Los expertos de la Universidad de Carnegie Mellon, en Pittsburgh aseguran que un nuevo algoritmo basado en la forma en que la humilde mosca de la fruta organiza sus diminutos pelos tiene el potencial de proporcionar la solución a los problemas que plantean las redes inalámbricas, ya que ésta es más simple y eficiente que cualquier red elaborada por seres humanos.
Mantener comunicados de forma eficiente dos ordenadores es una tarea trivial. Pero a medida que el número de integrantes de la red comienza a aumentar, la situación se complica. Las redes actuales suelen ser muy poco eficientes, sobre todo cuando el sistema de conexión elegido es el inalámbrico.
El trabajo, publicado en el último ejemplar de la revista "Science", muestra cómo los investigadores se inspiraron en la forma en la que la mosca de la fruta organiza sus "antenas", los "sensores" que la "conectan" con el mundo, para conseguir mejores aplicaciones de computación distribuida.
Al igual que en una red de ordenadores basada en la arquitectura cliente-servidor, las células del sistema nervioso de la mosca de la fruta se organizan de tal manera que un pequeño porcentaje de ellas funcionen como "centros" que proporcionan las conexiones necesarias con las demás células nerviosas.
En base a esta relación, los expertos crearon un algoritmo informático que imita esta forma de trabajo, y descubrieron que esta manera de constituirse puede utilizarse para optimizar aquellas redes de ordenadores en las que el número y posición de los nodos que la componen no están rígidamente establecidos.
Es por esto que los principales servicios que se verían beneficiados serían las redes WIFI, los sistemas de recolección de datos basados en sensores inalámbricos o grupos de robots autónomos.
Noga Alon, experto en matemática e informática de la Tel Aviv University y del Institute for Advanced Study de Princeton, Estados Unidos, coautor del artículo, reconoce esta situación explicando que "se trata de una solución tan simple e intuitiva que cuesta creer que no hayamos descubierto su valor 25 años antes".
Por último, los científicos que participan del proyecto señalaron que ya cuentan con los recursos económicos para poner en práctica todo lo que hasta ahora es sólo teoría.
Emol
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