La pérdida anual más grande que haya registrado un fabricante japonés en la historia impulsó a la acción a los ejecutivos de Hitachi Corporation, el gigante de la electrónica e ingeniería, de un siglo de antigüedad, que toma su nombre de esta ciudad industrial azotada por el viento, en la costa del Pacífico.
Desde que experimentó esa pérdida de 787 mil millones de yenes, o 9,2 mil millones de dólares, en el año 2009, Hitachi ha puesto en escena un impresionante cambio y ha registrado un récord de 347 mil millones de yenes (4 mil millones de dólares) en ganancias netas en el año, hasta marzo de 2012, mientras que rivales, como Sony, Sharp y Panasonic continúan luchando .
Pero en Hitachi, una ciudad de 190.000 habitantes y el centro de producción de la compañía desde hace muchos años, hay pocos festejos. En cambio, las calles desiertas y los talleres cerrados hablan de la pesada carga impuesta por la racionalización agresiva, la reducción de costos y la deslocalización en la que se ha basado la recuperación de Hitachi.
Las fortunas divergentes de Hitachi y su ciudad natal resaltan una realidad incómoda: Es poco probable que las medidas audaces que podrían revivir a los gigantes de la electrónica de Japón en crisis traigan de vuelta los empleos, las oportunidades y el crecimiento que el país necesita desesperadamente para reactivar su economía.
El futuro para la asediada industria electrónica de Japón, por ahora, es una estrategia de globalización que desplaza la producción y las adquisiciones desde el Japón de los altos costos hacia lugares más competitivos en el extranjero. Mientras que los gigantes japoneses de la fabricación se hacen verdaderamente globales, un país que tanto ha dependido de sus fabricantes para el crecimiento tiene que buscar otras fuentes de empleo y oportunidades (como sus nuevos empresarios), una transformación que resulta mucho más fácil en la teoría que en la práctica.
"El cierre de plantas en Japón es un gran problema, y nosotros no tomamos los recortes a la ligera", dijo Hiroaki Nakanishi, quien es el presidente y jefe ejecutivo de Hitachi, en una entrevista que concedió a fin de año, en Tokio. "Pero para volver al crecimiento, tenemos que cortar lo que no trae ganancia. Debemos ser decisivos".
Japón todavía continúa lidiando con las consecuencias del imparable declive (que duró una década) de su sector de electrónica, el cual, en su momento, fue un motor de crecimiento y una piedra angular de su economía. Las dos compañías más importantes de electrónica de Japón, Hitachi y Panasonic, cuentan cada una con más ventas que todo el sector agrícola del país, y otras grandes empresas de electrónica se aproximan a estas cifras.
Pero durante más de una década, estas empresas de tecnología han experimentado poco crecimiento.
Durante los últimos 15 años, el crecimiento anual de las ventas, en las ocho empresas más importantes de tecnología de Japón, promedia el cero, según Eurotechnology Japón, que es una compañía de investigación y consultoría, ubicada en Tokio.
La culpa se atribuye al desplome de los precios de todos sus productos, provocado por la intensa competencia de rivales en Corea del Sur y en Taiwán , a medida que la electrónica se hace cada vez más ampliamente intercambiable. Sobrecargados y fuera de foco, los gigantes japoneses de la tecnología también cedieron gran parte de su vanguardia a las empresas más innovadoras, como Apple. La incapacidad de Japón para mantenerse al día con un cambio en la industria orientado hacia el software y los servicios ha agravado los males.
Sobre todo, los altos costos de operación en Japón, agravados por un yen fuerte, pesan mucho sobre las finanzas de los exportadores. En el año, hasta marzo de 2012, Panasonic, Sony y Sharp perdieron un total de 19 mil millones de dólares; esto es más que el producto bruto interno de Jamaica.
Sin embargo, incluso entre sus compañeros, Hitachi se destacó por la profundidad de sus pérdidas. Después de una década de crecimiento escaso o negativo, Hitachi cayó primero y más estrepitosamente, registrando así su gran pérdida en pleno apogeo de la crisis financiera mundial, debido a las grandes amortizaciones y pérdidas en sus negocios de electrónica.
La prensa local entró en un frenesí respecto de lo que llamó "el shock Hitachi", mientras que las acciones de la compañía cayeron a un tercio de los niveles registrados antes de la crisis. Los ejecutivos de Hitachi advirtieron que el futuro de la compañía estaba en riesgo.
"¿Puede un elefante enorme, que siempre se quedó sentado en vez de cambiar, esperar un cambio ahora?", se preguntaron en una editorial del Nikkei en ese momento.
