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2010/10/22

Apple podría transformar 30 años de tradición en el software

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A simple vista, los grandes anuncios de Apple durante su evento de hoy fueron el nuevo sistema operativo Mac OS X 10.7, llamado Lion, la suite de vida digital iLife ’11 y el nuevo portátil ultraliviano MacBook Air. Sin embargo, un anuncio hecho casi de paso podría echar por tierra los mecanismos convencionales de comercialización de aplicaciones en los computadores.
Se trata de la Mac App Store, una tienda inspirada en el exitoso ‘marketplace’ del iPhone y el iPad en el que con unos pocos toques de la pantalla se pueden buscar, descubrir, comprar e instalar aplicaciones de todo tipo.
Para los usuarios, tener un sitio centralizado desde el que  puedan encontrar y descubrir aplicaciones modificará sus hábitos y probablemente los impulse a probar y a comprar más programas, mientras que para los desarrolladores la tienda representará la posibilidad de llegar fácilmente a millones de usuarios sin tener que invertir grandes montos en publicidad e infraestructura técnica y de comercio electrónico (para lograr las ventas en línea).
Para entender la magnitud de lo que puede ocurrir con la Mac App Store, basta con analizar qué ha sucedido en el terreno móvil. En 2007, cuando Steve Jobs anunció el iPhone original, los teléfonos inteligentes de la época empezaban a sorprender por su versatilidad, gracias a que se les podían instalar aplicaciones (de hecho, en los computadores de mano Palm esto ya se podía hacer desde finales de los años 90). Sin embargo, el proceso era sólo apto para expertos, aficionados y personas con mucha paciencia.
En general, éste consistía en buscar en Google el tipo de aplicación que se requería (por ejemplo, ‘procesador palabras Windows Mobile’), leer revistas y sitios que evaluaran software o ingresar a un directorio de aplicaciones, como el entonces promisorio PalmGear. Luego, entre las distintas aplicaciones encontradas se escogían las más convincentes en su sitio web o las que tuvieran mejores calificaciones de los usuarios. En ese momento, apenas empezaba el proceso.
Luego, se debía descargar la aplicación deseada –en algunos casos, después de un proceso de registro en el sitio web del desarrollador–, y ya en el computador, instalarla al dispositivo móvil o hacer una sincronización, algo que hoy suena sencillo, pero que hasta antes de la aparición del iPod y la aplicación iTunes era un dolor de cabeza en la mayoría de los equipos y para casi todos los usuarios.
Hoy, el proceso es tan simple, que cualquier persona puede instalar aplicaciones en los dispositivos bajo las plataformas iOS (de Apple), Android (de Google), e incluso de BlackBerry y Ovi Store (de Nokia): basta con ingresar a la tienda desde el dispositivo móvil, navegar entre categorías y rankings o hacer búsquedas, descargar las aplicaciones deseadas (gratuitas o con un costo), y listo: de inmediato están funcionando (también se pueden descargar desde el computador y sincronizar a los equipos).
Los resultados de este cambio drástico que Apple impuso, aun cuando era un recién llegado al terreno de los teléfonos inteligentes, son evidentes: la App Store cuenta con más de 300.000 aplicaciones –seguida del Android Market, con unas 100.000–, la industria sufrió un sacudón y los operadores móviles perdieron el control de lo que sus clientes podían hacer en los teléfonos, y el control llegó a los usuarios, que son los que deciden qué quieren hacer y con qué software. Por supuesto, todo esto dio paso a una industria floreciente, la de las aplicaciones móviles, que ha generado estos grandes números de aplicaciones y otros como los 7.000 millones de descargas sólo desde la tienda de Apple.

¿Podría repetirse el fenómeno en los computadores?

