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2012/06/08

Las colecciones de cromos dan el salto a la red


¿Quién no ha coleccionado alguna vez los cromos de la Liga de fútbol española? ¿O de los Simpson, de coches fantásticos o de las diferentes sagas de Bola de Dragón? Habituales hace unos años en los patios de colegio y en las reuniones infantiles, en la actualidad los cromos han perdido presencia en las calles pero continúan teniendo muchos adeptos entre los más jóvenes, y entre los que ya no lo son tanto. Eso sí, los tiempos han cambiado para todos, también para los coleccionistas, que poco a poco van confiando en Internet para llevar a cabo esta práctica. De ahí el éxito de Ilustrum, una plataforma social que compila colecciones y que permite crear nuevas preservando la esencia del mercadeo. Ya ha superado la cifra de 50.000 usuarios registrados y crece a un ritmo trepidante.
La idea fue concebida en Tarragona. Uno de sus ideólogos es Albert Abelló, un joven ingeniero en telecomunicaciones de 24 años –actualmente vive y estudia en Finlandia– que, como muchos otros, tenía una gran afición por iniciar colecciones de cromos y dejarlas a medias. “Todo parte de experiencias personales pero comunes, que mucha gente puede haber vivido, y lo que hemos hecho con Ilustrum es cubrir la necesidad que todos tenemos de coleccionar cosas, pero adaptándola a la velocidad de los nuevos tiempos y de la red”. “Hasta el momento podíamos dedicar semanas para acabar un álbum; con Ilustrum es posible lograrlo en unas pocas horas”, afirma.
La plataforma social se alimenta y crece a través de los contenidos que aportan los propios usuarios. Es decir, un jugador sube a la web una colección sobre cualquier temática –hay ya más de 70 y en varios idiomas– y propone una serie de preguntas que los visitantes interesados en ella deben adivinar para hacerse con los cromos que la integran. Según la rapidez en la respuesta, el juego entrega entre uno y cuatro cromos, que se pueden “enganchar” en el álbum o, si alguno de ellos está repetido, se puede intercambiar con otros usuarios. Incluso, existe la posibilidad de comprar los que falten, y cada vez hay más gente dispuesta a ello. Eso sí, como pasa con los cromos “físicos”, aquí también hay ejemplares difíciles de obtener.
Más allá del juego
Pero, ¿qué pasará con el coleccionista clásico? Según Abelló, “el aficionado romántico, el de toda la vida, seguirá existiendo por muchas herramientas y aplicaciones online que tenga a su disposición, y eso es bueno y lógico”. “Lo que hacemos nosotros es abrir las puertas de un mercado virtual donde los contenidos son generados por la misma comunidad a un ritmo vertiginoso”, explica el ideólogo de Ilustrum. Y es que, si antes eran las editoriales las que llevaban la iniciativa y los coleccionistas se amoldaban a lo que ponían en circulación, ahora son estos los que tiran del carro y crean productos 100%  adaptados a sus gustos y necesidades, “con una aceptación altísima”.
Albert Abelló reconoce que no se habían imaginado que el proyecto tuviera tanto éxito en tan poco tiempo. “Primero vimos cómo un grupo de usuarios brasileños y mejicanos entraba en la plataforma, luego que había gente que llegaba a encontrar pareja interactuando a través del juego y, una de las últimas sorpresas, ha sido ver que Ilustrum puede ser de utilidad para el campo de la educación, por la posibilidad de aportar e intercambiar contenidos”.
En este sentido, los alumnos y profesores de ESO de la escuela Joan Roig de la ciudad de Tarragona han creado un nuevo coleccionable dedicado a las bellas artes y a la escultura. Han dedicado horas a buscar contenidos, a informarse y a generar preguntas para ser contestadas por los usuarios que quieran completar la colección, adquiriendo conocimientos de una manera divertida y amena.

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