La evaluación que hace Hitachi de sus operaciones desde entonces, y su disposición de empuñar el hacha sobre los negocios que pierden dinero, ha sorprendido incluso a los más desdeñosos de los analistas.
Hitachi una vez tuvo casi 400.000 empleados en mil grupos, los que a menudo eran superpuestos y competían entre sí. Dichos grupos creaban productos tan diversos como televisores, unidades de disco duro, chips, asientos de inodoro con calefacción, ascensores y reactores nucleares. Bajo el liderazgo de Nakanishi, quien asumió el mando en 2010, la compañía ha reducido o vendido sustancialmente negocios que perdían dinero, incluyendo a los que producían chips, televisores de pantalla plana, pantallas de cristal líquido, teléfonos móviles y computadoras personales.
La racionalización fue implacable. Hitachi logró un cambio en el sector que producía unidades de disco duro, sólo para venderla a una empresa estadounidense el año último, después de considerar que el negocio seguía siendo demasiado volátil. Ahora, Hitachi ha reducido su imperio expansivo a 939 empresas y Nakanishi dice que está lejos de haber terminado.
"El mensaje continuo parece ser que el 'aquí no pasa nada' ya no se aplica", dijo Damian Thong, un analista de tecnología de Macquarie Securities, en una nota reciente a los clientes.
El alejamiento más llamativo ha sido el de la electrónica de consumo por parte de Hitachi, personificado por su abandono, este año, de la fabricación de televisores, actividad que había llevado a cabo durante medio siglo. La electrónica de consumo representó sólo el 9 por ciento de sus ingresos para el año, hasta marzo de 2012, lo que es casi la mitad de lo registrado hace una década; y se espera que esa cifra siga cayendo este año.
En su lugar, Hitachi se centra en proyectos de infraestructura, que incluyen a los servicios de tecnología de la información y a sistemas de redes, así como a la generación de energía, los ferrocarriles y la maquinaria industrial, impulsando de este modo su crecimiento en el extranjero. El mes último, Hitachi compró el proyecto nuclear Horizon, en Gran Bretaña, por 1.100 millones de dólares, allanando así el camino para que la compañía japonesa construya sus primeros reactores nucleares fuera de Japón. La empresa también está manteniendo conversaciones con Lituania ya que tiene planes de construir una planta nuclear allí.
"Los nuevos empleos vinculados con la fabricación en Hitachi vendrán de la mano de nuevos negocios internacionales", señaló Gerhard Fasol, quien es el fundador de Eurotechnology Japan y ex gerente de investigación y desarrollo de Hitachi, en Gran Bretaña.
Eso ha significado la disminución de oportunidades de trabajo en Hitachi y en Japón. Desde 2008, la cantidad de trabajadores en Hitachi se ha reducido un 17 por ciento (a 323.500), y una tercera parte de estos trabajadores se encuentra ahora en el extranjero. A medida que Hitachi terceriza más partes y materiales, una completa matriz de proveedores está desapareciendo en el país.
El dolor se siente aquí, en la ciudad de Hitachi. El lugar alguna vez fue un centro industrial bullicioso, pero la cantidad de puestos de empleo en el sector de la fabricación ha disminuido casi un 20 por ciento en la última década, lo que refleja una caída similar en la población de la ciudad.
El único shopping que había en la ciudad de Hitachi cerró sus puertas a finales del año 2008. La ciudad perdió todas sus salas de cine. Su distrito de bares, llamado Saiwaicho (que se traduce como "ciudad feliz"), se encontraba casi desierto un día de semana por la noche. Un alto árbol de Navidad (patrocinado por Hitachi, según su placa) estaba solo en una plaza vacía.
Ahora, los lugareños están preocupados por el proyecto de fusión, que fue anunciado el mes último, entre el negocio de energía térmica de Hitachi y el de Mitsubishi Heavy Industries, el cual podría llevar a más pérdidas de empleo en una planta de turbinas. Las promesas recientes de debilitar el yen, por parte del novato primer ministro, Shinzo Abe, han sido respondidas con suspiros que indican que tales políticas son demasiado pocas y que han llegado demasiado tarde.
"Hitachi podría haberse recuperado, pero ¿cuáles son los beneficios para la ciudad, o para el país?", se preguntó Toyohiko Baba, un ingeniero en tecnología de la información que trabaja desde hace 40 años en Hitachi y que dirige el consejo de trabajadores que busca promover los derechos de los empleados. "¿Qué sentido tiene el resurgimiento de Hitachi?"
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