Una pantalla escupe en tiempo real el flujo de preguntas que la gente teclea en Ask.com: ¿Está bueno el conejo después de marinarlo en leche? ¿Puedo estar embarazada? "Es la comunidad de usuarios que estamos creando para cubrir el 40% de preguntas que la tecnología semántica no es capaz de responder", explica Scott Garell, presidente de Ask.com, un buscador tan viejo como minoritario que ha logrado resistir el ciclón Google, eso sí, cambiando la fórmula: no busca palabras sueltas, responde preguntas.
Ask.com fue fundado cuando la Red todavía iba a pedales. El dominio de Google es hoy insultante; Microsoft y Yahoo! apenas lo mantienen a raya, pero Ask.com resiste. Ni crece ni muere, se mantiene. Lleva años siendo el cuarto buscador en EE UU y Reino Unido, con el 3% de cuota, el tercero en España.
Explicar este misterio no es fácil, aunque para Garell sí: "Es simple, somos muy buenos respondiendo preguntas". Nada de rastrear palabras sueltas como hace Google. A Ask le van las preguntas concretas: ¿Qué tiempo hará mañana en Madrid? ¿Quién ganó el Mundial de fútbol del 86? Las mastica en segundos y devuelve una respuesta correcta y automática en un 60% de ocasiones.
En 2005, el magnate Barry Diller, fundador junto a Rupert Murdoch de la cadena Fox, se obsesionó con desbancar a Google y para eso se compró Ask por 1.850 millones de dólares (1.429. millones de euros). "Invirtió mucho dinero en intentar superarlos", reconoce Garell en la sede de Ask en Oakland (California, EE UU). Para conseguirlo, Diller fundió una fortuna en desarrollar un motor de búsqueda propio. El resultado fue decepcionante. La masa continuaba yendo a Google para teclear palabras sueltas y unos pocos a Ask para preguntar. "Al final nos hemos convencido de que es mejor invertir en aquello en lo que somos realmente buenos: responder a preguntas", dice Garell. La medida supuso despedir recientemente a 130 ingenieros. Ahora se centran en EE UU y Reino Unido, y en el resto siguen en pruebas.
La decisión de Ask coincide con un reflorecimiento de sitios dedicados a lo mismo, como Yahoo! Answers, o secciones de Facebook, Wikipedia o LinkedIn; el nacimiento de otros, como Stack Overflow (preguntas sobre informática) y Kommons, pero sobre todo de Quora, red social dedicada a resolver las preguntas, creada por pioneros de Facebook. En pocos meses ha recibido una fuerte inyección de dinero y se la considera el bombazo de 2011. La mayoría combina la participación de la gente con algoritmos pensados para la web semántica.
"Google nos ha forzado a hablar en palabras clave como si no fuéramos humanos. Tecleas 'hoteles en San Francisco' y eres tú el que tienes que hacer el trabajo para encontrar lo que buscas. Si estuvieras hablando con alguien, le harías la pregunta entera, en un lenguaje informal. Esa es nuestra idea". Garell teclea: "¿Qué debería visitar en España durante 15 días?". El sistema, lanzado en julio y disponible solo en EE UU, se integra con Facebook y Linkedin y pronto lo hará también con Twitter. En cuestión de minutos, un par de personas hablan de las maravillas del Prado y la Sagrada Familia. "Así es como creemos que debería ser la búsqueda en Internet: una mezcla de indexación automática y socialización".
Ask Networks, la red que incluye a Dictionary.com, es el sexto grupo de webs por tráfico en EE UU, con más de 92 millones de visitantes únicos al mes.
"Google hizo un trabajo fantástico, pero sigue sin responder a las preguntas cotidianas", dice Garell. Sobre las posibilidades de Bing, se muestra escéptico. "Ha resucitado a Microsoft en buscadores, pero están comprando cuota de mercado. Es un juego muy caro y poco sostenible". Y apunta a quien cree que tiene posibilidades: Facebook. "Con un buen sistema podrían convertirse en un referente en búsqueda social y personalizada. Si alguien puede plantar cara a Google, son ellos".
El Pais
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