Buscar

2011/01/19

Un exoplaneta revienta el récord de calor

El infierno cósmico tiene nueva sucursal. Un equipo de astrónomos profesionales y aficionados ha colaborado para detallar su nueva ubicación, a casi 380 años luz de la Tierra. Se trata de WASP-33b, que a unos 3.200 grados es el planeta más caliente que se ha detectado hasta el momento.
El exoplaneta es un gigante gaseoso que tiene más de cuatro veces la masa de Júpiter y que orbita una estrella algo más grande que el Sol, pero mucho más extraña, ya que aumenta y disminuye de tamaño cada hora.
"Estamos ante una estrella pulsante, que varía su radio como un globo que se hincha y se deshincha", explica a Público Enrique Herrero, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-­CSIC), quien acaba de detallar el comportamiento de la estrella y su planeta en un estudio publicado en Astronomy and Astrophysics. Si la vida es posible en la Tierra porque orbita al Sol a la distancia adecuada, unos 150 millones de kilómetros, WASP-33b está a apenas tres millones, lo que le convierte en el mayor horno planetario conocido.
Un astrónomo aficionado fue el primero en observar algo extraño en la estrella WASP-33. En septiembre del año pasado, Ramón Naves detectó variaciones en el brillo del astro desde el observatorio que ha construido en Cabrils, a 25 kilómetros al norte de Barcelona. Tras detectar el parpadeo, el aficionado se puso en contacto con el equipo de Herrero, que pasó tres meses vigilando la estrella con el telescopio del Observatorio Astronómico del Montsec, en Lleida.
Las observaciones confirmaron que WASP-33b es el primer planeta fuera del sistema solar que se descubre orbitando una estrella cuyo brillo varía cada hora como si palpitase. Las observaciones también permitieron ver cómo el punto negro de WASP-33b cruzaba por delante del astro y confirmaron que gira en sentido contrario o, como prefieren los astrónomos, tiene una órbita retrógrada. Debido a su cercanía a la estrella, el planeta da una vuelta completa cada 29 horas.

Mareas solares

Según Herrero, sus observaciones también han ayudado a otro equipo a ponerle el termómetro al planeta. Se trata del grupo de Barry Smalley, de la Universidad de Keele (Reino Unido), que cifra su temperatura en 3.466 grados Kelvin (unos 3.200º C) en un estudio que publicará Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
A pesar de ser incompatible con la vida conocida, este remoto sistema solar puede ser muy útil. Aún se ignora la razón por la que la estrella tiembla como la llama de una vela, pero el equipo de Herrero cree que es el propio planeta el culpable. Se debe a que, por su tamaño, causaría flujos en la estrella. "Sería algo parecido a las mareas en los océanos de la Tierra que provoca la Luna", detalla Herrero. Si las próximas observaciones de su equipo lo confirman, el investigador podrá ponerse otra medalla. WASP-33b sería el primer planeta que dicta los cambios en el brillo de su estrella.

Publico

No hay comentarios: