Fuente: Portafolio.
Entregar un Van Gogh o su Renoir a alguna de las instituciones financieras neoyorquinas que operan con discreción es una de las salidas que los ricos estadounidenses han encontrado.
La fórmula no es nueva. "Los Medici daban préstamos sobre cuadros empeñados en el Renacimiento", subraya Meghan Carleton, banquera de "Art Finance Partners" (AFP), cuyas oficinas están situadas en una pequeña galería de arte, en el séptimo piso de un rascacielos art-deco de Manhattan, cerca de la Quinta Avenida y de Central Park.
El sistema es simple: el cliente empeña una o varias obras de arte y el banco le presta aproximadamente 40% del valor estimado por sus expertos. En general el préstamo es por un año, a veces menos y a veces mucho más, como indica en su sitio "Fine Art Finance", una sección del banco privado "Emigrant Bank" encargado de estos préstamos.
Hasta el vencimiento, la persona paga intereses, entre 12 y 19% de la suma, a veces más. Y a menudo, el Monet sigue colgado sobre la chimenea.
Si el beneficiario no puede rembolsar el préstamo al vencimiento, entonces pierde la propiedad de la obra de arte, o más, si el banco lo obliga a vender otros bienes, como su casa.
"Estamos en un periodo de crisis de liquidez y en seis a ocho meses nuestra clientela ha aumentado al menos 40%", indicó Meghan Carleton, que estimó en 15% la cantidad de transacciones que terminan con la quiebra de quien pidió el préstamo.
Estas instituciones tratan a menudo con celebridades, y por lo tanto no brindan nombres. "Se puede empeñar una obra porque se necesita dinero, no necesariamente para pagar deudas; puede ser un préstamo para iniciar un negocio o comprar otra obra", subrayó Carleton. "Pero todos buscan discreción, hay historias de divorcios, de cambios de actividad", explicó.
La revelación en el New York Times, hace pocas semanas, de la identidad de una deudora, la fotógrafa Annie Leibovitz, que habría pedido prestados a Art Capital Group 15 millones de dólares, empeñando a cambio sus fotos pasadas, presentes y futuras, sacudió este pequeño mundo donde todos se conocen.
Art Capital, Art Finance Partners, Fine Art Finance: son pocos los "bancos" que se reparten el mercado en Nueva York, centro de los negocios para clientes provenientes de todo el mundo.
"Los bancos grandes como el Deutsche Bank, Citi o Bank of America realizaron préstamos en base a empeños en los años 70-80, pero sigue siendo un nicho de mucho riesgo porque el mercado del arte es opaco y está poco regulado, sometido a manipulaciones. Algunos han perdido fortunas y todos dejaron de hacerlo. El último fue UBS, que acaba de anunciar que lo suspendía", subrayó otra banquera, que pidió mantener el anonimato.
El banco al que pertenece presta solo a partir de un millón de dólares y solo acepta el empeño de colecciones -cuadros, muebles o instrumentos musicales- estimados en 5 millones de dólares como mínimo. Lo que no ha impedido que las solicitudes de préstamos se duplicaran entre 2007 y 2008.
"Evaluamos exhaustivamente a quien pide el préstamo, nos rodeamos de garantías. Y en cinco años de existencia, no lamentamos pérdidas", concluyó la banquera anónima, aunque sin esconder cierta inquietud por las sacudidas que ha registrado el mercado del arte en los últimos meses.
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