Fuente: La Tribuna Hispana.
Al exportar más de un 40% de su Producto Interno Bruto, China —a causa de la recesión global— sufrirá particularmente una contracción de su economía con un colapso comercial a escala global. Miles de fábricas ya se están cerrando en China. Solo en la provincia de Guangdong se cerraron 9.000 fábricas por la crisis financiera en EE.UU. según informa el periódico Epoch Times del 26 de Octubre de 2008.
Así, ante la contracción de las exportaciones, China y otros grandes acreedores de la economía estadounidense (los países petroleros árabes) vuelcan sus inversiones hacia adentro en búsqueda de la creación de un mercado interno. Como en el pasado China dependió en alto grado del mercado externo, el país acumuló más reservas internacionales en dólares que ningún otro país emergente. Las reservas internacionales totales crecieron desde el año 2001 a una tasa anual explosiva de 26,5%, alcanzando en agosto de 2008 casi los siete billones de dólares. Más del 70% de las mismas están en manso de los países emergentes con China en primera línea. En agosto de 2008 de pronto se paraliza el crecimiento de las reservas internacionales globales y hasta se observa cierto reflujo. La lectura es que EE.UU. ya no logra obtener crédito externo. A ese punto de la recesión, ¿qué motivo tienen los socios comerciales de EE.UU. para continuar comprando los bonos del tesoro y devaluar sus monedas? Después de eso, lo que queda es un gobierno federal de Estados Unidos insolvente. Conforme los países emergentes como China desean transformar los billones de reservas internacionales que poseen en moneda nacional para financiar su infraestructura interna, la curva podrá adquirir un descenso pronunciado.
Lo anterior comprometería el valor del dólar seriamente y pueda causar incluso su colapso. ¿Cómo se explica entonces que en la actualidad el dólar está subiendo? En su artículo "US Dollar Death Dance", Jim Willie, (www.marketoracle.co.uk ), afirma que es el último tango del dólar ante su colapso. En la actualidad hay una enorme demanda de liquidez para salir de papeles especulativos y compromisos de pago electrónicos. Hay fuga general hacia el efectivo durante una liquidación de mercados en todas las áreas y también acumulación de liquidez porque las empresas no pueden contar con el crédito bancario a corto plazo que usan para pagos de salarios y operaciones en curso. El dólar es la moneda por excelencia para obtener dicha liquidez. De ahí la fuga de capital (a menudo golondrino) de los países del Sur. También hay fuga hacia el dólar en busca de un puerto más seguro. Ello se vislumbró a partir de la reciente crisis en Georgia. El euro perdió inmediatamente terreno. Aunque repunte el dólar, la economía real de EE.UU., está colapsando, ¿Qué pueden hacer los EE.UU. frente a esa crisis? Sin crédito, afirma Christopher Laird en "Sobrevivir el próximo colapso del US Dólar" (www.globalresearch.ca ), las economías del mundo se contraen y malamente y así también la norteamericana.
El crédito NO está volviendo. Cierto, oímos que la tasa Libor (tasa de préstamo entre bancos) ha mejorado. Pero estos prestamistas no están prestando. Ellos cubren sus propias necesidades y acumulan efectivo; tal como se ven obligadas a hacer las empresas desde que los mercados de crédito a corto plazo están congelados. Lo que eso significa para el US dólar es que, mientras el mundo pierde su motor económico y cae en una depresión económica, el muy abusado dólar pierde atracción de invertir en ella. Cuando la depresión económica se haga sentir, los déficit fiscales de Estados Unidos, que ya llegan al billón (trillón en inglés) al año, no tienen financiamiento ya que los socios comerciales dejaran de comprar notas/billetes del Tesoro. Entonces, el US dólar sufrirá el colapso. Hugo Salines Price en su artículo "The strange case of falling international reserves" (www.fanancialsense.com) estima que los países exportadores efectivamente ya no adquieren más deuda norteamericana ni europea. Más bien cada vez más Fondos Soberanos aprovecharán adquirir capital real en Occidente en vez de ampliar el crédito internacional. Si esto es el caso, la deuda en general y especialmente la deuda fiscal norteamericana, que alcanza un billón de dólares este año, ya no encuentran financiamiento externo.
