Varias grandes catástrofes en 2010 dieron lugar a pérdidas materiales importantes y un número excepcionalmente elevado de muertos. El panorama general del año pasado estuvo dominado por una acumulación de fuertes terremotos en un grado pocas veces visto en las últimas décadas. El elevado número de catástrofes naturales relacionadas con el clima y los récords en las temperaturas en diferentes regiones del mundo constituyen nuevos indicios del avance del cambio climático.
En conjunto, un total de 950 catástrofes naturales se registraron el año pasado, según un informe de la aseguradora alemana Munich Re. De ellas, la gran mayoría fueron acontecimientos relacionados con el clima, como tormentas e inundaciones. Esta cifra convierte al año 2010 en el segundo con el número más elevado de catástrofes naturales desde 1980, excediendo el promedio anual de los últimos diez años (785 eventos por año).
Uno de los terremotos más devastadores en los últimos cien años, el terremoto en Haití el 12 de enero, mató a más de 220.000 personas. Sólo el terremoto de 1976 en Tangshan en China se cobró más vidas, 242.000. Más potente que el terremoto en Haití fue el temblor que afectó a Chile un mes más tarde, pero Chile es un país altamente desarrollado, con una normativa de construcción muy estricta por la continua exposición a terremotos que sufre el país. Como resultado de esto, pese a que hubo pérdidas de vidas humanas, fueron relativamente pocas, comparadas con las muertes en Haití.
En el verano, las inundaciones tras las lluvias del monzón tuvieron su consecuencia devastadora en Pakistán. Durante semanas, hasta una cuarta parte del país resultó inundado. Una catástrofe de gran escala también resultó la ola de calor en Rusia y algunos de sus países vecinos, entre julio y septiembre. En muchos lugares, incluyendo Moscú, se experimentaron temperaturas récord. En algunas regiones del centro de Rusia se superó los 30 grados centígrados durante dos meses. Los incendios en los bosques amenazaron las instalaciones nucleares y la zona de suelo contaminado por la lluvia radioactiva de Chernobyl. Al menos 56.000 personas murieron como consecuencia del calor y la contaminación del aire, convirtiéndolo en el desastre natural más mortífero en la historia de Rusia.
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En conjunto, un total de 950 catástrofes naturales se registraron el año pasado, según un informe de la aseguradora alemana Munich Re. De ellas, la gran mayoría fueron acontecimientos relacionados con el clima, como tormentas e inundaciones. Esta cifra convierte al año 2010 en el segundo con el número más elevado de catástrofes naturales desde 1980, excediendo el promedio anual de los últimos diez años (785 eventos por año).
Grandes catástrofes
En total, hubo cinco catástrofes en el año a las que se les puede asignar la máxima categoría de "grandes catástrofes naturales", basado en los criterios de Naciones Unidas: los terremotos ocurridos en Haití (12 de enero), Chile (27 de febrero) y el centro de China (13 de abril), la ola de calor en Rusia (de julio a septiembre) y las inundaciones en el Pakistán (también de julio a septiembre). Estas catástrofes representaron la mayor proporción de muertos en 2010, cerca de 300.000 personas, casi la mitad del número total de muertos por catástrofes naturales en el año.Uno de los terremotos más devastadores en los últimos cien años, el terremoto en Haití el 12 de enero, mató a más de 220.000 personas. Sólo el terremoto de 1976 en Tangshan en China se cobró más vidas, 242.000. Más potente que el terremoto en Haití fue el temblor que afectó a Chile un mes más tarde, pero Chile es un país altamente desarrollado, con una normativa de construcción muy estricta por la continua exposición a terremotos que sufre el país. Como resultado de esto, pese a que hubo pérdidas de vidas humanas, fueron relativamente pocas, comparadas con las muertes en Haití.
En el verano, las inundaciones tras las lluvias del monzón tuvieron su consecuencia devastadora en Pakistán. Durante semanas, hasta una cuarta parte del país resultó inundado. Una catástrofe de gran escala también resultó la ola de calor en Rusia y algunos de sus países vecinos, entre julio y septiembre. En muchos lugares, incluyendo Moscú, se experimentaron temperaturas récord. En algunas regiones del centro de Rusia se superó los 30 grados centígrados durante dos meses. Los incendios en los bosques amenazaron las instalaciones nucleares y la zona de suelo contaminado por la lluvia radioactiva de Chernobyl. Al menos 56.000 personas murieron como consecuencia del calor y la contaminación del aire, convirtiéndolo en el desastre natural más mortífero en la historia de Rusia.
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