SimCity ha dejado de ser el juego en el que los edificios brotaban como por arte de magia del terreno. La planificación de las ciudades ha dado un giro en esta nueva entrega que propone construir las nuevas urbes casa por casa.
Allí donde antes se extendían vastas áreas comerciales, industriales y residenciales ahora cobra importancia el detalle. 'Lofts', viviendas duplex, bares de barrio, charcuterías, cines, boleras, observatorios o centros de arte forman parte de la mezcla variada y muy extensa de construcciones disponibles de las que podremos disfrutar de cerca con un zoom de más aumentos.
Las posibilidades de personalizar la ciudad se multiplican, sobre todo porque el aspecto de los edificios varía según queramos construir una ciudad industrial, romántica, o hippie, entre otras. Sin embargo, se echa de menos tener la posibilidad de modificar el terreno a la hora de trazar las carreteras. En el nuevo SimCity, que viene concienciado con el medio ambiente, habrá que adaptarse al entorno.
Este modo de juego, en el que cada nueva construcción tiene un impacto sobre los atributos sociales y económicos, permite que el alcalde controle de forma más consciente los cambios en su ciudad. Una notable diferencia respecto a anteriores versiones en las que a veces se desataba una emigración masiva de sims y la ciudad se precipitaba al desastre sin saber muy bien por qué.
Otra de las novedades es que ya no habrá que apretarse tanto el cinturón para llegar al fin de mes. Electronic Arts ha querido hacer esta secuela jugable y fácil. Bastará garantizar un equilibrio entre los diferentes valores para que los 'simoleones' inunden las arcas. Con dinero a espuertas sólo queda centrarse en el diseño de las manzanas, disfrutar de la vista de los rascacielos desde el otro lado del río gracias a los nuevos gráficos 3D o hacer un sondeo de opinión a pie de calle a los sims que acuden, como cada día, a trabajar.
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