IFA, como la madrileña
SIMO, ha cambiado con el tiempo. Desde 1924, año de su primera edición,
la feria alemana ha sido un encuentro dedicado a la tecnología.
Entonces, la radio era el centro de atención. Ahora, para cruzar el
umbral del recinto hay que pasar por un tambor gigante de lavadora. En
Berlín se junta toda la cacharrería de última generación con los
electrodomésticos, de ahí el reclamo de la puerta, los pabellones con
microondas y frigoríficos y una cierta preocupación por el consumo
energético que hasta hace poco eran las señas de identidad del evento y
que cada vez quedan más diluidas. Solo la japonesa Panasonic se destaca
en su compromiso verde, más allá de la moda.
Si CES en LasVegas es el comienzo de año, con todas las novedades para la primavera, la cita alemana marca las tendencias de la Navidad. Desde este viernes que ha abierto sus puertas hasta el miércoles 5 de septiembre se espera que se superen los 250.000 visitantes. Como es lógico, el número se justifica porque la feria está abierta al público, en lugar de mantenerse hermética a los profesionales.
La batalla por acaparar titulares hizo que la primera presentación fuese el miércoles por la tarde. Sony abrió el fuego con Kazuo Hirai, su consejero delegado, como maestro de ceremonias. Marcó las tres líneas básicas de su empresa: entretenimiento, móviles e imagen digital. En un discurso lleno de sinceridad, llegó a decir “tenemos que ser críticos y honestos con nosotros y recuperar la sonrisa de la gente” y apeló, muy en la estela de Apple, a las emociones: “Queremos traer una sonrisa a la gente”.
Aunque apenas se habla de videojuegos, Sony puso el foco en Wonderbook, una tecnología de realidad aumentada que estrenará J. K. Rowling, la creadora de Harry Potter. Al igual que en sus portátiles y móviles, la empresa japonesa estrena ordenadores de pantalla táctil y diversos diseños: con asa, plegables, híbridos... La gama de móviles Xperia crece, no solo con Xperia T, que será el teléfono de James Bond, sino también con el más asequible, J. La tableta actual de Sony tendrá sucesora, más remozada, más fina y con un amplio número de accesorios. Se llamará Xperia y, al margen de la necesidad que tiene Google por hacer que su sistema operativo permita prestar la tableta, incluye un software de creación de perfiles que permite dejarla en el salón sin miedo a que nadie curiosee los archivos que no debe.
Lenovo y Dell también tienen la mirada puesta en los ordenadores. La primera mantiene un equilibrio entre Google para tabletas y el futuro Windows 8 en sus portátiles Think Pad. La segunda intenta salir a flote con los precios como reclamo a falta de mejores diseños para atraer al público generalista. Sigue la lluvia de tabletas, transformables en ordenador o no, con Android o para el próximo Windows 8. Son algo más que una tendencia, son una medida desesperada por plantar cara a Apple y sus ordenadores y tabletas. Si Windows lo tienen muy difícil en móviles, quizás en los ordenadores móviles no tantos, pues aún se están conformando las alternativas al iPad, por mucho dominio que tenga.
La empresa de la manzana es otro gran protagonista, como siempre ausente y presente a la vez. No interviene, no tiene presencia, pero la posibilidad de que a mediados de mes presenten un nuevo iPhone ya hace que muchos de los móviles recién estrenados pasen a segundo plano. Por no hablar de la gran cantidad de fabricantes que ofrecen complementos para sus productos.
No solo Samsung renueva su catálogo de móviles. También se apuntan la coreana LG y la taiwanesa HTC, de la mano de Android, con pantallas más generosas, baterías supuestamente más duraderas y mejoras de audio.
Pero el sistema operativo de Google va más allá. En su conquista silenciosa del hogar se ha entretenido en ser el cerebro de una cámara fotográfica de Samsung y en el de los televisores. La idea en principio es buena. En las teles amplía el campo de uso y posibilidades, al tiempo que cambia la forma de consumo de televisión con parrilla y emisiones marcadas. En las cámaras y demás artilugios que se suceden con el robot verde como sistema operativo se vislumbran posibilidades, como compartir en Internet o retocar al instante, pero también cierta falta de fluidez. La cámara, por ejemplo, permite ajustar los parámetros, pero a costa de retrasar la velocidad de disparo.
Disperso o no, lo cierto es que Android se mueve mucho más deprisa que Apple. Quizás la manzana haya ganado para siempre la batalla de los sistemas operativos en las tabletas, pero el sistema abierto de Google se extiende por fabricantes y aparatos, como pasa con las cámaras fotográficas y los televisores, y nadie duda de que este viejo aparato seguirá siendo clave para el entretenimiento en el hogar.
Si CES en LasVegas es el comienzo de año, con todas las novedades para la primavera, la cita alemana marca las tendencias de la Navidad. Desde este viernes que ha abierto sus puertas hasta el miércoles 5 de septiembre se espera que se superen los 250.000 visitantes. Como es lógico, el número se justifica porque la feria está abierta al público, en lugar de mantenerse hermética a los profesionales.
La batalla por acaparar titulares hizo que la primera presentación fuese el miércoles por la tarde. Sony abrió el fuego con Kazuo Hirai, su consejero delegado, como maestro de ceremonias. Marcó las tres líneas básicas de su empresa: entretenimiento, móviles e imagen digital. En un discurso lleno de sinceridad, llegó a decir “tenemos que ser críticos y honestos con nosotros y recuperar la sonrisa de la gente” y apeló, muy en la estela de Apple, a las emociones: “Queremos traer una sonrisa a la gente”.
Aunque apenas se habla de videojuegos, Sony puso el foco en Wonderbook, una tecnología de realidad aumentada que estrenará J. K. Rowling, la creadora de Harry Potter. Al igual que en sus portátiles y móviles, la empresa japonesa estrena ordenadores de pantalla táctil y diversos diseños: con asa, plegables, híbridos... La gama de móviles Xperia crece, no solo con Xperia T, que será el teléfono de James Bond, sino también con el más asequible, J. La tableta actual de Sony tendrá sucesora, más remozada, más fina y con un amplio número de accesorios. Se llamará Xperia y, al margen de la necesidad que tiene Google por hacer que su sistema operativo permita prestar la tableta, incluye un software de creación de perfiles que permite dejarla en el salón sin miedo a que nadie curiosee los archivos que no debe.
Lenovo y Dell también tienen la mirada puesta en los ordenadores. La primera mantiene un equilibrio entre Google para tabletas y el futuro Windows 8 en sus portátiles Think Pad. La segunda intenta salir a flote con los precios como reclamo a falta de mejores diseños para atraer al público generalista. Sigue la lluvia de tabletas, transformables en ordenador o no, con Android o para el próximo Windows 8. Son algo más que una tendencia, son una medida desesperada por plantar cara a Apple y sus ordenadores y tabletas. Si Windows lo tienen muy difícil en móviles, quizás en los ordenadores móviles no tantos, pues aún se están conformando las alternativas al iPad, por mucho dominio que tenga.
La empresa de la manzana es otro gran protagonista, como siempre ausente y presente a la vez. No interviene, no tiene presencia, pero la posibilidad de que a mediados de mes presenten un nuevo iPhone ya hace que muchos de los móviles recién estrenados pasen a segundo plano. Por no hablar de la gran cantidad de fabricantes que ofrecen complementos para sus productos.
No solo Samsung renueva su catálogo de móviles. También se apuntan la coreana LG y la taiwanesa HTC, de la mano de Android, con pantallas más generosas, baterías supuestamente más duraderas y mejoras de audio.
Pero el sistema operativo de Google va más allá. En su conquista silenciosa del hogar se ha entretenido en ser el cerebro de una cámara fotográfica de Samsung y en el de los televisores. La idea en principio es buena. En las teles amplía el campo de uso y posibilidades, al tiempo que cambia la forma de consumo de televisión con parrilla y emisiones marcadas. En las cámaras y demás artilugios que se suceden con el robot verde como sistema operativo se vislumbran posibilidades, como compartir en Internet o retocar al instante, pero también cierta falta de fluidez. La cámara, por ejemplo, permite ajustar los parámetros, pero a costa de retrasar la velocidad de disparo.
Disperso o no, lo cierto es que Android se mueve mucho más deprisa que Apple. Quizás la manzana haya ganado para siempre la batalla de los sistemas operativos en las tabletas, pero el sistema abierto de Google se extiende por fabricantes y aparatos, como pasa con las cámaras fotográficas y los televisores, y nadie duda de que este viejo aparato seguirá siendo clave para el entretenimiento en el hogar.
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