Dado que una tienda centralizada de software cambia las reglas del juego de la comercialización y el consumo de las aplicaciones (aunque Ubuntu, la distribución de Linux más popular, tiene una especie de tienda desde hace un buen tiempo), seguramente surgirán opiniones de todo tipo, incluso las extremas que augurarán un fracaso rotundo por parte de Apple, y la de los fanáticos de la manzana que llegarán a profetizar que éste es el comienzo del Mac como plataforma de cómputo dominante por encima de Windows (¿y por qué no?). Por eso, a continuación analizamos algunos aspectos que deben ser tenidos en cuenta antes de lanzar conclusiones:
  • Mientras la prodigiosa App Store cuenta con unas 300.000 aplicaciones, y el número de desarrolladores no debe superar los 100.000, la comunidad de desarrolladores para Mac OS X cuenta con más de 600.000 miembros –registrados, así que el número debe ser superior–. Esto significa que la plataforma Mac ya tiene suficiente software para la mayoría de las necesidades y que no se trata de un campo nuevo como ocurría con el iPhone. Esto es bueno, por un lado, porque Apple no tendrá que educar desde ceros a sus desarrolladores, pero también puede representar un obstáculo si éstos, que llevan 5, 10 o hasta 26 años haciendo software para el Mac, sienten amenazada su independencia y creen que las cosas deben seguir funcionando como siempre.
  • Durante todos estos lustros de comercialización de software, los desarrolladores han manejado toda la cadena de distribución por su propia cuenta y riesgo: desde el propio desarrollo hasta el mercadeo, la publicidad, el montaje de sus plataformas de ventas –en línea o antes, en cajas–, etc. Esto representaba altos costos, pero también garantizaba que los ingresos le llegaban en un 100% a sus arcas. El modelo de la Mac App Store es similar al de la tienda de aplicaciones móviles: Apple pone la tienda y toda la infraestructura, y el desarrollador se queda con el 70% de los ingresos por ventas, sin importar el monto. Este porcentaje, para quienes están felices con el modelo actual, puede ser un abuso o una exageración de Apple –sin embargo, probablemente sólo estén felices gigantes como Microsoft y Adobe, y algunos desarrolladores pequeños con muchos años de tradición que no necesitan esforzarse para vender su software–. Pero para la gran mayoría de quienes hacen software esta tienda puede ser la panacea, pues sus empresas o proyectos se deberán concentrar sólo en lo que saben hacer: software.
  • Una predicción que no se puede hacer, pero sobre la que habrá que estar alertas, consiste en que la tienda puede reducir la piratería de software en el Mac. Como lo señaló un vocero de Apple a ENTER.CO, cuando las personas encuentran una manera fácil e intuitiva de comprar, y precios razonables, las vías alternas, incluida la piratería, pasan a un segundo plano. Al menos eso ha ocurrido con la música de la iTunes Store y las aplicaciones para iPhone , iPad y iPod touch.
  • Un ‘marketplace’  brindaría un inmenso beneficio adicional a los desarrolladores: el de tener una clientela potencial verdaderamente global. Hoy, pese a que Internet ha roto fronteras, muchos desarrolladores encuentran barreras como las del idioma, las formas de pago desde distintos países y factores culturales que generan desconfianza entre una región del mundo y otra. Hoy, por ejemplo, quienes compran o instalan aplicaciones gratuitas en sus dispositivos móviles rara vez se preocupan por el origen del desarrollador y se conforman con ver las opiniones de otros usuarios y con que las aplicaciones han superado el control mínimo de calidad impuesto por Apple.
  • Y a propósito de control de calidad, un parte de tranquilidad para quienes pudieron creer que la Mac App Store funcionaría como medio exclusivo de instalación de software, tal como la tienda de aplicaciones móviles: no tendría sentido que el Mac fuera tan cerrado como un iPod o un iPad, y un vocero autorizado de Apple confirmó a ENTER.CO que los usuarios y desarrolladores podrán seguir instalando y vendiendo aplicaciones como siempre. La tienda, pues, es simplemente una opción nueva que complementa el modelo tradicional –aunque su verdadero alcance se verá con el correr de los meses–.
Este último punto, sobre el que no hubo mayor claridad en el anuncio, será clave para que la satisfacción de usuarios y proveedores de software. Como sea, dentro de 3 meses la tienda ya estará funcionando y los desarrolladores ya empezarán a enviar sus aplicaciones a Apple en unas pocas semanas, ávidos de la aprobación de Apple y de ver si el fenómeno en los dispositivos móviles se repite ahora en los computadores portátiles y de escritorio.
Cabe aclarar que para Latinoamérica, incluidos mercados importantes como Argentina, México, Chile y Colombia, la tienda llegará meses después, pues según un vocero de Apple, la compañía debe adelantar trámites legales y de impuestos antes de ponerla en marcha. Sin embargo, los usuarios de iTunes Store (la tienda de música) y de la App Store (software móvil) con cuentas en Estados Unidos podrán acceder a la nueva tienda desde el comienzo.
Quedan inquietudes en el aire… ¿Apple asumirá un control férreo de su plataforma Mac OS X como lo ha hecho con iOS, o será más flexible (apostamos por la segunda opción)? ¿Se copiarán de Apple otras plataformas en el montaje de la tienda de aplicaciones, o serán prudentes y esperarán para ver sus resultados? ¿Qué piensan los usuarios de Mac actuales acerca de este cambio? ¿El software para el Mac tendrá una nueva época dorada a raíz de esta tienda? Sus comentarios, como siempre, son bienvenidos.

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