artículo publicado por la revista especializada Foreign Affairs.
Pero ya la habían adelantado en el Foro Ecónomico Mundial de Davos de este año, en el que la tesis generó una amplio debate.
¿Era de incertidumbre?
Lo que sostienen Bremmer y Roubini es que el Grupo de los 20 países industrializados y emergentes "está en camino a la obsolescencia y el mundo está en un punto n el que ni un solo país ni un bloque de países serán capaces de conducir un programa internacional".En opinión de los expertos, "el grupo ampliado de las principales economías ha pasado de un posible concierto de las naciones a una cacofonía de voces" que ha minado la cooperación económica internacional y avizora conflictos económicos y la posibilidad de una nueva crisis global.
Según ellos, Estados Unidos carece de recursos para continuar asegurando un marco necesario de seguridad en el que prosperen el libre mercado, el libre comercio y la movilidad del capital mientras que Europa está totalmente ocupada en sus problemas financieros y Japón está atado a complejos problemas políticos y económicos nacionales, con lo cual "un G-3 de los Estados Unidos, Europa y Japón no es una alternativa viable".
China, entretanto, no tiene interés en aceptar las cargas que vienen con el liderazgo internacional, y el resto de los países emergentes se ha visto enfrentado con los desarrollados "en temas de vital importancia, como la coordinación macroeconómica internacional, la reforma de regulación financiera, la política comercial y el cambio climático".
¿Llamado de guerra?
¿El resultado?: la prolongación de una era de incertidumbre que se traducirá en conflictos, proteccionismo y guerras comerciales.Precisamente muchas de las voces críticas de la tesis de Bremmer y Roubini dicen que la idea del "mundo del G-Cero" es un "llamado a la guerra económica", como la definió Laurence Parisot, la presidenta de la principal organización patronal francesa (la MEDEF, por sus siglas en francés).
En declaraciones a BBC Mundo, Ian Bremmer se defendió expresando: "Yo no creo que un mundo del G-Cero sea bueno, pero yo no soy un político sino un científico de la política, y es importante que entendamos el mundo circundante como es y no como quisiéramos que fuera".
Bremmer añadió: "Es bueno que hayamos creado el G-20, el cual refleja aspiraciones, pero que no es un foro efectivo y puede que nunca lo sea. La única manera de que del G-20 sea efectivo es que establezca expectativas a un nivel razonable y que no nos engañemos, que no hablemos de una cooperación global que no está ocurriendo. Tenemos problemas con el clima, con el comercio, con la moneda, y no se están solucionando".
¿Hay solución?
Con respecto a las soluciones, otra de las críticas a la tesis de Bremmer y Roubini es que "censura pero no propone remedio", como manifestó Il Sakong, el jefe del comité organizador de la cumbre del G-20 en Corea del Sur."La solución comienza con la comprensión de en qué situación nos encontramos -le respondió Bremmer en BBC Mundo-. Mi primera sugerencia es establecer objetivos de alcance modesto centrados en metas que sean posibles. Y luego sostener conversaciones honestas".
Los europeos, por ejemplo, "son honestos acerca de la actual situación en la que se encuentran y en que reequilibrar la balanza requerirá pagar un alto precio y se sabe quiénes tendrán que pagar las facturas".
Igual que en la Unión Europea, "a nivel global se requiere un ejercicio de calibración, en el que el mundo desarrollado no podrá seguir consumiendo como lo ha hecho; el dólar estadounidense no continuará siendo la moneda global, la moneda de reserva como lo ha sido. Pero hemos carecido de honestidad".
¿Y el futuro?
Sobre su visión del futuro, Bremmer estimó que "el G-Cero no es sostenible y en la medida en que veamos conflictos globales que no se solucionan aumentará la necesidad de liderazgo".Y dijo que "lo más probable es que se generen asociaciones regionales más fuertes, lo que se está viendo en los estados del Golfo Pérsico, en Eurasia con una Rusia más importante y en una América del Sur con un Brasil como ente nuclear más coherente".
Incluso podría verse en cuestión de una década un G-2 efectivo entre Estados Unidos y China, en caso de que China desarrolle su economía de una manera exitosa y Estados Unidos reduzca el proteccionismo. Si eso no ocurre, quizás los países desarrollados cooperen de una manera más cercana para defender el viejo orden liberal".
Aunque la clave, añadió "estará en lo que pase en Asia con respecto a la integración económica, a la integración en materia de seguridad, y con China e India probablemente cada vez más en competencia".
En resumen, "en los próximos años el G-Cero se volverá más problemático, pero al final como mecanismo no podrá mantenerse. Lo único cierto ahora es que vivimos un nuevo orden donde no hay liderazgo y es la primera vez que experimentamos algo así en muchísimo tiempo", concluyó Bremmer.
BBC Mundo
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