El ser humano es así. Aunque seamos tan avanzados que Estados Unidos tiene un presidente negro, la Edad Media no queda tan lejos. Todavía hoy creemos que algunos objetos son mágicos, y que su mera posesión basta para conceder (o eliminar) superpoderes a sus dueños. Pongamos a ese primer presidente negro, sin ir más lejos. Usa un portátil Mac, una BlackBerry, un iPhone y un iPod, así que la magia de esos objetos se le contagia irremisiblemente y es guay. Sexy. El primer e-presidente de la historia. Bien diseñado, ligero, con mucha capacidad, un procesador rápido y una interfaz atractiva. Un sueño para los tecnófilos: no importa que después de tomar posesión de su cargo su cuenta de e-mail le vaya a ser retirada, la BlackBerry confiscada y el ordenador mantenido lejos del despacho oval, todo por motivos de seguridad.
Pero la magia de los objetos, igual que viene, se va. A Obama lo han pillado cometiendo uno de esos actos capaces de hundir una carrera política para siempre. La exclusiva se la encontró un blogger del Philadelphia City Paper, que sudaba despreocupadamente en el gimnasio, sin esperar ver entrar al mismísimo Obama. "Caminó majestuosamente a través del suelo del gimasio, con pantalones de deporte y su camiseta transpirable.... se subió a la máquina junto a la mía... y se echó una buena sudada mientras leía el USA Today y escuchaba su Zune". ¡Un Zune! ¡El reproductor de mp3 menos cool del mundo! ¡El patético y fallido intento de Microsoft de competir con Apple y su iPod!
Aunque el nuevo Woodward aclararía poco después que quizá el Zune era de uno de sus guardaespaldas, y que vaya usted a saber, después incluso de que un portavoz oficial se viera obligado a desmentir el escándalo y aclarar que Obama sigue siendo un chico iPod, el daño estaba hecho y las páginas web de medio mundo quedaban inundadas por el escándalo bautizado como "Zunegate". Muchos estadounidenses han invadido la red reclamando que les devuelvan YA sus votos. Que han despertado de la Obamanía, que todo había sido una ilusión, que su presidente ha dejado de molar, que ya no saben qué es.
El error de estilo ha sido irreparable. Como si hubieran cazado a Kate Moss comprando ejecutivos color carne en Cortefiel. Los usuarios de Apple han comenzado a exigir una disculpa oficial. "¡Pero si hasta conocíamos sus 'playlists' favoritas!", se lamentan. Algunos han ido más allá y han osado cuestionar gráficamente el gusto, en general, de su presidente electo. Y las dudas sólo han comenzado. Porque, ¿Tiene derecho un presidente a su intimidad tecnológica o su coherencia es una cuestión de estado? ¿Se dejaría usted gobernar por alguien que usa un Zune? ¿Le compraría usted un iPod usado?
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