La crisis y la actual situación financiera agudizan los sentidos de las empresas a la hora de buscar soluciones y parches para sus problemas. Las ideas rocambolescas con el fin evitar pérdidas y abaratar costes están a la orden del día… pero algunos llegan más lejos que otros. El bufete de abogados Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom se lleva la palma: va a pagar a sus empleados un tercio de su sueldo con tal de que no aparezcan por la oficina durante un año, tal y como recoge The New York Times.
Heather Eisenlord es una de las afortunadas que ha aceptado esta singular oferta, y no ha tardado en sustituir los papeles de contratos y leyes que antes poblaban su mesa de trabajo por guías de viajes, libros turísticos y varios billetes de avión. Su intención es pasar un año ‘sabático’, quizá el mejor su vida, a costa de su empresa y sin perder dinero, ni lo que es más importante, su puesto de trabajo. En doce meses pretende visitar entre 10 y 15 países y dedicarse a actividades muy alejadas de su habitual labor en el bufete.
A Eisenlord le gustaría enseñar inglés a monjes en Sri Lanka o potenciar la energía solar en remotos rincones del Himalaya. Es decir, altruismo puro alejado del estrés de la gran ciudad, sin jefes en muchos kilómetros a la redonda y con cantidad de culturas y países exóticos a su alcance. Y ésta no es la mejor parte. El premio gordo es que Skadden le pagará 80.000 dólares por ello.
Esta cantidad corresponde a la tercera parte del sueldo normal de un asociado que lleva seis años en la compañía, y tampoco puede considerarse un salario muy competitivo, según reconoce la joven abogada. Pero para alguien que se va a recorrer medio mundo en una especie de ‘vacaciones de cooperación’ no es una mala paga.
¿Objetivo? Evitar los despidos
La apuesta de la empresa parte de una intención clara: evitar los despidos de sus asociados (cerca de 1.300 en todo el mundo) ofreciéndoles la oportunidad, que no la obligación, de encontrar y realizar trabajos desinteresadamente. Hasta ahora, unos 125 empelados han mostrado su interés por ‘desparecer de la oficina’; una cifra que “ha superado las expectativas de la firma”. Así lo explica Mathew Mallow, uno de los responsables de la estrategia, quien también se reconoce consciente de que muchos candidatos invertirían ese tiempo simplemente en “pasar tiempo con su familia o en no moverse del sofá visionando los todos capítulos de sus series favoritas”.
El riesgo existe para ambas partes. La firma se la juega con una estrategia tan extrema que no en todos los casos le va a garantizar que sus empleados hagan un uso eficiente del tiempo libre a favor de la empresa, ya que, a diferencia de las propuestas lanzadas por otras compañías, Skadden no obliga a que tomen dicha opción como un requisito indispensable.
Por otro lado, muchos compañeros ya están intentando prevenir a Eisenlord, porque consideran que no es posible vivir un año con ese salario y porque según ellos, un trabajador que se ha pasado meses plantando árboles en la selva amazónica se encontrará a la vuelta, en desventaja frente a otro que ha seguido atado a los clientes y el horario partido en el bufete. Sin embargo, Eisenlord opina que la distancia entre ella y el epicentro de los despidos puede mantenerle inmune. Además, la jurista de 36 años explica que tras esta ‘experiencia’ regresará al trabajo más motivada que nunca y consciente de que retorna al trabajo de su vida.
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