Los bolivianos se despertaron el sábado con la resaca del Año Nuevo y la vuelta a la calma en las calles un día después de que el presidente Evo Morales anulara la subida de los precios de los principales combustibles.
Tras una semana de intensas protestas y de crecientes demandas de renuncia, el mandatario dio marcha atrás a la decisión que tomó el pasado domingo, conocida popularmente como "el gasolinazo" y que según los analistas le había colocado en uno de sus momentos más críticos desde que comenzó a gobernar Bolivia hace cinco años.Lea: Evo Morales anunció el fin del "gasolinazo" dos horas y media antes del Año Nuevo
Morales, que había anunciado la decisión poco antes de la medianoche del viernes, dijo el sábado en un mensaje televisado desde Cochabamba (centro del país) que retiró el decreto para obedecer la voz del pueblo pero negó que el alza de carburantes fuera un "error" y añadió que "tarde o temprano" tendrá que retomar la medida.
Su gobierno había justificado la subida de los combustibles entre un 57% (gasolina premium) y 82% (diésel) para poner fin al contrabando de carburantes a los países fronterizos.
La factura que el gobierno de La Paz paga para ofrecerlos a los bolivianos a precios mucho menores a los del mercado internacional ascendió en 2010 a US$380 millones.
Mientras, el comercio ilegal de los carburantes bolivianos a países vecinos como Perú, Brasil, Chile y Argentina, donde los precios son mucho más altos, había ascendido a US$150 millones, según el gobierno.
Fin de los cortes de carreteras
El transporte urbano y de larga distancia retomó el sábado las tarifas anteriores al "gasolinazo" decretado el domingo 26 de diciembre, según informó la agencia Reuters.Pero los precios no bajaron de inmediato en el comercio y los mercados de productos básicos, previéndose que se normalicen en una a dos semanas, según vendedores citados por las radios.
Los medios de comunicación bolivianos informaron el sábado que los bloqueos de carreteras entre La Paz y la vecina ciudad de El Alto fueron levantados en la madrugada y el transporte reanudó servicios, devolviendo la apariencia de normalidad a ambas ciudades.
Dirigentes de la Central Obrera Regional de la ciudad de El Alto, considerada oficialista pero que también llamó a protestas, señalaron el sábado a los medios que los trabajadores ya no marcharán el lunes hacia la vecina La Paz, como pretendían.
Asimismo, sindicalistas fabriles destacaron hoy que Morales "haya seguido el compromiso de gobernar siguiendo al pueblo" y escuchado el reclamo de derogar el decreto.
Otros grupos que se oponían a la medida, como asociaciones indigenistas o sindicatos mineros aún no han indicado si cancelarán los actos que habían convocado para el lunes, pero sus medidas estaban condicionadas a la anulación del "gasolinazo", como señaló Mery Vaca, la corresponsal de BBC Mundo en Bolivia.
Los analistas señalan que Morales se encuentra ahora ante el reto de recuperar la confianza de los sectores que durante toda la semana le asediaron.
Lea también: El precio social y político
A pesar de que Evo Morales intentó calmar la tensión social con medidas como el aumento del 20% de los salarios públicos o la congelación de las facturas del teléfono, el agua o la electricidad, -medidas ahora también derogadas- las manifestaciones fueron en aumento durante la semana.
Los predecesores de Morales habían dimitido tras semanas de protestas -Gonzalo Sánchez de Losada (2003) y Carlos Mesa (2005)- en las que él tomó parte como líder cocalero.
BBC Mundo
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