Lo anterior implica una necesidad de financiarlo internamente ya sea sacrificando el sistema de seguros o imprimiendo simplemente dólares. Lo último está sucediendo a gran escala. Ello implicaría una severa inflación en EE.UU. que ya no se puede exportar. ¿Un Nuevo Dólar? Es en la precisa coyuntura actual de un posible colapso del dólar que podamos esperar que se creará un Nuevo Dólar. Adrian Salbuchi en "Crisis terminal del sistema financiero global" (www.asalbuchi.com.ar), estima que el próximo paso es que el Tesoro y la Reserva Federal declaran una emergencia económica nacional e introducen un cambio de moneda —un Dólar Nuevo que se basará otra vez en el patrón oro. Para lograrlo bastaría aprovechar un feriado bancario para instrumentar el recambio de moneda. Para su transición se determinarán, en la opinión de Salbuchi términos beneficiosos para aquellos bancos, empresas, ciudadanos y aliados preferidos (o sea, se les reconocerá un Dólar Nuevo por cada dólar viejo). Luego, con determinados poderosos tenedores de dólares y bonos del tesoro, se negociará según claros intereses geopolíticos, que determinadas instituciones y empresas, podrán transformar sus tenencias en dólares actuales por Dólar Nuevo según otras paridades.
Por último, al resto de los tenedores de dólares —ahorristas privados en todas partes del mundo se les dirá que EE.UU. dejará que el mercado local e internacional determine la paridad entre el Dólar Nuevo y el viejo dólar. Entonces, veremos a los cambistas locales ofreciendo 10 o 20 viejos dólares por cada nuevo. Es un "Corralito a escala global" y una expresión clara del "salvese quien pueda". La introducción de un Nuevo Dólar deja a los tenedores del viejo dólar y todos los papeles (bonos) en esa moneda como papeles sin valor que puedan venderse a partir de entonces en apenas un 10% o tal vez menos de su valor nominal. El costo de este desastre lo pagaría todo el mundo que tenga tenencias en dólares, y no tanto el contribuyente norteamericano.
Las estructuras de poder globales de EE.UU. permiten transferir de esta manera los efectos más nocivos de la crisis a países terceros y sobre todo hacia los países emergentes que poseen el 70% de las reservas internacionales. EE.UU. es el único país que tiene esa alternativa para hacerse frente a la crisis y no es nada improbable que utilice dicho mecanismo. La política tendrá el efecto de una bomba de neutrones en el mercado financiero internacional y arrastrará todo la economía global. Webster Tarpley en su artículo "Secret plan for IMF world dictatorship" (www.financialsense.org) advierte, en este contexto, de una tendencia durante la administración Barack Obama hacia un gobierno mundial donde EE.UU. no pierda el poder monetario. Hay un plan con el primer ministro británico Gordon Brown de crear un nuevo sistema monetario internacional con un gobierno global. No es un Bretton Woods II, como afirman, sino tratase de un intento de instaurar un poder mundial bajo su control que impondría sus políticas en todos los países, acabando con lo que queda de la soberanía nacional. Un Banco Central Mundial haría a su vez las regulaciones del caso para tener un control mundial sobre los recursos naturales.
La política implicaría mayor austeridad, sacrificio, desregulación, privatización, salarios más bajos, lucha anti sindical y más libre comercio y una carrera sobrepasando todos los límites y prohibiciones de la tecnología avanzada. El plan implicaría una estrangulación de la humanidad para salvar el capital de Occidente. Es de esperar que Brasil, Rusia, India y China (los países BRIC) se opondrán a semejante plan. Estos países emergentes, junto con los países exportadores de petróleo, son los países acreedores. Los países occidentales y en primer lugar EE.UU., son países deudores. Es poco probable que los deudores logren imponer tales condiciones a sus acreedores al menos no sin el recurso de la guerra. Es probable, afirma Salbuchi que las autoridades norteamericanas no logren imponer su criterio ni superar la crisis y económica.
Entonces se plantea el tema en el plano geopolítico, promoviendo una mayormente generalizada situación de guerra global que permita pasar los efectos de la crisis a terceras naciones. Además de imponer limitaciones estrictas a las libertades internas en EE.UU. bajo pretexto de la grave crisis nacional, se intervendrá militarmente en diversas partes del mundo, y se moviliza al país (y sus aliados) hacia la defensa ante un enemigo creado. No se puede descartar un nuevo (auto) atentado en territorio estadounidense o contra intereses norteamericanos o de sus aliados en otras partes del mundo. Otra amenaza muy concreta y últimamente divulgada en la prensa oficial es un ataque unilateral contra Irán llevado a cabo por Israel tras recibir la luz verde para iniciarlo de EE.UU.. Luego arrastrará a EE.UU. en la consiguiente guerra. La geopolítica por la prevención de la guerra (nuclear) y por la paz será más necesario que nunca en los años venideros.
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