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2011/01/07

Egipto reclama el obelisco de Central Park

Egipto amenaza con llevarse el obelisco de Central Park, clavado en este parque neoyorquino desde el 22 de enero de 1881. El máximo responsable de la conservación de las antigüedades egipcias, el hiperactivo arqueólogo Zahi Hawass, informó el martes al alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, de que si no cuida el obelisco, muy deteriorado, intentará arrebatárselo.
Según las cifras de Hawass, el organismo que dirige, el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, ya ha recuperado unas 30.000 antigüedades sacadas del país. El Cairo no se anda con zarandajas diplomáticas y ha llegado a prohibir excavaciones científicas para presionar a las potencias extranjeras. Egipto reclama la piedra Rosetta custodiada en el Museo Británico de Londres y el busto de la reina Nefertiti exhibido en el Neues Museum de Berlín.
"Tengo la tarea de proteger todos los monumentos egipcios, estén dentro o fuera de Egipto. Si el Central Park Conservancy [la empresa privada que gestiona el parque] y el Ayuntamiento de Nueva York no pueden cuidar adecuadamente el obelisco, daré los pasos necesarios para traer a casa este valiosísimo artefacto y salvarlo de la ruina", espeta Hawass a Bloomberg en una carta, también dirigida al presidente de Central Park Conservancy, una organización que ha gestionado unos 500 millones de dólares de inversiones en el parque desde 1980. La portavoz de la empresa, Kari Wethington, se lava las manos. "Los monumentos del parque son propiedad del Ayuntamiento de Nueva York", explica.
Hawass, secretario general del Consejo y con un pie en todos los fregados de la egiptología, se muestra en la misiva "consternado por la falta de cuidados" al obelisco, lo que ha desembocado en "daños graves", como la desaparición de algunos jeroglíficos. El arqueólogo urge a Bloomberg, una de las 25 personas más ricas del mundo según la revista Forbes, a "buscar recursos" para conservar el monolito "con el respeto que merece".
El obelisco de Central Park es hermano del ubicado en la orilla del Támesis, en Londres. Ambos, conocidos hoy como Las Agujas de Cleopatra, adornaron hace unos 3.500 años la entrada del Templo Solar en Heliópolis, en la ribera del río Nilo. Pese a su actual nombre, no tienen nada que ver con la última reina del Antiguo Egipto, que nació 1.500 años después. Los dos monolitos fueron esculpidos por orden del faraón Tutmosis III para celebrar sus 30 años de reinado, en los que el imperio alcanzó su máxima extensión.
En época romana, muchos obeliscos egipcios acabaron en Roma, pero esta pareja de monolitos terminó alrededor del año 12 en la orilla sur del Mediterráneo, en Alejandría, hasta que ambos salieron del país hacia Londres y Nueva York en el siglo XIX. El de EEUU fue un regalo del virrey otomano de Egipto Ismail Pachá tras la construcción del canal de Suez, que une el Mediterráneo con el mar Rojo desde 1869.
En su blog, Hawass asegura que "este monumento increíblemente valioso ha sufrido una erosión muy grave durante el último siglo y no se ha hecho ningún esfuerzo para conservarlo". Sin embargo, Nueva York rechaza las acusaciones y dice que el obelisco no se mueve.
"En este momento no hay ninguna evidencia de que se estén produciendo erosiones significativas", explica a Público el director de Arte y Antigüedades del Departamento de Parques de Nueva York, Jonathan Kuhn. Según el responsable directo de su conservación, que cita un estudio realizado en la década de 1980 por el Museo Metropolitano de Nueva York, el obelisco llegó ya herido a EEUU.
"La conclusión de aquel informe fue que los daños a las inscripciones del monumento ocurrieron en momentos identificables del pasado remoto, antes del siglo XX", asegura Kuhn, que da el debate por zanjado: "Nosotros no apoyamos un traslado del obelisco". Curiosamente, hace poco más de un mes el Metropolitano llegó a un acuerdo con Egipto para devolver una veintena de piezas del fabuloso ajuar funerario de Tutankamón, pese a las reticencias iniciales.

21 metros de jeroglíficos borrosos

El arqueólogo Zahi Hawass denuncia el abandono del obelisco por parte de las autoridades mostrando fotografías actuales con los jeroglíficos borrosos o desaparecidos. El director de Arte y Antigüedades del Departamento de Parques de Nueva York, Jonathan Kuhn, asegura que el Museo Metropolitano ha monitorizado "en los últimos años" los 21 metros del monolito y ya no hay erosión significativa.

Publico

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