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2009/04/08

¿De verdad necesitamos 2 terabytes?

Fuente: Soitu.

La nube está revolucionando la forma de ejecutar aplicaciones y almacenar información, pero a la hora de la verdad lo cierto es que casi todos tenemos discos duros repletos de datos que nos aterrorizaría perder. Desde finales de los 90 la gran esperanza para dejar de acumular estos dispositivos es el almacenamiento en la red de la información, pero la limitada velocidad de las conexiones a internet y la falta de garantías legales de seguridad y privacidad dificultan lograr este reto.

Los fabricantes saben que tenemos permanentemente un problema de espacio y en el mercado encontramos discos rígidos con toda clase de precios, diseños, y características técnicas. Es posible elegirlos con conexiones USB, Firewire, e-Sata, o incluso con Wifi; con conexión al televisor; lentos y rápidos; externos o internos; con mayor o menor consumo energético... pero al final lo que de verdad importa es su capacidad para almacenar datos, muchos datos.

Los primeros discos duros que se popularizaron en los años 80 sólo tenían 10 o 20 megas de capacidad, pero ésta se incrementó unas 1.000 veces en los siguientes 10 años y cien veces más en esta última década. Hace poco Western Digital presentaba un disco duro de dos terabytes de capacidad.

¿Serán dos Terabytes la solución?

Más allá de lo que el futuro pueda traernos cabe mirar a las soluciones que encontramos en el presente. Actualmente utilizo un Imac con un disco duro interno de 250 Gb y otro externo de la misma capacidad, también tengo varios gigabytes de información en bastantes discos CD y DVD que casi nunca saco del archivador. En la nube almaceno 778 fotos en mi cuenta de Flickr, y bastantes archivos de toda clase diseminados en servicios de como Gmail y Google Docs.

Hace tiempo que desistí de organizar toda esa información ordenando meticulosamente las carpetas del sistema operativo. Para hacer búsquedas uso Spotlight —la maravillosa e inigualable herramienta de búsquedas de OSX— y algunos programas de catalogación de archivos multimedia como Picasa, Iphoto, y Adobe Bridge. Todas las semanas pierdo bastante tiempo en hacer limpiezas de los discos duros eliminando 'basura', pues con frecuencia estos se encuentran al límite de su capacidad.

He decidido comprobar si un disco duro de dos terabytes solucionaría a medio plazo mis problemas de espacio con garantías de seguridad. El modelo elegido ha sido el My Book Mirror Edition de Western Digital, que en realidad es una carcasa que incluye dos discos duros extraíbles de un terabyte cada uno, tiene conexión USB 2.0, y puede utilizarse de forma clásica o en modo 'espejo'. Esto último quiere decir que mientras en uno de los discos grabamos datos el otro hace una copia de seguridad de los mismos. En ese caso su capacidad, como es lógico, se reduce a un terabyte. He optado por usarlo de esta forma.


Lo primero que he hecho con este pequeño monstruo ha sido hacer una copia de todos los datos de toda la información que guardo en mis discos rígidos. Sólo con esto he llenado casi un terabyte —medio para la copia principal y otro medio para la copia de respaldo—. Una vez realizada la operación los he formateado y he realizado una instalación limpia de Leopard. Ha sido en ese momento cuando me he dado el gustazo de poder utilizar por primera vez Time Machine, la aplicación de Mac OSX que crea una colección de copias de seguridad del sistema y de mis datos día tras día.

Después he procedido a reinstalar sólo las aplicaciones que considero imprescindibles, dejando de lado todas aquellas que por cualquier motivo he ido probando con el paso del tiempo y que no utilizaba. También he restaurado las principales carpetas de datos, aunque mi gigantesca colección de fotografías ha ido a parar a mi disco duro externo de 250 Gb.

El resultado de todo esto es que ahora mismo mi sistema funciona con mucha más agilidad que hace unos días —tengo más de 150 Gb de datos libres en el disco interno de mi ordenador—. Mis fotos y algunos vídeos se encuentran en un único disco duro —que todavía tiene capacidad para aguantar por lo menos un año almacenando información— y dispongo de copias de todo lo que voy haciendo a diario y de todos los datos antiguos.

En la operación he consumido la friolera de 1,8 terabytes. La verdad es que me resultará muy difícil prescindir de esta pequeña bestia de Western Digital cuando tenga que devolverlo al finalizar esta prueba. A propósito, este modelo cuesta 269 euros, por lo que cada gigabyte sale a algo menos de 15 céntimos.

¿Cuánto tiempo pasaría antes de tener que añadir más capacidad a los dos 2 terabytes y medio que ahora mismo tengo sobre la mesa? Es difícil saberlo, pero no es descabellado pensar que antes de que la nube madure quizá haya que colocar otro par de terabytes por aquí.

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