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Según Juan José Badimón, colaborador del cardiólogo Valentín Fuster en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, "tres de cada cuatro padres no perciben el sobrepeso de sus niños". El director de la Unidad de Investigación de Aterotrombosis (proceso que conduce al infarto o la trombosis) alucina con la tasa de obesidad infantil en España, la tercera mayor de los países desarrollados, y lamenta que los restaurantes de comida rápida estén llenos. La semana pasada acudió a Canarias a demostrar a los 7.000 médicos participantes en el 32º Congreso de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) que ellos son "el arma número uno para interferir con la enfermedad cardiovascular".
Después de casi 30 años en Estados Unidos, ¿mantiene la dieta mediterránea?
Lo más que puedo, porque no tenemos los mismos ingredientes. Pero sí como mucho pescado, verdura y fruta. Y el aceite es de oliva.
La enfermedad cardíaca es la primera causa de muerte en los países occidentales y llegará a serlo en los países en desarrollo. ¿Cómo podemos afrontar esa amenaza global?
Se pueden hacer tres cosas: prevención, prevención y prevención. Porque uno de los factores de riesgo es la edad y cada vez vivimos más. Por eso lo que estamos viendo es lo que llamo la paradoja cardiovascular. En los años sesenta, de cada 100 personas que sufrían un infarto, 90 morían. Hoy, de cada 100, 90 viven. Hemos visto un incremento de enfermedades que antes no se veían tanto, como la fibrilación auricular, la insuficiencia cardíaca, o problemas valvulares y trombosis. Hemos convertido una enfermedad aguda en una crónica. Y no es una enfermedad de los países ricos, es mundial. Uno de los grandes problemas es que a veces se espera a que la enfermedad se manifieste para empezar a tratarla, cuando parece que la enfermedad cardiovascular empieza en el nacimiento y las medidas preventivas son mucho más baratas, fáciles y efectivas cuando se implementan antes de que se manifieste.
¿Qué se ha avanzado en el ámbito de su especialidad, la relación del colesterol con las lesiones de aterosclerosis?
Hasta ahora se asumía que la aterosclerosis era una condición sine qua non de la edad, pero ahora parece que vamos a ser capaces, no únicamente de inhibir la progresión de la lesión, sino de favorecer su regresión manipulando el HDL o colesterol bueno.
¿Estamos olvidando algún factor de riesgo, como el estrés?
Estamos olvidando muchos factores de riesgo. El progreso está asociado a la adopción de un estilo de vida muy poco saludable. En primer lugar, la dieta. Comemos más ácidos grasos saturados, mucha comida rápida. Número dos, hacemos menos ejercicio. Número tres, fumamos mucho. En cuarto lugar, el estrés, que forma parte del ritmo de vida. Quizás nos debemos plantear volver a la comida de los abuelos, pero no tenemos tiempo.
El Gobierno ha recortado el presupuesto global en investigación en un 7% para el año próximo. ¿Cómo lo ve?
Habría sido maravilloso encontrar otros sitios de donde recortar dinero. La investigación, especialmente la cardiovascular, ha subido muchísimo y este corte va a ser terrible. Desde un punto de vista político, puede ser cómodo porque el fallo no lo va a ver el ciudadano medio, pero este retraso se va a pagar muy caro en los próximos 10 o 15 años. Hay que romper con la idea de que el investigador es aquel hombre descuidado que hace un descubrimiento por suerte. Los grandes inventos los hace gente que ha estado trabajando toda su vida. Hace falta suerte, pero hay mucho trabajo detrás. En el momento en que cortas el presupuesto, va a ser muy difícil ofrecer una estabilidad a la gente joven. Es un error que España pagará caro.
Además de invertir, ¿habría que cambiar la mentalidad?
A pesar del tiempo que llevo en Estados Unidos, he tenido una relación bastante directa y he visto cómo ha ido aumentando muchísimo la investigación. Quizás sería muy interesante estimular a los chicos jóvenes a salir al extranjero, no porque los países extranjeros sean mejores, sino porque les va a dar un punto de vista diferente.
Usted ha dicho que en España, a diferencia de EEUU, no hay conexión entre el hospital, la universidad y el centro de investigación.
Eso es muy importante. Nosotros tenemos a los pacientes. Ahora está cambiando, pero cuando me fui de España había compartimentos muy separados. Creo que tiene que haber una conexión muy activa, especialmente en investigación biomédica.
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